Es mentira hablar de sistema de previsión social, si lo real es un ahorro individual forzoso.
Intentemos desentrañar los elementos que hoy posibilitan esta deslealtad contra la fuerza laboral histórica que construye por dos siglos este país. Una estructura que intente una reflexión compleja de la situación, superando sólo
hablar de lo particular, desatendiendo el contexto, y la impúdica tergiversación del lenguaje.
Lo gregario y el individualismo
Acá se encuentran elementos básicos de la disputa cultural en curso. Si el individuo desconoce su dependencia de lo colectivo, (hoy el relato de derechas avanza hacia desconocerlo totalmente, siguiendo los pasos de Margaret Thatcher), y usurpando el lenguaje decide autoproclamarse “libertario”; sin sentirse obligado a reconocer que incluso esto falso que dice, lo hace con un lenguaje no creado por él, con soportes administrativos, de infraestructura, tecnológicos, etc… que fueron creados por el colectivo histórico. Tal necedad individualista puede afirmarse sólo en una época crítica como la actual, de deterioro intelectual y social generalizado.
Lo estatal y lo privado en la disputa del Poder
El Estado como constructo de colectividades humanas, da respuestas complejas para la convivencia en un territorio comunitario, e históricamente evoluciona desde hace ya unos 7 mil años, a la versión actual de Estado Nación, que declara su interés por gestionar las mejoras (en sentido amplio) en la vida cotidiana de su comunidad nacional. Tal impulso, hoy es cuestionado y desacreditado, por la radical ideología de la propiedad y gestión privada de tales
necesidades de la vida cotidiana, a cambio de una ganancia o lucro, afirmando contar con mejores competencias y eficacia para prestar tales servicios a la comunidad nacional.
La lucha cultural e ideológica
En medio del avance civilizatorio de inicio de siglo, que se dio cómo establecimiento de un nuevo sentido común, que reconocía los derechos humanos de toda la población, al menos como una dirección aspirable, con iconos como el feminismo, las minorías de género y los pueblos colonizados; las ultraderechas con el soporte de las redes sociales, y con el desenfrenado apoyo de los medios de difusión masivo y el dinero de las elites vienen rompiendo tal consenso de hegemonía cultural progresista, con sus performance de ‘políticamente incorrectos’ en que degradan con argumentos falsos a las personas migrantes, descalifican el feminismo y van también contra determinados colectivos; y lo peor es que gente “progresista” asume sus relatos, y los enmarca en libertad de expresión. Por cierto, el violento discurso y resoluciones políticas no son contra el poder y los poderosos, sino que van hacia los más débiles. Y hoy la derecha avanza implementando su agenda neoliberal buscando asestar el golpe definitivo para dominar la época.
El trabajo y la patronal en Chile
El sufrimiento cotidiano de las capas asalariadas viene de la mano de la flexibilización laboral que perpetúa el abuso, con sueldos de hambre para el 75% de trabajadoras(es), con castigo a la sindicalización, impidiendo la acumulación de fuerzas del trabajo con la negación a la asociación de “Ramas”, y la certeza de precariedad futura ante la ausencia de un sistema solidario de pensiones. Este marco caracteriza el constante maltrato hacia la clase trabajadora desde la patronal. La lucha es por una justa y equilibrada relación entre capital y trabajo, que decante concretamente en la creación de un nuevo código del trabajo en el país que lo confirme.
La actividad productiva y la especulativa
La actividad productiva cuenta con una tarea histórica de satisfacer las necesidades básicas para la existencia humana. El modo de producción predominante actual es el capitalista, que tiene dos premisas centrales en la relación capital-trabajo: la propiedad privada sobre los medios de producción y la explotación bajo el régimen de trabajo asalariado.
En cuanto al funcionamiento del “sistema financiero especulativo” este es realmente complejo y constituye un verdadero entramado de robo y estafa a escala planetaria. Estamos rodeados de estas instituciones criminales, muchas
de las cuales someten no solo a individuos o empresas, sino a gobiernos de los países donde vivimos, bajo la trama llamada crédito buitre.
