El tratado internacional que prohíbe la producción y el uso de bombas racimo entrará en vigor el 1 de agosto de este año tras ser ratificado por una treintena de países, informó la Organización de las Naciones Unidas.

En un comunicado, el Secretario General del organismo mundial, Ban Ki-moon, describió el hecho como un gran avance en el desarme global y una muestra de la repulsa mundial al impacto de esas armas.

Recalcó que esas municiones son armas poco fiables y precisas, que matan y mutilan a la población civil incluso mucho tiempo después de terminados los conflictos.
La ONU calcula que el 98% de sus víctimas son civiles y que el 40% de ellas son niños.
Burkina Faso y Moldavia han sido los últimos en sumarse a la Convención. Estados Unidos, Rusia, China e Israel no han ratificado todavía el tratado.

Algunos -letales- datos…

En Laos, el país más afectado por las bombas de racimo, la aviación estadounidense lanzó 260 millones de submuniciones entre 1964 y 1973, el equivalente a la carga de un bombardero B52 cada ocho minutos durante nueve años.

En 2006, Israel lanzó cerca de 1,800 bombas de racimo contra Líbano en su ataque de 34 días. Actualmente, grandes números de proyectiles de artillería, bombas y bombas de racimo lanzados por el ejército israelí están esparcidos sin estallar en campos, casas y calles del sur de Líbano. Estas bombas de racimo han matado o herido a un promedio de tres personas al día desde que concluyó el conflicto hace 4 años.

Dispersas en los campos, estas armas hacen peligroso el cultivo de alimentos y siguen provocando muchas muertes décadas después de terminados los conflictos.
El alcance del tratado se ve limitado por la ausencia de los principales fabricantes y usuarios, como Estados Unidos, Rusia, China, Israel, India y Pakistán, a quienes la ONU ha llamado la atención constantemente.

¿Qué es una bomba de racimo?

Una bomba de racimo o bomba «clúster» es una bomba de caída libre, o dirigida, lanzada desde el aire o desde la superficie, que al alcanzar una altura concreta, medida por un altímetro, se abre dejando caer cientos de sub-municiones o bombetas de diversos tipos, de alto poder explosivo, antipista, antipersona, perforantes, incendiarias, etc.

Este tipo de bombas, debido a su amplitud y al gran número de sub-municiones, hasta 300, son usadas para atacar a objetivos militares dispersos, como concentraciones de tropas, columnas de blindados, o para negar el uso de una zona o instalaciones como el caso de aeródromos. Pero también debido a estas características, a menudo hiere y mata a civiles, especialmente cuando es usada en zonas urbanas.

Las bombas de racimo (BASM) pueden contener varios cientos de “bombitas” que se dispersan en un vasto perímetro pero no estallan al mismo tiempo, convirtiéndose así en minas antipersona, prohibidas por la Convención de Ottawa de 1997.

Según Handicap International, unas 100,000 personas, el 98% de las cuales eran civiles, murieron o quedaron mutiladas por la explosión de esas bombas en todo el mundo desde 1965. Más de un cuarto son niños, que las confunden con juguetes o latas de conserva.

Las submuniciones esparcidas tienen un rango de fallo de entre el 5% y 30%, por lo que pueden quedar bombas enterradas sin explotar siendo peligrosas tiempo después de terminada la guerra, especialmente a los niños por sus formas llamativas, como pelotitas de tenis o latas de refrescos”.

Israel ya utilizó este tipo de bombas en el Líbano y Amnistía Internacional (AI) ha pedido, en diversas ocasiones, al Gobierno israelí que entregue los mapas detallados con las coordenadas precisas de las zonas del sur de Líbano en que sus fuerzas arrojaron las bombas de racimo en los meses de julio y agosto de 2006, provocando graves estragos en la población civil de ese país.

A fines de 2008, un centenar de países empezaron en Oslo a firmar un tratado que prohíbe las bombas de racimo, una ceremonia que en su momento fue opacada por la ausencia de los mayores fabricantes y usuarios de esas armas: precisamente Estados Unidos, China, Rusia, Israel, India y Paquistán, que hoy siguen sin signar el Tratado Internacional que prohíbe el uso de estas armas.