Por Jobana Moya (inmigrante boliviana, humanista y activista)

Como mujer, inmigrante y activista, no son pocas las situaciones en que me siento desvalorizada e invisible.

Sólo para ilustrar, voy a relatar una situación reciente. El día de los Derechos humanos nuestro equipo de bases fue invitado a participar de la mesa de cierre de un curso sobre migraciones. La organización nos hizo llegar los requisitos:

– Enviar por email la Propuesta de trabajo, completa y firmada, confirmando los campos marcados en rojo y completando el documento anexo.

– Enviar por email la Declaración de impuestos a los bienes muebles, completa y firmada

– Enviar por email copia de los siguientes documentos:

1. Comprobante de Título habilitante, ya fuera diploma, certificado o acta de defensa de tesis;

2. Cédula de identidad;

3.  Cédula fiscal;

– Curriculum Lattes o Vitae;

– Comprobante de residencia reciente (dentro de los últimos tres meses) PIS/Pasep*;

– Número de inscripción en el Instituto Nacional del Seguro Social (INSS)

– Número de Inscripción del trabajador (NIT)

– Banco, Agencia y número de cuenta corriente

En nuestro caso no tenemos cómo comprobar el ítem 1 (motivo por el cual no participamos, no cumplíamos los requerimientos) y creo que pocos inmigrantes activistas cumplen todos esos requisitos. Es claro que la participación sería remunerada y por ese motivo solicitaban todo eso, para comprobar el pago.

Hubiéramos participado sin pago alguno (todo lo que hacemos es gratuito), sin embargo no se dio esa opción. Pero ¿hubiera sido justo?

Pregunta N°1:

¿Por qué, si se trata de eventos/cursos que tienen un discurso de inclusión, valorización, etc. para los inmigrantes, tienen requisitos tan burocráticos? Curiosamente, en la práctica es difícil tener una cuenta corriente siendo inmigrante.

El Comprobante de residencia es otro ítem complicado porque los inmigantes muchas veces no reúnen todas las condiciones para alquilar por cuenta propia, entonces alquilan entre varios o encuentran otras formas (se que se acepta como comprobante un escrito que diga donde se vive, aunque ni los inmigrantes residentes desde mucho tiempo conocen esa opción).

El PIS/Pasep es otro ítem difícil.

Los inmigrantes estamos en situación vulnerable precisamente porque existe mucha burocracia para regularizar nuestra situación y es por eso que no conseguimos insertarnos como ciudadanos (ni siquiera tenemos derechos políticos).

Pregunta N°2:

No tenemos nada contra los académicos, sin embargo esa mirada de valorizar sólo lo académico y desvalorizar el conocimiento empírico de los inmigrantes activistas o de los activistas en general, me llama mucho la atención. ¿Por qué no se le puede dar el debido valor a ese conocimiento fruto de la experiencia? Hay muchas personas que son invitadas a hablar sobre los inmigrantes porque hicieron algún trabajo sobre nosotros y pareciera que su palabra tiene más valor que la palabra de los propios inmigrantes. Aquí es bueno recordar que muchos de esos trabajos académicos son fruto de acompañar el trabajo de los activistas o hacer cuestionarios que resumen su trabajo de base por años.

Creo que sería mucho más rico para las mesas de debate si investigadores e inmigrantes expusieran juntos sus opiniones, complementándose.

Pregunta N°3:
¿Por qué vemos tan poco espacio para que los inmigrantes se expresen y cuando nos es dado algún espacio, regularmente tenemos 3 minutos para hablar porque “el tiempo se está acabando” y “todos tenemos que hablar”?

Pregunta N°4:

¿Nuestra trayectoria, todo lo que hacemos como activistas de forma gratuita, no nos da elementos suficientes para ser valorizados y poder decir lo que pensamos en las mesas de debate? ¿Incomoda tanto lo que expresamos? ¿Reclamamos mucho? ¿No les gusta encontrar posiciones divergentes con sus afirmaciones?
Síntesis

Recibimos e-mails con pedidos de disculpas por parte de la organización por la situación humillante, porque eso fue lo que sucedió, humillación. Nos dieron varios motivos para lo que pasó y pueden ser válidos, pero no podemos seguir dejando pasar cosas como esas como si fueran hechos aislados, porque no lo son.

Suceden una y otra vez y ahora decidimos que vamos a hablar públicamente para visibilizar lo que tenemos anudado en la garganta y no podemos decir porque incomoda. Hechos como cuando fuimos violentadas verbalmente por miembros del Consejo Gestor de la Unidad Basica de Salud de Canindê de tal forma que lloré de rabia por ver otras mujeres brasileras no hacer nada porque ellas tambiém eran víctimas de la misma violencia y no sabían como actuar. Lloré de rabia de ver que mis hijos, que estaban conmigo, eran expuestos a ese maltrato y todavía tuve que ver a los “señores” (eran dos mayores, lo que no justifica su comportamiento), manifestarse felices por verme llorar y salir victoriosos.

O como cuando mi compañera de la Warmis lloró también por ser discriminada y agredida verbalmente por otra mujer brasilera en un espacio de formación de género en su subprefectura, y todavía ver después a esa mujer salir gritando a los cuatro vientos que ella fue discriminada y maltratada, denunciando a la profesora del curso por defender a mi compañera del maltrato.

Tendríamos que haber registrado una denuncia en cada caso, pero tampoco estábamos preparadas para eso. Nadie está preparado para lidiar con la violencia; preferimos pensar que fue un suceso aislado y no hacer nada, olvidarlo.

Sin embargo como activistas no podemos olvidar que tenemos que hablar y decir lo que está sucediendo, para cambiar la situación.

* PIS PASEP es la sigla del Programa de Integración Social y el Programa de Formación del Patrimmonio del Servidor Público. Son contribuciones sociales a cargo de las empresas.