¿Y si comer pudiera ayudar a resolver el problema de la integración en la región parisina? De acuerdo, quizás no resolverlo del todo, pero al menos dar unos pasos para tratar de encontrar una solución. Es la propuesta de la asociación Ile du Monde (Isla del Mundo), a través de su proyecto “Encuentro de cocina Isla del Mundo”.
Desde que se creó la asociación en 2012, Ile du Monde tiene como objetivo la puesta en valor y la preservación del patrimonio cultural inmaterial derivado de la diversidad en Ile de France a través del encuentro con otros. “En toda la región de Ile de France existe una gran diversidad cultural que no se reconoce de manera concreta, sabemos que hay barrios magrebíes, africanos, chinos, etc., conocemos los estereotipos de sus culturas pero no los conocemos verdaderamente”, explica Pepe Pastor, uno de los cofundadores de Ile du Monde.
Uno de los aspectos fundamentales es el reconocimiento de la cultura del otro como una riqueza, y no como un lastre. “El modelos francés, lamentablemente, es un modelo de asimilación, por lo tanto tienes que aprender el idioma, la cultura francesa y demás, lo que no deja de ser una buena idea, pero está implícito de que el migrante debe olvidar su cultura, y no soy yo quien lo dice, hay varios trabajos que hablan de esto. Pensamos que el modelo tiene que cambiar; por supuesto que hay que integrar a la gente, pero a través de que la cultura de recepción reconozca a esta nueva cultura, así es más simple poder expresarse e integrarse”, expresa Pastor.
Para Carlo Barletta, cofundador de la asociación, es necesario vencer el miedo de conocer al otro. “Creo que el problema principal de la integración en las distintas comunidades es que hay que conocerse, la actividad de la asociación favorece el encuentro con otros. Después está la comprensión, una vez que nos comprendemos, nos aceptamos en la propia diversidad. Es que la diversidad, antes de conocerla, da miedo porque el extranjero es extraño, es raro, el extranjero es diferente porque tiene costumbres diferentes”.
Para combatir los estereotipos y favorecer una verdadera integración desarrollaron el proyecto «Encuentro de cocina» que consiste en darle valor a una “tradición culinaria a partir de una economía colaborativa”, explica Pastor, es decir, un “servicio de particular a particular con una plataforma en línea donde se hace la puesta en relación entre las personas que estén interesadas en descubrir al otro, en una cultura y, por supuesto, en comer bien; y de personas que no son cocineras profesionales, pero que tienen un oficio culinario importante y entonces pueden ofrecer propuestas de cocina en su casa, ya sea comidas o talleres, o también la posibilidad de ir a domicilio”.
La vuelta al mundo en 80 platos
En la asociación participan cocineros de 19 países diferentes, que representan 25 regiones culturales; es decir que en un mismo país pueden coexistir culturas diversas.
Para la mayoría de los cocineros, confrontarse con tener que explicar su cultura a gentes que no la conocen o que la conocen erróneamente, es un verdadero desafío. “Cuando cocino en mi casa siempre me pregunto acerca de lo que voy a presentar de mi cultura y de mis orígenes, porque la gente pregunta por qué hiciste tal o cual plato. ¿No tienes otros? Y hay gente que llega con algunos preconceptos. Es un trabajo de cuestionamiento sobre nosotros mismos”, cuenta Annarita, una cocinera italiana de la región de Pulla.
Para Diana, cocinera rumana, uno de los puntos fuertes del Encuentro de cocina Isla del Mundo es la veracidad de los intercambios entre cocineros y participantes. “No es un restaurante de cinco estrellas en donde tienes que estar de smoking; te comportas en forma natural, eres tú misma, puedes bromear y la gente aprecia eso, no quiero hacer una actuación de quien soy o de mi cultura, es una libertad que no encontramos en la restauración”.
Ile du Monde invita a abrir la mente a través del estómago, a cambiar de aires sin salir de París, y al encuentro del otro sin prejuicios ni ideas preconcebidas. Sencillamente, sentarse a la mesa y desarrollar el gusto por la diversidad.