El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, señaló este sábado que el diálogo de paz entre el gobierno y los opositores en ese país debe comenzar el 25 de enero en Ginebra, Suiza.
En un comunicado, el diplomático precisó que espera culminar las consultas con las partes a principios del próximo mes, en aras de cumplir los plazos fijados en la resolución 2254 del Consejo de Seguridad, que estableció una hoja de ruta para poner fin a casi cinco años de conflicto en el país levantino.
«El pueblo sirio ya sufrió demasiado. Su tragedia se siente en toda la región y más allá», señaló.
La representación gubernamental está lista para las conversaciones, mientras siguen las dudas acerca del compromiso opositor con las mismas, dadas sus diversas posturas e intereses.
Tampoco resulta fácil definir entre los grupos armados que combaten al presidente Bashar al Assad cuáles encajan en la categoría de terroristas y cuáles en la de opositores, un tema clave para sentarse a la mesa de diálogo en Ginebra.
Según de Mistura, mantiene sus expectativas de que todos los actores de la crisis desatada en marzo de 2011 cooperen para encontrar la salida política.
También destacó en la declaración circulada aquí las gestiones del Grupo Internacional de Apoyo a Siria, una iniciativa que liderada por Rusia y Estados Unidos acoge a casi 20 gobiernos, entre ellos los de Francia, Reino Unido, Irán, Arabia Saudita y Turquía, además de la Liga Árabe y la Unión Europea.
Ese mecanismo se reunió en Viena a finales de octubre y mediados de noviembre, foros que sentaron las bases para el encuentro del 18 de diciembre en Nueva York, el cual hizo posible la resolución 2254 del Consejo de Seguridad.
El texto del Consejo llama a negociaciones entre el Gobierno y los opositores a partir de enero, proceso acompañado por un alto el fuego nacional, y fija un plazo de seis meses para lograr el éxito de las pláticas y otro de 18 meses para la celebración de elecciones.
Desde marzo de 2011, Siria sufre una agresión promovida por occidente y sus aliados árabes para imponer el cambio de régimen en Damasco, conflicto que acumula un saldo de 250 mil muertos y 11 millones de desplazados internos y refugiados.
El gobierno del presidente sirio, Bashar al Asad, había afirmado el jueves último que estaba dispuesto a entrar en las negociaciones, a la espera de saber qué facciones rebeldes participarían.
La guerra civil siria, que estalló en 2011, ya ha dejado más de 250.000 muertos.