El Presidente número 47 de los Estados Unidos de América
Trump, desde que lanzó formalmente en junio 2015 su primera precandidatura presidencial, ha sido y es una figura polémica y controversial. Lo que se confirma posteriormente durante su carrera presidencial bajo el lema “Make America Great Again” (“Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande-2016). Todo esto se refuerza cuando se convierte en el presidente número 45 de Estados Unidos, apoyado por el Partido Republicano el 20 de enero de 2017. Hoy nuevamente fue electo presidente Donald Trump, quien es parte de la lista elaborada por la revista Forbes con los “400 más ricos de Estados Unidos”, con un patrimonio neto de unos 3.500 millones de dólares.
Trump, al cambiar drásticamente las ideas tradicionales sobre liderazgo, ha despertado un tremendo interés de quienes se dedican al estudio de lo psicológico, no sólo por los rasgos de su carácter y las emociones que provoca en la sociedad, sino por su salud mental, que, por su cargo, se convierte en una cuestión de seguridad nacional e internacional. Juan Armando Corbin, Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, define sus rasgos, esencialmente como narcisista, con delirios de grandeza, manipulador, carente de empatía con las minorías, racista, arrogante, prepotente, misógino y autoritario. Se registran datos, en que más de 7000 psicólogos y comentaristas de todos los campos ideológicos, hablaron tempranamente de su perfil sicológico y firmaron un documento, advirtiendo sobre la peligrosidad potencial que reviste que Trump lidere una de las potencias mundiales más grandes del mundo Trump es un presidente, sometido en dos ocasiones a juicio político por el Congreso e imputado por diversos delitos graves, siendo declarado culpable en un juicio penal. Cuestión que no fue relevante, como tampoco
sus rasgos sicológicos, para que el pueblo lo volviera a elegir presidente, conforme al particular modelo electoral de EEUU, indirecto y elitista (Las campañas presidenciales de Harris y Trump gastaron 2.600 millones de dólares en anuncios desde marzo hasta el 1 de noviembre. Y en total todo el proceso electoral 15.990 millones de dólares). El mundo está expectante, pues estos resultados electorales son el inicio de una política interna “en el país de las oportunidades”, que tendrá múltiples consecuencias impredecibles en todo el mundo.
La mirada del Sur global
Las dinámicas políticas de relaciones internacionales, en el mundo global actual, con un énfasis explícito centralizado en lo comercial y financiero, y uno implícito dominado por lo militar, fijan las características del momento presente en que Trump gana todos los poderes de EEUU (Corte Suprema, Cámara de representantes, Senado y el Ejecutivo federal).
Tal situación es bastante parecida, en las características de control centralizado del poder total, a los casos de China y Rusia.
Y si este poderío de las potencias dominantes con tales características, se aleja radicalmente del relato que fijó los modelos referenciales en occidente, es decir, republicano, con su democracia representativa, y su equilibrio de instancias de poder autónomas; ¿qué puede detener el ascenso de las iniciativas de políticos autocráticos y personalistas en toda latitud? ¿Es acaso un freno epocal de los proyectos colectivos, de las políticas públicas, de derechos civiles comunes y de las discusiones ideológicas?
Las discusiones actuales geopolíticas se dan hoy entre una dirección globalizada, con agendas comunes e integrales para abordar las cuestiones de desigualdad extrema y de revertir el calentamiento del planeta, que opacan los relatos de una sociedad desarrollada, pero que plantea simultánea y abiertamente un custodio militar(EEUU); frente a otra dirección, que releva la multipolaridad mundial, discutiendo la hegemonía comercial y financiera actual, avanzando en la construcción de un bloque militar en el eje China – Rusia, pero que en su relato, necesariamente, peralta los nacionalismos, desde donde se proyectarían los acuerdos de políticas y relaciones internacionales.
La UE en la caída de la sociedad de bienestar
Este escenario mundial está dejando a la vera del camino hegemónico, a la Unión Europea(UE), en donde el indicador relevante es la crisis de su país sostén, Alemania, sumido hoy en un callejón sin salida a nivel tecnológico, comercial, financiero y político (rompimiento de la coalición pragmática de gobierno). La ultraderecha hace pie en el bando nacionalista en toda la región europea y avanza electoralmente, pero ambos bandos en Europa, no tienen hoy posibilidad de proyectarse, sin la energía barata de Rusia, sin la tecnología barata que provee China, sin los mercados del eje de los BRICS, y sin el resguardo militar de EEUU en la figura de la OTAN.
Esta situación genera un inconveniente mayor a nivel mundial, pues ese modelo llamado “sociedad de bienestar” viene marcando la dirección, la referencia, hacia lo que se promueve políticamente avanzar en vastas zonas del planeta en las últimas décadas, y su caída, deja un vacío de proyecto que es muy difícil de prever en sus consecuencias, pero es claro que será algo perjudicial. Esto se puede decir, en el entendido que, en este marco europeo, se venían afirmando agendas de derechos de la mujer, de las diversidades sexuales, de la igualdad interracial, del cuidado de la tierra, a los que las derechas han reducido peyorativamente como woke, a las que le atribuyen total responsabilidad de la crisis, escapándole facilistamente al análisis de las raíces del problema, es decir, a las responsabilidades del sistema capitalista.
La postura anticapitalista (extracto informe del PH Internacional)
Nuestra denuncia no tiene dobleces.
La banca privada es la vanguardia de un funcionamiento que configura una suerte de imperialismo financiero privado. La imbricada red de cifras, mecanismos fiduciarios y ficticios, que organizan el sistema económico tienen en los bancos privados su principal actor visible, y se complementan y articulan con los fondos de inversión, las calificadoras de riesgo, las guaridas o “paraísos” fiscales, los estudios jurídicos “especializados” en economía y finanzas, las grandes firmas internacionales de auditorías, los enormes estudios contables, los agentes inmobiliarios, las consultoras financieras, los sistemas de administración de fortunas, las bolsas de valores y sus agentes, las aseguradoras y reaseguradoras, los fideicomisos, y numerosas figuras legales que tienen como objetivo obtener una porción, cada vez mayor, de los réditos en la economía real. La creación fraccionaria del dinero, la generación de bonos, comodities, derivados, titularizaciones financieras, constituyen los instrumentos técnicos principales, que conforman lo que ellos llaman “activos financieros” y “productos financieros”; eufemismos con los que denominan a los medios que han inventado como instrumentos de apropiación, de robo y estafa, de lo que produce la economía real: la del trabajo y el capital.
El pragmatismo cultural capitalista neoliberal, se puede resumir entonces en: Poner al dinero como valor central / Apropiarse de la riqueza real / El cortoplacismo en la toma de decisiones / La no compasión por los «perdedores» en el sistema / El cinismo cuando se saquea en nombre de los derechos humanos y la democracia o cuando se violentan pueblos y sociedades por medio de invasiones, guerras y el neocolonialismo de amplio espectro, más la permanente promoción de diferentes formas de fuga social.
El Capitalismo es, en definitiva, el ejercicio de la mercantilización, la alienación y la opresión de una pequeña minoría sobre las grandes mayorías en todos los aspectos de la vida.
Y es, en suma, el responsable de la crisis.
Redacción colaborativa de M. Angélica Alvear Montecinos; Guillermo Garcés Parada y César Anguita Sanhueza. Comisión de Opinión Pública