Celebrado el VII congreso internacional sobre la vida y obra de María Zambrano

En el palacio de Beniel de Vélez-Málaga, ciudad de nacimiento de la autora y sede de la fundación que lleva su nombre, se ha llevado a cabo durante los días 6, 7 y 8 de noviembre un evento en el que se ha puesto de manifiesto la actualidad del pensamiento de la filósofa malagueña.

El lema del encuentro, “sus tiempos, el nuestro”, da cuenta de la vigencia de una pensadora universal y de la pertinencia de volver a ella para afrontar las contradicciones y sinsentidos de las realidades que vivimos. Para hacer memoria, esa que es, además de experiencia y conocimiento, “arte y sabiduría del tiempo” como señalara la autora en Notas de un método.

Cuando se cumplen ciento veinte años de su nacimiento y cuarenta de su regreso a España tras un largo exilio, el congreso ha ofrecido diversas miradas para revitalizar el quehacer de una pensadora a la que, según consta en el programa del encuentro, “nada le fue ajeno en esa búsqueda de consolidación de la esperanza; ni los sueños que crean ni el tiempo que nos determina; ni la razón filosófica ni la novela que confronta al héroe con la realidad; ni la poética que ve lo que otras formas de conocimiento no ven; ni la pintura que plasma en imágenes conceptos y sentimientos; ni la religión que remite a una forma radical de vivir superando cualquier interpretación meramente funcional de la vida; ni la política que da forma objetiva a la convivencia social de los seres humanos”.

En tiempos convulsos, acelerados, llenos de bulos y con el odio a flor de piel, es más que necesario detenerse en las reflexiones de la autora de Persona y democracia, una mujer transparente que leyó y analizó la realidad de su tiempo, que es el nuestro. Luis Ortega Hurtado, director gerente de la fundación, en entrevista tras finalizar el congreso, destacó “el alto nivel en las ponencias y comunicaciones presentadas” y resaltó el que se hubiera abierto el pensamiento de Zambrano “a nuevas disciplinas para abordarla desde la pintura, la música, el cine, el teatro o la danza, lo que nos permite seguir reivindicándola”.

Bajo la coordinación de José Luis Mora y Enrique Baena, el encuentro contó con la participación de destacadas y destacados especialistas en la vida y la obra de María Zambrano como Mercedes Gómez Blesa, Rogelio Blanco, María Luisa Maillard, Pedro Cerezo, Marifé Santiago Bolaños, Pedro Chacón, Rosa Mascarell, Juan Antonio García Galindo, Rosa Rius o Joaquín Verdú de Gregorio, y de investigadoras de su obra al otro lado del Atlántico como Pamela Soto (Chile), Guadalupe Zavala y Julieta Lizaola (México)  o Iliaris Avilés (Puerto Rico).

En total se presentaron 22 ponencias en el auditorio y 48 comunicaciones distribuidas en cinco mesas temáticas -Pensamiento político y educativo, Simbología de lo femenino, El pensamiento y sus formas de expresión, Reflexiones sobre el interior del ser humano y La construcción de la razón poética-, más cuatro libros y dos revistas. Las cerca de ciento cincuenta personas asistentes en directo, a las que se sumaron quienes lo siguieron a través del canal de YouTube de la fundación, pudieron disfrutar del que tal vez fue el momento más entrañable del evento con la intervención de Marifé Santiago Bolaños, escritora y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, leyendo y comentando fragmentos de la obra de Zambrano como si de un acto teatral se tratara.

Para Luis Ortega “el congreso es la joya de la corona de entre las actividades que desarrolla la fundación”, apuntando que sus escritos “nos pueden servir de guía en los tiempos conflictivos que vivimos hoy” y pidiendo recuperar a “la María periodista” para releer sus muchos artículos en los que no solamente escribía de filosofía, sino que reflexionaba sobre la cultura, la situación de la mujer, la sociedad o la política.

Hasta el próximo congreso, que todavía no tiene fecha, la Fundación María Zambrano, con el equipo humano que la conforma y su patronato al frente, seguirá, como asegura su director, “trabajando en la difusión de su pensamiento, traduciendo sus obras al inglés, al chino o al árabe, digitalizando el ingente legado para facilitar su acceso e investigando su correspondencia y los numerosos documentos inéditos”.

No olviden esa frase que preside el auditorio del Centro de Estudios sobre el Exilio en su ciudad natal: “Si se hubiera de definir la democracia, podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no solo es permitido, sino exigido el ser persona”. Seamos personas, éticas y comprometidas, leamos a María y reflexionemos. Son sus tiempos, que son los nuestros.