Impresiones, reflexiones, intuiciones y sensaciones de un quincemayista en la ¿»primavera francesa»?
Desde Interferencias
Llegué a París la víspera de la jornada de huelga y manifestación contra la «Loi travail”, sin estar muy al corriente de lo que se estaba cocinando en Francia. A partir del 31 me he visto sumergido, casi a mi pesar porque había imaginado otro tipo de viaje, en una corriente de manifestaciones, ocupaciones de plazas y asambleas. Lo que puedes leer aquí son únicamente algunas notas y apuntes, tomadas las más de las veces de las conversaciones con los amigos franceses y españoles que me he ido encontrando. Registro simplemente de algunas impresiones, intuiciones y sensaciones de un quincemayista en la ¿primavera parisina?
31 de marzo (am)
Manifestación gigante en París contra la «Loi travail«: se trata de una reforma laboral precarizante, dirigida sobre todo a los más jóvenes.
Esta mañana ha habido huelga con varios focos importantes (en los transportes, la escuela, la Universidad, etc.) y por la tarde se desarrolla la «manif”. Por lo que me cuentan los amigos franceses, el motivo concreto es la ley que en nombre de la “flexibilidad” agrava la precarización del trabajo, pero de fondo hay un gran cabreo general contra el Partido Socialista que acumula ya tantos desastres y un deseo muy fuerte de que “algo pase”.
Se piensa intentar una acampada “a la española”, según los mismos convocantes dicen, al finalizar la manifestación en la plaza de Republique, aunque el tiempo (mucho frío, mucha lluvia, mucho viento) está muy en contra de la iniciativa. La iniciativa se llama «Nuit debout«: la noche el pie. Otra gente apuesta directamente por tratar de ocupar los edificios donde habita el poder político (la sede del Partido Socialista, etc.) y atrincherarse dentro. Vamos a ver hasta dónde llega esto. On-y-va!
1 de abril
(o, más bien, el «32 de marzo», en el juego de fechas que se traen los habitantes de la Republique)
Ayer, en la tentativa de acampe en Republique se fue sumando cada vez más gente y a medianoche el centro de la plaza estaba llena a pesar del mal tiempo.
Había un concierto de la orquesta del sindicato CGT (un amigo anarquista me decía: “son de la CGT, pero son muy buenos» y… ¡efectivamente!). Había también puestos de comida, algunos colectivos ofreciendo sus textos, una enfermería, grupos tratando de discutir cómo continuar pasándose un pequeño micro bajos improvisadas lonas, etc.
Fredric Lordon, un intelectual y economista que yo sólo conozco como intérprete de Spinoza pero que es una referencia importante para mucha gente acá, hace un discurso muy encendido antes del concierto destacando sobre todo como novedades el “sentido de lo común” del movimiento (en lugar de la típica dispersión corporativista) y su carácter afirmativo, no solamente reivindicativo.
Sobre todo veo gente muy joven y sin demasiados símbolos identificadores (banderas, etc.). Un ambiente muy distinto de lo que viví en el fragmento de la manifestación por el que pasé, muy sindicalizada y previsible. Entre los amigos españoles que nos juntamos medio por azar, se discute si hay un ambiente de fiesta, de pelea o las dos cosas a la vez. En todo caso, estamos de acuerdo: sin un poco fiesta y calor humano es imposible soportar este mal tiempo.
Escuchando como puedo (no manejo apenas el idioma) en los distintos grupos que tratan de discutir cómo continuar el movimiento, me sorprenden, me dan mucha ternura y a la vez me hacen mucha ilusión las referencias constantes al 15M. Alguien se pregunta «Pero, ¿cómo lo hicieron?” Otro responde: “Fue así”. Otra replica: “No, no, fue así”. Me recuerda sobre todo a la relación que establecimos en Sol con Plaza Tahrir: no sabíamos exactamente qué había pasado, pero Tahrir funcionaba como un ejemplo y una referencia inspiradora.
