La irrupción de la inteligencia artificial de origen chino DeepSeek impacta en el tablero geopolítico y en el conglomerado tecnológico de Sillicon Valley.

por Gabriel Fernández, director de La Señal Medios

Tiempo atrás señalé la importancia de la propuesta china de ensamblar civilizaciones sin que las mismas pierdan la identidad construida a través de su decurso. La presentación de DeepSeek, y de sus virtudes relacionadas con el vínculo costo y beneficios, contiene un elemento que considero decisivo. Portador de un mensaje que, aunque claramente incluye el desarrollo industrial, científico técnico e investigativo de la República Popular, lo trasciende.

Se trata del denominado Código Abierto. DeepSeek juega una carta inentendible para las corporaciones occidentales (aunque cuando se perciben las reacciones, es válido el uso de otra expresión). Al poseer esa característica, cualquier persona -investigador, empresa- puede ver cómo funciona internamente; es transparente, y quien lo desee puede instalar esta avanzadísima Inteligencia Artificial y emplearla con libertad.

Es un revés de impacto a las sanciones norteamericanas que vienen intentando eliminar o al menos limitar la colaboración entre empresas y naciones en la elaboración de semiconductores destinados, precisamente, a la activación y mejoramiento de esta tecnología. El gobierno que encarna el Partido Comunista de China coloca un avance gigantesco al alcance de todo el mundo. Las mismas compañías que sufrieron pérdidas sorprendentes ante la aparición de esta creación, pueden utilizarla para ahondar sus realizaciones.

Vale remarcarlo. El concepto es disparatado para la filosofía cerrada, egoísta, de los Estados Unidos, Europa Occidental, y las compañías que lideran el rubro. Convoca irónicas sonrisas al interior de Nvidia, Google, IBM, Amazon, pero también de ASML Holding N.V. en los Países Bajos. En las horas recientes, las mismas fueron borradas en beneficio de un amargo rictus de preocupación.

Por dar un sencillo ejemplo, entre tantos: en enero de 2023 los Estados Unidos, Japón y Países Bajos sellaron una alianza para frenar el acceso de China a la maquinaria destinada a la fabricación de semiconductores avanzados.

Según los medios occidentales que cubrieron la noticia por entonces, “El acuerdo socavará las ambiciones de Beijing de construir sus propias capacidades nacionales de chips”. Así lo indicó Bloomberg y por estas playas lo repitió, satisfecho, Infobae. Se pensó o se quiso pensar, que con medidas de esa naturaleza China mordería el polvo en su afán de liderazgo tecnológico. La respuesta del coloso asiático resulta, por tanto, espectacular: miren lo que hicimos, ¡es para todos! ¡Úsenlo!

Es evidente que no se llega a la gestación de un salto de calidad tecnológica tan importante de un día para el otro. La empresa DeepSeek data, apenas, de 2023. Han de haber confluido allí una variedad de investigaciones originadas en otros de los conglomerados chinos. Y el sentido profundo de la búsqueda parece haber estado bien presente, pues cuando fueron entrevistados varios de los jóvenes científicos responsables del logro, apuntaron que se sienten impulsados por “el amor a la Patria”.

Asentado en un firme conocimiento técnico, el docente e investigador Gabriel Merino señaló que “DeepSeek produce cada token que genera a un costo 27 veces menor, utilizando mucha menos energía y muchísimos menos componentes para obtener resultados similares a OpenIA. Además, es de Código Abierto, por lo que la comunidad global puede acceder, mejorar y adaptar la tecnología”. Y explicó “Ello significa una profunda democratización tecnológica que choca de frente y pone en crisis en modelo de Wall Street – Silicon Valley – Pentagon System”.

Es que no hay Inteligencia Artificial que puede enseñar a Occidente a compartir y distribuir.

Desde ya que el hecho implica una transformación profunda en sí misma, pero me interesó subrayar el concepto interno que atraviesa la decisión del país que lidera Xi Jinping al poner a disposición del planeta este adelanto sorprendente. Cómo no decirlo con certeza para cerrar: un adelanto espoleado por el Estado.

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