Con la entrevista a Shigemitsu Tanaka –hibakusha de Nagasaki y copresidente de la organización galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2024, Nihon Hidankyo– comenzamos la publicación de varias piezas que hemos tenido la oportunidad de grabar durante la visita que la delegación japonesa ha hecho a Madrid. España ha sido el primer país que ha visitado el recién nombrado Premio Nobel de la Paz y lo ha hecho invitado por la Alianza por el Desarme Nuclear, de la cual es miembro activo esta agencia, Pressenza.
El Sr. Tanaka recorre su memoria y, pese resultarle doloroso recordar qué pasó aquella mañana del 9 de agosto de 1945 en Nagasaki y las consecuencias del bombardeo nuclear estadounidense sobre su ciudad, no duda emocionado en explicarlo una y otra vez para que «no haya más Hiroshimas ni más Nagasakis«
Respecto al gobierno japonés, explica que -bajo el paraguas de EEUU- se manifiesta a favor del armamento nuclear y el rearme, mientras no pide disculpas y da la espalda a los hibakusha.
Tanaka termina la entrevista haciendo un llamamiento a los pueblos español y japonés para que presionen a sus gobiernos con el objetivo de que firmen el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares: «Me doy cuenta que España tiene su historia con Franco y que pertenece a la OTAN. Japón y España, en ese sentido, es como si estuvieran a favor de las armas nucleares y, por ello, quiero llamar al pueblo japonés y español para que aumenten el movimiento a favor de la abolición de las armas nucleares y hagan un esfuerzo conjunto para la eliminación de tales armas en todo el mundo»
Vídeo: Álvaro Orús / Entrevista y redacción: Juana Pérez Montero / Traducción: Natsuko Ohta / Transcripción: Alicia Blanco
Transcripción
– Muchas gracias de nuevo por estar aquí, por toda su lucha, y por atendernos. ¿Cuál es su experiencia como víctima, como hibakusha, como víctima de la bomba de Nagasaki? ¿Cuáles han sido las consecuencias para usted, para su familia, para sus amigos?
Cuando cayó la bomba tenía sólo cuatro años, entonces no tengo mucha memoria de ello. Cuando cayó la bomba en 1945, el 9 de agosto, nosotros estábamos a 6 km de distancia del epicentro donde cayó. Ese día tocaba la limpieza general, justo antes de la fiesta de todos los santos. Éramos seis en la familia. Nosotros estábamos jugando con mi abuelo, estábamos tres con el abuelo en el jardín debajo del árbol de caqui.
– ¿Qué consecuencias tuvo para usted, para toda la familia la situación que se vivió el 9 de agosto?
Con suerte, como estaban alejados 6 km, directamente no sufrimos heridas o aparentes efectos externos.
Cuando cae una bomba de esta magnitud, ocurre algo, como un viento muy fuerte hasta 13 kms aproximadamente. Estábamos dentro de ese límite, entonces los cristales de todas las ventanas, las puertas correderas, todo en las casas voló. Nosotros no teníamos ningún conocimiento sobre bombas nucleares, entonces nos fuimos tras las montañas para escondernos. Estuvimos escondidos más o menos una hora y luego, como parecía que ya no había más bombardeos, salimos de ahí y volvimos a casa a comer, pero la casa, dentro, estaba prácticamente destrozada.
Desde el epicentro del bombardeo salió una nube como de una seta, que se fue agrandando, agrandando, cubriendo el cielo. Entonces tapó el sol y vimos como a través de eso el sol era rojizo oscuro.
– Y ¿cómo han vivido el ocultamiento, el olvido y la discriminación por parte de gobierno japonés, de las autoridades en su momento?
Como en aquel momento tenía cuatro años, tampoco tenía tanta conciencia de toda esa parte de la historia, pero aún así supe que el director de Cruz Roja pidió a los militares americanos que estaban ocupando Japón, que mandaran medicamentos, ayuda. Pero se negaron, no dieron nada, se negaron e impusieron un código de prensa para que no se dijera nada y también para intentar esconder toda la verdad.
