Pasaron 50 meses de invisibilización, desde la desaparición forzada de un pibe que no hizo absolutamente nada; un chico que no nació rico y tuvo el tupé de usar visera, como si un pobre se pudiera vestir como quisiera. Sí, ya pasaron 50 meses de noticias boludas, diseminando mil dudas y consolidando nuestra única certeza: se lo llevó la Policía cordobesa.
Por La Garganta Poderosa
Mientras miramos los noticieros, mientras persiguen a los manteros, mientras Doman vende amores, mientras Obama tira flores, mientras Mirtha disfruta el banquete, mientras saltan ballenas en el billete, mientras se alarman por la grieta, mientras Carrefour nos pone a dieta, mientras lo que importa es la cerveza, mientras se tiran carpetazos por la cabeza, mientras Balcarce se sube al sillón, mientras van prófugos a televisión, mientras Fariña sale a pasear, mientras el Chano vuelve a chocar, mientras bautizan a la jirafa, mientras se tironean la AFA, mientras Fantino entrevista gente, mientras se filtra un video caliente, mientras Claudia discute con Diego, mientras la prensa resuelve su ego, mientras miramos la novela, mientras se casan Vila y Pamela, mientras te muestran La Saladita o mientras se divorcia Pampita, casi sin darte cuenta, como tantas otras veces, un silencio rotundo altera la fiebre del distraído: desde hace 50 meses, Facundo Rivera Alegre está desaparecido.
Cuando estamos llorando, cuando estamos marchando, cuando estamos tipeando, cuando estamos gritando, los vecinos del Yape lo estamos buscando.
Facundo nació el 12 de marzo de 1992.
Y el 19 de abril del 2011, Viviana se volvió su voz.
Sonia Torres, Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba, busca a Silvia como a Facundo, entre los dueños de la misma impunidad y el mismo secreto, ésos que aún mantienen cautiva la identidad de su nieto.
Con la sangre que brota de la historia que escribe José Manuel de la Sota, han borroneado el nombre de Facundo, para que no dudaras un solo segundo de la sonrisa que Schiaretti estaba ostentando en tu televisor: Viviana sigue esperando que la atienda el Gobernador.
Sonia y Vivi.
La potencia, el sentimiento.
La resistencia con acento.
Soñá y viví.
Sabelo,
Facundo escribió el pañuelo.
¡A dónde vayan, los iremos a buscar!