Los intereses de los jubilados y los del empresariado
Las características y dirección principal del sistema de pensiones actual, tratan de un modelo que fuerza el ahorro de las y los trabajadores, reuniendo con estos dineros un fondo mensual multimillonario que va un sistema privado de administración, quienes con distintas acciones colocan tales dineros en manos de la elite mercantil del país para financiar “su actividad empresarial”. En cuanto al retorno en jubilaciones, tal modelo que jamás ha tenido ese interés, es obviamente un fracaso total, y tal descalabro se tapa con aportes directos del Estado, para la sobrevivencia precarizada de las y los ancianos, en un martirio indigno e inmerecido. La mediana de la pensión autofinanciada en Chile es de $73.705 pesos, pero al incluir el aporte estatal vía la Pensión Garantizada Universal (PGU) aumenta a $278.535 pesos. En cuanto a los montos de las pensiones por sexo, la mediana de la pensión autofinanciada de los hombres es de $159.333 pesos, mientras que en las mujeres es de $38.158 pesos.
El eunuco congreso chileno y sus leyes sometidas al sistema
Lo único cierto es que los congresistas “progresistas” se quedan en sus trincheras bombardeando de justificaciones para poder explicar su voto por “un acuerdo”. La derecha con su mayoría coloca las reglas de qué y cómo se aborda la mantención del modelo (de financiamiento de la elite). El engaño del siglo son las AFP en Chile, pues el 72% de las pensiones son menores al salario mínimo y uno de cuatro jubilados y jubiladas alcanza sólo una pensión por debajo de la línea de la pobreza, mientras sus representantes en el Congreso tienen sueldos mensuales que son 30 veces mayores.
Además, nos martirizan con las imágenes de los abrazos de todos los sectores políticos por “el acuerdo”, incluyendo a la ministra del trabajo, la comunista, que con esta ley más la de flexibilidad laboral (mal llamada de las 40 horas), realizó el “besamanos a la elite” que le permitirá seguramente ser pre-candidata presidencial del oficialismo.
La actividad reivindicativa de los pobladores, los sindicatos, los movimientos y partidos anticapitalistas
Una propuesta digna para cambiar radicalmente el sistema de pensiones en Chile es lo propuesto por el movimiento NO+AFP. Un sistema de pensiones tripartito, que incluye aportes de los trabajadores, empleadores y el Estado. Los puntos claves de esta propuesta son la creación de un seguro social que financie las pensiones, un aumento en la cotización para las pensiones, y la implementación de un sistema de pensiones más solidario y equitativo. También se propone la creación de un fondo de pensiones que sea gestionado de manera pública y no por las AFP.
Entre las medidas específicas que se proponen se encuentran: – Aumentar la cotización, – Crear un seguro social que financie las pensiones, – Implementar un sistema de pensiones más solidario, que incluya un bono especial para las mujeres por su mayor carga en labores domésticas y de cuidado, – Crear un fondo de pensiones público, que sea gestionado de manera transparente y eficiente, – Aumentar la pensión garantizada universal (PGU), entre otras
cuestiones que viabilizan un verdadero Sistema de Previsión Social.
La propuesta del movimiento NO+AFP busca mejorar las pensiones de los trabajadores y trabajadoras en Chile, y garantizar que tengan una vejez digna y segura como lo merecen los constructores históricos de nuestro país.
La construcción de un nuevo Estado, con democracia participativa y soberanía popular.
Diversos gobiernos han cedido a la trampa del sistema neoliberal, dejando atrás su inicial compromiso de llegar al poder para que sea gobierno del y para el pueblo, con un discurso permanente de llamar a evitar un trágico próximo gobierno de derechas (pero inexplicablemente “izquierdas y derechas” no difieren en sus políticas públicas). Esto afecta a la sociedad, que como respuesta normaliza una praxis política como si ella no les afectara o importara. En esta casi inacción ciudadana, no es baladí levantar la posición política revolucionaria, que plantea que el pueblo soberano debe tomar las decisiones y soluciones a sus problemáticas sociales, a través de la participación directa en iniciativas populares de ley, consultas vinculantes y plebiscitos. Cuando en el seno de la población, por necesidad, se abandone la democracia representativa, aquella que delega poder y responsabilidades en otros, y en simultáneo, se abrace la construcción e implementación de la democracia participativa, donde todes, todas y todos asuman responsabilidad sobre temas centrales de un país, generando los nuevos tiempos y caminos por donde camine el Ser Humano hacia el mejor futuro que merece, terminando la nefasta lógica actual de “muchos eligen a pocos y estos pocos traicionan a los muchos”.
Redacción colaborativa de M. Angélica Alvear Montecinos; Guillermo Garcés Parada y César Anguita Sanhueza. Comisión de Opinión Pública