Por su parte el gobierno japonés nos ayudó un poco durante dos meses aproximadamente, pero después de eso cortaron toda ayuda y ya no recibimos nada. El gobierno se puso por completo del lado de los americanos y suspendieron cualquier ayuda.
– Ante esta situación, usted, el pueblo japonés, las personas que usted ha conocido directamente afectadas ¿se resintieron contra los estadounidenses?
Primero sentimos una ira que no sabíamos adónde dirigir. Sobre todo la actitud de gobierno japonés se mostraba como si estuviera bajo dominio de Estados Unidos, y eso nos hacía sentir ineptos para hacer nada. En lugar de dar tratamientos que podrían haber salvado o recuperado a más personas, no hicieron nada, por eso muchas personas perdieron la esperanza y se suicidaron. Hubo muchos suicidios.
Personas que no estaban en las zonas directamente afectadas de Hiroshima y Nagasaki pero que sí resultaron afectadas, también fueron discriminadas. Además, en aquella época, los médicos tampoco tenían suficiente conocimiento de lo que pasaba.
Por todo esto, muchos hibakusha intentaron ocultar su condición por miedo a ser discriminados, sobre todo las mujeres que, al ser reconocidas, perdían la posibilidad de casarse.
– Estamos hablando del pasado, y de cómo afectó la posición de Estados Unidos al gobierno japonés. ¿Cuál es en este momento la posición de su gobierno respecto a este tema?
Durante 12 años el gobierno de Japón no hizo nada. Intentaron esconder todos los efectos tanto a sus poblaciones como al mundo, hasta que ocurrió aquella prueba con otra bomba (de hidrógeno) en las islas Bikini. 1200 barcos fueron víctimas de aquella bomba y los peces quedaron bajo las cenizas nucleares perdiendo todo valor. Entonces comenzó un movimiento de las madres de Japón reclamando eliminar las armas nucleares y levantando firmas. Recogieron treinta y dos millones de firmas que es lo que posteriormente produjo, en agosto de 1955, la primer reacción mundial reclamando la abolición de las armas nucleares. [Se celebra la primera Conferencia Mundial contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno en Hiroshima]
Al año siguiente, en Nagasaki, se produjo un evento similar y comenzaron otras acciones en Japón. En abril de 1957, consiguieron una medida que consistía en un único chequeo médico, una vez al año, para las personas que habían estado dentro de los dos kilómetros del radio de la bomba, en caso de que hubieran sufrido algún efecto en su salud. Pero nada más.
Veintitrés años más tarde crearon una ley de ayuda a las víctimas, pero aún así con muchos límites. Los que ganaban más o tenían una casa más grande que la de otros, por ejemplo, no recibían ayuda. La ley imponía esas y otras condiciones similares.
El gobierno japonés está intentando minimizar, todo lo que puede, los efectos de las bombas nucleares. Todavía sigue habiendo seis mil quinientas personas hibakusha que el gobierno no reconoce, que ignora porque no encajan en su categorización.
A pesar de tanta esfuerzo aplicado, el efecto en el gobierno es casi nulo. El gobierno japonés sigue siendo muy contrario a reconocer toda esta situación, como si no pasara nada.
– En este momento, de hecho, el gobierno japonés justifica de algún modo las armas nucleares…
Sí, quieren estar bajo el paraguas de Estados Unidos y obtener más armas nucleares. No expresan ninguna disculpa ni simpatía hacia nosotros. Ignoran totalmente a los hibakusha.
– Un último mensaje, por favor, para el pueblo y el gobierno español.
También España tiene su historia con la dictadura de Franco y además pertenece a la OTAN. En ese sentido, tanto Japón como España parecen estar de acuerdo con las armas nucleares. Por eso llamamos al pueblo japonés y español a aumentar el movimiento de abolición de las armas nucleares y a hacer un esfuerzo conjunto de eliminarlas por completo en todo el mundo.