Los problemas de contaminación del aire que provoca un incendio de estas características son gravísimos. Entre las sustancias que se emiten a la atmósfera en grandes cantidades están, según los estudios de la agencia estadounidense de medio ambiente EPA, las partículas PM10 o sustancias muy peligrosas como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), los cancerígenos benceno y benzo(a)pireno, dioxinas, furanos e importantes cantidades de metales pesados.
No es de extrañar, por tanto, que esta agencia recomiende que, ante un incendio de neumáticos, “cualquier área expuesta a la columna de humo o sujeta a exposición por vientos cambiantes debería ser evacuada como medida de precaución”.
También hay que tener en cuenta que el agua usada en la extinción del incendio arrastra los aceites y sustancias que liberan los neumáticos al quemarse, contaminando los cursos de agua con sustancias muy peligrosas, como los HAP, los fenoles y los metales pesados.
El macrovertedero surgió en 1990 como depósito temporal de neumáticos, a la espera de ser reciclados, pero acabó convirtiéndose en un enorme almacén permanente, carente de autorizaciones. En 2003 el vertedero fue declarado ilegal por no respetar las normas medioambientales. La empresa que gestionaba el depósito, denunciada ante la justicia, abandonó el lugar y en 2010 una decisión judicial declaró los neumáticos «bienes abandonados», dejándolos a disposición del Ayuntamiento de Seseña. Desde entonces se han producido varios anuncios de actuación por parte del Ayuntamiento de Seseña y de la Comunidad de Madrid, pero la realidad es que no se ha hecho nada.
Ecologistas en Acción considera que estamos ante un problema ambiental y de salud muy grave, consecuencia en buena medida de la paralización de las administraciones competentes. Por ello será necesario, además de investigar el origen del incendio, aclarar las posibles responsabilidades de quienes han permitido la existencia de este macrovertedero.