Por Corresponsal de IPS
GINEBRA – Los mercados de carbono han proporcionado financiamiento limitado y sus resultados son modestos hasta ahora, pero pueden ofrecer una vía en favor del desarrollo sostenible en las economías más vulnerables del mundo, planteó en un nuevo informe la agencia ONU Comercio y Desarrollo (Unctad).
El Informe sobre los Países Menos Desarrollados (PMD) 2024 de la Unctad destaca que esas naciones pueden aprovechar los proyectos de los mercados de carbono para su desarrollo si se gestionan adecuadamente, lo que también les permitiría contribuir a los objetivos globales de cero emisiones netas y a la acción climática.
Los mercados de carbono son plataformas donde se compran y venden créditos de carbono, permisos para compensar una cantidad específica de emisiones de carbono. Al participar en estos mercados, los países vendedores pueden obtener ingresos y contribuir a la acción climática al compensar las emisiones de los compradores.
El objetivo de estas acciones por el clima es llegar a emisiones netas cero, es decir, que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero sean iguales o inferiores a las que se evitan, retienen o eliminan en aguas y suelos.
La Unctad recuerda que los PMD fueron de los primeros en unirse a los mercados de carbono, desde finales del siglo pasado, “pero actualmente tienen una influencia limitada, debido al pequeño tamaño de sus economías y los desafíos en infraestructura, tecnología y capacidad institucional”.
De acuerdo con esa entidad de las Naciones Unidas “las inversiones iniciales en áreas como el seguimiento y la elaboración de informes podrían aumentar significativamente su participación y los beneficios obtenidos”.
Los mercados de carbono, sin embargo, han sido objeto de críticas por favorecer principalmente, hasta ahora, a los emisores de gases de efecto invernadero en los países industrializado.
Jomo Sundaram, ex secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico, ha mostrado que las diferencias de precios en las toneladas de carbono a emitir, cuando son muy bajos, pierden el efecto disuasorio esperado, al tiempo que merman los recursos trasladados a las naciones en desarrollo.
La Unctad menciona otro problema, la concentración geográfica, pues solo seis PMD -Bangladesh, Camboya, República Democrática del Congo, Malawi, Uganda y Zambia- representan más de 75 % de todos los créditos de carbono emitidos en mercados voluntarios.
Asimismo, reúnen 80 % de los créditos bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kioto.
Según la Unctad, aunque los PMD constituyen solo el 1.5 % de los proyectos globales del MDL, tienen “una oportunidad significativa” para ampliar la participación y crear mercados de carbono que les beneficien a todos ellos.
Los PMD son 46 países, casi todos de África, Asia y el Pacífico, pues en el hemisferio occidental solo Haití es incluido en ese grupo de economías con mayor atraso y vulnerabilidad.
La Unctad considera que leyes, regulaciones y sistemas de monitoreo nacionales más sólidos podrían ayudar a que los PMD se beneficien más de los mercados de carbono y apoyen el desarrollo sostenible.
Ello aun cuando los ingresos financieros por los mercados de carbono son modestos en comparación con otras fuentes de financiación, como la ayuda al desarrollo, la inversión extranjera directa y las remesas.
En 2023, el valor de mercado de los créditos de carbono provenientes de los PMD fue de 403 millones de dólares, solo uno por ciento de la ayuda bilateral para el desarrollo.
Dado que los PMD necesitan un billón (millón de millones) de dólares anualmente para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, los mercados de carbono por sí solos no pueden cubrir esta brecha de financiación, pero pueden brindar un apoyo financiero adicional.
La Unctad destaca que los PMD tienen un potencial significativo sin explotar para la acción climática en sectores como la silvicultura y la agricultura, que ofrecen oportunidades prometedoras para generar créditos de carbono.
Ese potencial podría equivaler a 70 % de las emisiones de CO2 de la industria de la aviación global en 2019, o dos por ciento de las emisiones globales totales.
Sin embargo, para realizar este potencial, se requieren precios de carbono viables y proyectos accesibles.
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