Los ‘duelos invisibles’ nos enseñan a honrar cada etapa transitada, integrando sus huellas para vivir en paz con nuestro presente.

Por María Silvina González Astobiza

No todos los duelos son reconocidos: hablar del duelo suele evocar la imagen de una persona llorando a un ser querido que ha fallecido, una experiencia que, cultural y socialmente, es comprendida y aceptada. Sin embargo, existen despedidas menos visibles que nos marcan de manera silenciosa y dejan huellas imborrables. Estas pérdidas también merecen un espacio de reconocimiento, respeto y trabajo interno.

Cada cambio y cada pérdida, por más pequeña que parezca, tienen el poder de transformar a una persona. Ignorar estas transiciones profundiza la herida del dolor, porque representan el fin de una etapa o de un futuro que ya no se concretará.

Por lo tanto, si solo entendemos el duelo en el contexto de la pérdida de seres queridos, es momento de detenernos y reconocer otros duelos que también requieren ser visibilizados para nuestra atención y trabajo.

Duelos evolutivos: Despedirse de quienes fuimos

De la niñez a la adolescencia, de la adolescencia a la adultez, una serie de ‘pequeñas muertes’ en las que despedimos una versión anterior de nosotros mismos. 

Duelos Afectivos: La Ruptura de Vínculos Emocionales

Desde el destete de un bebé hasta las primeras experiencias de enamoramiento, cada una de estas pérdidas emocionales impacta en nuestra identidad y autoestima.

Duelos sociales: El cambio de estatus

La pérdida de empleo, la jubilación o un cambio significativo en el estatus social pueden desencadenar un duelo profundo.

Duelos corporales: La transformación física

El cuerpo pasa por múltiples transformaciones a lo largo de la vida. Estos cambios, aunque naturales, representan duelos físicos que no siempre se reconocen.

Duelos por animales de compañía: Una relación de amor Incondicional

La pérdida de un animal de compañía implica el fin de una relación significativa. Estos animales ofrecen amor incondicional y apoyo emocional, lo que convierte su partida en una pérdida de amor y vulnerabilidad.

Duelo por Pérdida de la libertad en el contexto carcelario: ¿Vidas en pausa?

Las personas privadas de libertad enfrentan duelos invisibles para la sociedad: separarse de su vida anterior, el distanciamiento de su familia y la pérdida de autonomía.

Duelos migratorios: La ruptura cultural

Es un proceso complejo que viven quienes dejan su país de origen. Implica la pérdida de elementos fundamentales de la vida previa, como la familia, amigos, tradiciones culturales y el sentido de pertenencia. Este duelo es continuo, ya que las personas no pierden a los seres queridos, pero sí la cercanía y la conexión diaria con ellos, lo que genera una sensación constante de ausencia y adaptación.

Duelos por sueños y metas no alcanzadas: La pérdida de propósito

Cada proyecto abandonado o sueño frustrado deja un vacío emocional que, aunque intangible, afecta profundamente el sentido de identidad y propósito.

Duelo por pérdida de relaciones: Divorcio o ruptura

La separación de una pareja o la disolución de una relación importante puede generar una experiencia de duelo similar al de la muerte, especialmente si la relación estuvo muy vinculada a la identidad y la vida emocional de la persona.

Las rupturas o distanciamientos de relaciones de amistad profundas también son una fuente de duelo, ya que pueden significar la pérdida de apoyo emocional y conexión social.

Educarnos para reconocer lo invisible

Por lo tanto, los duelos abarcan también la conclusión de etapas personales que nos transforman de manera silenciosa que suelen ignorarse, minimizándose hasta quedar en el olvido. Sin embargo, cada pérdida no reconocida se convierte en una carga que, tarde o temprano, necesita ser expresada y visibilizada.

¿Cuántos de estos duelos hemos ignorado? ¿Cuántas despedidas hemos enfrentado sin darnos la oportunidad de sentir el dolor de ese adiós? 

Reconocer estas “pequeñas muertes” en nuestras vidas nos permite vivir con mayor conciencia, gratitud y paz, honrando lo que fue y abriéndonos con serenidad hacia el futuro.

María Silvina González Astobiza: Diplomada en Tanatología Asistencial y Educativa, Facilitadora de Procesos de Duelo. Acompañante y Doula de Fin de Vida. Fundadora de Sentir & Acompañar y, de Resilio & Vita. Facilitadora de Death Café Málaga.