Otro detalle que me parece curioso es que la tentativa de acampe viene de un grupo de personas (“Convergencia de las luchas”) que, según explican ellos mismos en sus textos, se han ido juntando a partir de la película Merci, patron de François Ruffin, un periodista con mucho tirón que dirige la revista Fakir, una especie de Michael Moore a la francesa. Los amigos con los que hablo tienen muchas reservas críticas con la película, que trata sobre las condiciones de trabajo en el sector textil en el norte de Francia, pero coinciden en que ha generado sin dudas una dinámica discusión y encuentro bien interesante. De nuevo: la acción política viene de los lugares más inesperados, ¡sobre todo inesperados para los militantes políticos mismos!
Me entero de que la policía (muy discreta esa primera tarde en la Republique) ha desalojado al centenar de personas que ha pasado la noche en la plaza. Se llama a recuperarla de nuevo al día siguiente. No sé de qué me suena a mí todo esto…
2 de abril (“33 de marzo”).
Segunda noche en la Republique. Unas mil personas cuando llego por la tarde, yo diría. Rápidamente, se organizan varios grupos: “asambleas ciudadanas”, “comunicación”, “logística”, «animación», “acción”, “comunicación”, «acogida».
La noche anterior había un ambiente de fiesta, pero ahora veo claramente un ambiente muy decidido de trabajo. En los grupos se repiten las cuestiones: acciones a emprender para extender el movimiento, precauciones a tomar ante otro posible desalojo policial. Voces que hablan de acción, voces que son más sensibles al miedo.
Parece que el colectivo “Convergencia de las luchas” que convocó el primer día se ha disuelto en la marea de lo que está ocurriendo.
Se habla mucho en los grupos de “ir a la banlieue”, de romper la frontera entre el centro y la periferia, entre los estudiantes precarios y los jóvenes excluidos. Pero, ¿cómo? No hay ideas claras al respecto, aún.
La referencia al 15M es constante. En la radio oigo hablar de la Republique como «la Puerta del Sol parisina», en los grupos se cita al 15M, se copia la coreografía de gestos con las manos en las asambleas, etc. Para mí es algo sorprendente, porque he pensado (superficialmente) durante mucho tiempo que en Francia no había interesado el 15M. Pero ahora creo que es quizá más bien a los grandes intelectuales críticos y a los grupos radicales a los que tal vez no había interesado demasiado (seguramente por no encajar en los modelos de radicalidad previos, por proponer una nueva imagen de radicalidad). Pero parece que sí interesó e interesa a muchos jóvenes y a gente común. Creo que para ellos es la demostración práctica de que un movimiento masivo y democrático es posible, un movimiento masivo y a la vez radical.
En todo caso, el grupo de españoles que andamos por la plaza nos preguntamos por la conveniencia de pensar todo el rato desde el 15M. Porque estamos comparando constantemente los dos movimientos y esto quizá no es útil para detectar las potencias específicas de lo que está pasando. Desde luego, tenemos claro que en el 15M hay claves inspiradoras para organizar la acción (la inclusividad, el valor de la igualdad, la distancia con respecto a los identidades cerradas…). Pero, ¿cómo se transmiten? No hay modelo, ni instrucciones que valgan.
Aparece de pronto Doménico de Siena (a quien conozco de Madrid y a quien no hacía viviendo en París) haciendo streaming en la plaza y nos preguntamos juntos si hay un uso intenso de las redes como el que se hacía en España. Domenico piensa que no lo hay y que sería una manera de contagiar el espíritu de las plazas atravesando el silencio de los media tradicionales (en lugar de sólo quejarse de ese silencio). Domenico me cuenta que en Francia no se usa whatsap ni telegram habitualmente, se usa aún el sms porque sale gratis. Pablo Lapuente, otro amigo del 15M, ahora también en Podemos París y que se ha volcado en la organización de la plaza desde el primer instante, contesta que a su modo los franceses sí que están usando las redes y cita el hashtag #NuitDebout y otros inventos.
