Elaboración colectiva y democrática del Centro Progresista Judío (CPJ) Meretz Chile, publicado por «The Clinic».
Frente a los horrores que vemos día a día en tierras israelíes y palestinas, nos parece
oportuno, como chilenos, personas de izquierda y judíos, precisar algunos puntos.
1. Los bombardeos constantes en el sur de Israel, en Tel Aviv, en Jerusalén y los
ataques continuos a Gaza, son expresiones horrorosas del sinsentido. Nada ni nadie
puede alegrarse de una sola muerte. La guerra y el terror deben ser desterradas del
vocabulario de las naciones. No podemos sino decir BASTA. Basta de ataques, basta
de muerte, basta de no poder vivir una vida en paz, basta de llorar niños muertos. No es
esta una guerra de cuantos más o cuantos menos. Ninguna guerra lo es; cada individuo
muerto es insoportable para una humanidad civilizada.
2. En estos minutos no hay excusa para esconderse frente al desafío de la paz. Sin
embargo, también sabemos que la paz no se regala, se consigue muchas veces con
dolor. Por eso nuestros pensamientos y solidaridad están con las familias que viven
en el sur de Israel, que han tenido que aguantar desde hace años incontables ataques
desde Gaza, como también con la población civil palestina que se ve afectada con las
represalias israelíes. Como siempre, los niños son las víctimas más «atractivas» para
mostrar en ambos lados. Esos niños palestinos e israelíes se merecen líderes que estén
comprometidos con la Paz. Si bien el derecho a la defensa es un derecho irrenunciable,
la única solución al conflicto y la única esperanza de una paz justa, está en el diálogo.
Hay que comprender que este conflicto puede tener alcances demasiado trágicos. El
poder de fuego de Israel y la intransigencia de Hamas que niega el derecho de Israel
a existir son en sí suficientes para hacer un daño que no alcanzamos a dimensionar.
Hamas y el actual gobernante de Israel deben comprender que el término de este
conflicto necesariamente está en el habla. El diálogo siempre es posible. Habrá que
fijar los puntos y garantizar el cumplimiento efectivo de éstos. Por su parte, el sistema
multilateral de naciones debe tener la capacidad de aportar como mediadores en un
conflicto del cual muchas veces fue cogestor. La balanza que hay que inclinar es la
balanza de la paz.
3. Como chilenos y judíos de izquierda somos y seremos siempre defensores de los
derechos humanos, los derechos de cada persona a la vida digna, a la integridad y a la
paz. De ahí que es importante subrayar que estos derechos no son solo válidos para unos
más que para otros: un chico palestino muerto, es igual de horroroso que uno niño judío
asesinado. La lapidación de una mujer en Irán, es tan condenable como un mapuche
injustamente apresado o violentado, o como un norcoreano sin derecho a expresar
opinión o cada uno de los 38 mil sirios injustamente muertos en estos meses. Es tiempo
que ciertos sectores de izquierda comprendan y valoren la integridad de este principio,
pues en todos nosotros, en la izquierda mundial humanista y consecuente, está la matriz
gestacional de estos valores.
4. En esta circunstancia, no aceptamos que se nos acuse de fascistas por el solo hecho de
ser judíos y de valorar un sionismo de la paz. Muchos de nosotros hemos dado muestras
de consecuencia y sacrificios en estas materias. No aceptamos que por defender a Israel
y su pueblo, se nos asimile al nazismo que exterminó a nuestros padres y abuelos. No
permitimos que por pensar que Israel y Palestina son posibles en un ámbito de paz, se
nos acuse de usurpadores y colonialistas. No queremos que nuestra Izquierda Chilena
y latinoamericana se transforme en la del lenguaje fácil, de la consiga desinformada y
chovinista, del uso morboso de imágenes muchas veces trucadas. Tampoco queremos
caer en una victimización. Somos conscientes de la política actual de Netanyahu y de
una historia larga de aciertos y de horrores. Pero con la misma claridad, entendemos la
diferencia entre Hamas y la Autoridad Palestina de Cisjordania. También ahí existen
unas posturas opuestas en relación a su mirada en torno al conflicto.
Tal como valoramos nuestra esencia chilena, asimismo somos solidarios con Israel
y su pueblo, expresión de un sentir universal por la vida en paz, la misma por la que
luchan miles de palestinos. Paz hoy es la mejor estrategia de la izquierda. Solo ella
permitirá que nuestros pueblos alcancen la justicia y dignidad y el espacio suficiente
para construir dos Estados soberanos, democráticos y libres, por los que tantos -acá y
allá- hemos luchado.