Según un comunicado de la Fundación Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), que dirige el argentino, Morales es un luchador permanente “por la justicia social y el respeto a la diversidad cultural”, y destacaba “su tarea constante en la integración latinoamericana caribeña, el respeto, la paz y la convivencia entre las naciones”.

Asimismo, el escrito remarcaba “su permanente predisposición a la solución pacífica de los conflictos, demostrada como dirigente sindical y presidente en el curso democrático, pacífico, humanista, popular, inclusivo, de unidad nacional y latinoamericanista que ha dado a su gobierno, y su preocupación por el cuidado del medio ambiente”.

La postulación de Morales fue realizada en una conferencia de prensa el martes 16 de marzo, brindada por el propio Perez Esquivel, el politólogo argentino Atilio Borón y la miembro de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas. Los impulsores de la candidatura anunciaron la conformación de un comité de notables para llevar adelante la campaña de apoyo a la candidatura.

“Es un ejemplo para el continente”, aseguró Perez Esquivel al referirse a Morales en un acto realizado en Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires. Y agregó que el boliviano estaba llevando a cabo una “transformación en base a la participación social y sin acudir a la violencia”.

Este no es el primer pedido que el último Premio Nobel argentino de la Paz eleva al comité noruego. Ya lo había hecho con el dirigente sindical polaco Lech Walesa y con la dirigenta indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, la última latinoamericana en recibir el galardón en 1992.

La oficialización de la candidatura de Morales logró reavivar las polémicas desatadas por algunas decisiones del comité de notables noruego en los últimos años, como el otorgamiento del premio al presidente estadounidense Barack Obama.

“Tampoco puedo estar de acuerdo con que se le haya entregado este premio al ex secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger”, declaró Pérez Esquivel según la agencia de noticias Télam, un personaje acusado de promover “los golpes de Estado en América latina, especialmente en Chile”.

Recordó, como explicación indirecta de decisiones que consideró contradictorias, con que los integrantes del comité del Premio Nobel “no son siempre los mismos, sino que se renueven por decisión del parlamento noruego y de las iglesias de ese país”.

La periodista y escritora Estela Calloni, que acompañó a Perez Esquivel, afirmó que la distinción significaría también una “dignificación de los pueblos originarios de Bolivia y América latina al cumplirse dos siglos de la independencia del colonialismo español”, informó Telam.

Luis Romero, representante de los pueblos originarios del Serpaj, recordó asimismo que tras 183 años de marginación, los indígenas bolivianos fueron finalmente incluidos en la actual Constitución que hace de Bolivia un Estado Plurinacional.

Esa misma constitución, impulsada por el gobierno de Morales, sancionó, por primera vez en América Latina, la renuncia a la guerra como método para resolver los conflictos.