Recordamos en las derivas de la conversación una potencia del 15M: la confianza absoluta en que “somos todos”, es decir, que “todo el mundo” siente y piensa lo mismo con respecto a la corrupción, la crisis-estafa, la democracia ausente, etc. Y de ahí la importancia en el 15M de usar palabras comunes, imágenes comunes. No se trataba concienciar o atraer, no se trataba de un cálculo de marketing político, sino de buscar e interpelar a los otros que son ya son lo mismo que nosotros. ¡Qué importante y potente esa confianza!
¿Interpela lo que pasa en la plaza de Republique al resto de la sociedad o somos una alegre burbuja autorreferente? Alguien cuenta que no escucha hablar de lo que pasa en la plaza en su trabajo, en los transportes, etc. Otra persona contesta que aún es pronto, prácticamente el primer día. Paciencia, confianza.
La policía desaloja a los que quedan en la plaza a las 6 de la mañana. Hay nuevo llamamiento a volver a Republique esta noche.
3 de abril (“34 de marzo”)
Sobre la tercera noche en la Republique, únicamente un whatsap nocturno de Pablo Lafuente, al pie del cañón todo el día.
«Hoy ha sido uno de esos días locos donde no eres capaz de encontrar tiempo para responder un mensaje. He estado muy metido en el trabajo de comisiones, así que hay muchas cosas que me he perdido, la conversación con la gente, tomar algo en la plaza, etc.
Sin embargo, he sentido algo muy potente aquí. Ha llovido mucho y no obstante había mucha gente, una asamblea general como la de ayer y bajo esas condiciones metereológicas ya es una cosa sorprendente. He conversado mucho con mis compañeros de comisión, ninguna ha militado jamás en nada antes: ninguno. Sin embargo, están trabajando como locos desde hace dos días, y cuando nos tomamos un descanso discuten de política con una entrega y una pasión que me sorprende.
Se nota que falta anclaje en el lugar. El hecho de que la policía desaloje cada noche afecta a la organización, pero hay una orquesta tocando, con gente bailando alrededor, el comedor funciona perfectamente, una gente ha instalado estructuras enormes con lonas y maderas clavadas para resguardarnos de la lluvia. Uno de mis compañeros de comisión me ha dicho que nunca ha visto el pueblo de París tan bello.
Quizá estoy optimista porque te escribo desde la plaza, ya te diré cuando esté en casa, con la mirada más fría que pone la distancia.”
Fuera de la plaza, otras conversaciones al hilo:
Toda la gente con la que hablo está convencida de que movimientos como el de la Republique son el único antídoto posible contra el ascenso del Frente Nacional. Es decir, sólo elaborando el malestar en claves políticas de emancipación (colectivas, igualitarias, abiertas e incluyentes) se puede disputar el terreno al Frente Nacional. La politización del malestar es el mejor antídoto contra su instrumentalización por parte de aquellos que quieren encontrar chivos expiatorios entre la gente de abajo.
La cuestión de las periferias está muy presente. A nadie se le escapa que la composición de la Republique (estudiantes, jóvenes, precarios, etc.) representa una parte muy reducida de la sociedad francesa. En las conversaciones, yo repito que la angustia por esa realidad no me parece muy útil. Tampoco en Sol había inmigrantes o una participación nutrida de gente de las clases más populares. Y sin embargo, cuando el 15M se desplazó a los barrios, y sobre todo con la PAH, el movimiento se enriqueció incluyendo a gente con trayectorias de vida que habían estado ausentes de la plaza. Es decir: lo que me parece importante es el impulso de apertura. No creo que se puede exigir a un movimiento una inclusividad absoluta desde el primer momento. Lo importante me parece que es seguir actualizando una y otra vez ese impulso de apertura e inclusividad, tener siempre en cuenta que el mundo es más ancho que lo que nos rodea inmediatamente, querer y buscar la expansión.
Me cuentan que hay institutos bloqueados y universidades ocupadas por los estudiantes, que hay aquí y allá muchas otras iniciativas en marcha, que se preparan manifestaciones y acampes en provincias (parece que ya hace tiempo que París no es la vanguardia en la acción política francesa). Quizá la Republique haya que verla y pensarla sólo como un punto más en esa constelación en movimiento (o incluso sólo como un punto de partida): no un espacio único o central, sino una estrella más en el firmamento de la acción indignada.