Por Gonzalo Barreno Hernández
¿Por qué persiste la resistencia del pueblo de Napo tras una semana de movilizaciones?
El pueblo lo tiene claro. Ya lo han engañado una y otra vez en el pasado. Le ofrecieron, se comprometieron, juraron que lo hacían, pero no se produjeron resultados. Ahí tienen el caso de la minería ilegal, aun cuando confiscaron cuanta maquinaria pudieron nada se hizo para abordarla integramente, como problema agudo que es. Y seguimos esperando.
El engaño más reciente es la mentira creada intencionalmente sobre la cárcel en Archidona. La primera respuesta del SNAI (Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores) a petición de la asambleísta Rueda fue que se trata de una iniciativa que no había sido incluida en el Plan de Contrataciones para este año y que no se tiene noticias que efectivamente se cumplirá. Pero, la prensa informó todo lo contrario (Primicias, 20 noviembre 2024), dijo que el gobierno realizará la construcción de una mega cárcel al estilo salvadoreño, y el propio SNAI ya no pudo ocultar su men)ra y se desvela la realidad cuando en la Resolución Nro. SNAI-SNAI-2024-0338-R, del 25 de Noviembre de 2024, autoriza la CONSTRUCCIÓN Y EQUIPAMIENTO DEL CENTRO DE PRIVACIÓN DE LIBERTAD EN ARCHIDONA, a un costo de más de 51 millones de dólares, con el contrato listo para suscribirse con una empresa invitada (no bajo licitación como corresponde), al punto que se anunciaba como fecha de la sucripción del contrato este 9 de diciembre de 2024.
El pueblo de Archidona y de Napo rechaza la construcción de la cárcel y le enardece el engaño. Lo rechaza por razones técnicas y sociales: porque el proyecto se ubica en medio de establecimientos escolares y representa un altísimo riesgo para niñas, niños y adolescentes y de ninguna manera cumpliría los estándares sugeridos por las Naciones Unidas (UNODC) que en especial contemplan instalaciones para evitar fugas, cortar la interacción de bandas criminales con el exterior, operativos con helicópteros, ingresos y accesos electrificados y perímetros de control dentro y fuera de las construcciones1 para repeler ataques. No lo cumpliría por una razón sencilla: la actual cárcel está en la ciudad.
Por desgracia, el mundo de las cárceles ecuatorianas es un mundo violento y esa violencia no puede convivir jamás con el mundo de las comunidades educativas y de una sociedad que aprendió a vivir en paz y no en guerra.
El pueblo de Archidona y Napo rechaza el proyecto de la mega cárcel, también, por razones de su desarrolllo productivo, porque se atentaría a las actividades turísticas, la clientela turística visita lo que ella califica zona de bienestar y valora los atractivos que le producen tranquilidad y sosiego. Aunque nos resulte lamentable decirlo, nadie hace un tour a la zonas en donde están la Peninteciaría del Litoral o la cárcel de Turi, por el contexto socio demográfico de riesgo que les rodea. Ha comprobado el pueblo napense que uno de los ejes de desarrollo es el turismo como matriz productiva, en aplicación consecuente de ser parte de la Circunscripción Territorial Amazónica, cuya Ley le ampara.
Pero los engaños no terminan. Existe uno de última hora, cuando el gobernador recientemente nombrado ha señalado que el proyecto de la cárcel en Archidona solo representa una “reponteciación de la existente”, cuando todo el pueblo conoce la resolución del SNAI y el propósito de la nueva peninteciaría.
- La resolución del SNAI dice claramente que se trata de una CONSTRUCCIÓN, no de una repotenciación o remodelación.
- Basta de engaños, una “repotenciación” no cuesta 51 millones. No nos dicen que el verdadero propósito es construir una infraestructura que amplíe la capacidad actual que es 500 privados de la libertad, y pasar a una nueva construcción para que alberge 10 o 20 veces más a la población carcelaria actual.
- El pueblo conoce por información de los medios que la construcción de la cárcel de Turii (Cuenca, 2014) costó 37,8 millones de dólares para una capadidad de 3.000 reclusos; así como la cárcel de Latacunga (2014) que tiene una capacidad de 5.000 reclusos, cuyo costo alcanzó los 95 millones. Un presupuesto de 51 millones no se invierte en construir un piso más o un pabellón más, sino en desarrollar una infraestructura del dimensiones gigantescas, al estilo de las cárceles de El Salvador.
Pero los engaños no han hecho retroceder la medida de resistencia y movilización adoptada por la ciudadanía de Napo, y con el apoyo de sus autoridades locales, sino por el contrario han levantado motivos de indignación tanto por la reiterada conducta de maltrato hacia los napenses, como la falta de una respuesta gubernamental adecuada para superar el conflicto social.
La historia de Napo y su pueblo siguen predispuestos para persis)r en su propuesta de NO A LA CÁRCEL EN ARCHIDONA. En cada lucha social han aprendido a que solo la unidad del pueblo permite dejarse escuchar. Empezando por la resistencia de Jumandy y siguiendo por la realizada por nuestros mayores para alcanzar la dotación de vías, servicios básicos, seguridad y la inclusión en las obras colectivas de bienestar.
Los engaños pueden sostenerse en pueblos desinformados o sobornados. Es una lástima que alguien persista en el engaño, en medio de una de las provincias distinguida por su paz, por encima de su pobreza como es Napo. Los pueblos pueden soportar hasta actos dictatoriales, pero nunca olvidan los actos de desdén y de traición, como ocurrió con Jumandy!