Por Corresponsal de IPS

NACIONES UNIDAS – En todo el mundo 708 millones de mujeres están fuera de la fuerza laboral debido a responsabilidades de cuidado no remuneradas, indicó un nuevo reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

“Las mujeres asumen una parte desproporcionada de las responsabilidades de cuidado, lo que impide su participación en la fuerza laboral”, afirmó Sukti Dasgupta, directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT.

Entre los factores que asientan esa desigualdad, Dasgupta mencionó los bajos niveles de educación, las oportunidades laborales limitadas, la mala infraestructura, la residencia rural y los sistemas de atención y apoyo inadecuados.

“Además, las expectativas y normas sociales en torno al cuidado restringen aún más la inclusión de las mujeres en el mercado laboral y profundizan las desigualdades de género”, agregó la economista experta en tema de empleo, género y pobreza.

Por su parte, la entidad de las Naciones Unidas ONU Mujeres destaca que en el mundo las mujeres son las proveedoras por defecto del trabajo de cuidados no remunerado, dedicándole 2,5 veces más tiempo que los hombres, lo que les impide gozar plenamente sus derechos.

En algunos países, indicó ONU Mujeres, el valor monetario del trabajo no remunerado de las mujeres superaría 40 % del producto interno bruto (PIB).

En 2023, de acuerdo con los datos de la OIT, 748 millones de personas de 15 años o más no participaban en la fuerza laboral mundial debido a responsabilidades de cuidado, lo que representa un tercio de todas las personas en edad de trabajar fuera de la fuerza laboral.

De ellas, 708 millones eran mujeres, y hombres 40 millones.

Con datos de 125 países, la OIT indicó que las responsabilidades de cuidado representan la principal barrera para que las mujeres ingresen y permanezcan en la fuerza laboral, mientras que los hombres son más propensos a citar otras razones personales, como problemas de educación y salud.

Esa marcada discrepancia de género pone de relieve el papel desproporcionado que desempeñan las mujeres en la crianza, el cuidado y el apoyo de los hijos, de las personas con discapacidad y de aquellas que necesitan cuidados a largo plazo, tareas domésticas y otras responsabilidades de cuidado.

A nivel mundial, alrededor de 1600 millones de mujeres y 800 millones de hombres están fuera de la fuerza laboral, y 45 % de esas mujeres y cinco por ciento de esos hombres citan las responsabilidades de cuidado como la razón de su no participación.

Entre las mujeres de 25 a 54 años, la proporción que cita el cuidado como la razón para estar fuera de la fuerza laboral aumenta a dos tercios (379 millones de mujeres).

Las mujeres con menor educación y las que viven en zonas rurales también enfrentan mayores barreras para participar en la fuerza laboral debido a las responsabilidades de cuidado.

Por regiones, el porcentaje más alto de mujeres que no forman parte de la fuerza laboral y citan las responsabilidades de cuidado como motivo de su exclusión se encuentra en África septentrional (63 % de las mujeres fuera de la fuerza laboral), seguida de los Estados árabes (59 %).

En Asia y el Pacífico, la cifra es de 52 %, con escasas variaciones entre las subregiones.

En América, la variación es marcada: 47 % cita las responsabilidades de cuidado como el principal motivo de su exclusión de la fuerza laboral en América Latina y el Caribe, en comparación con apenas 19 % en América del Norte.

En Europa y Asia central 21 % de las mujeres señalan que el cuidado de otras personas es el principal obstáculo, y Europa oriental tiene la tasa más baja a nivel mundial (11 %).

Con base en datos como estos, la OIT adoptó el pasado junio su Resolución sobre el trabajo decente y la economía del cuidado, primer acuerdo tripartito mundial –gobiernos, sindicatos y patronos- sobre la cuestión.

Esa resolución afirma que “una economía del cuidado que funcione bien no solo apoya a las personas y las familias, sino que también contribuye a una fuerza laboral más saludable, crea empleos y mejora la productividad”.

Destaca las “barreras estructurales” que el trabajo de cuidado no remunerado crea para que las mujeres participen, permanezcan y progresen en la fuerza laboral, y exige políticas y sistemas que contrarresten las desigualdades en términos de quién recibe y proporciona cuidados.

La OIT considera que muchos países han avanzado en la promoción de la participación de las mujeres cuidadoras, y que en un mundo que se está transformando debido a los cambios demográficos, el envejecimiento de la población y el cambio climático, es probable que aumente la demanda de servicios de cuidado.

Sobre ese aspecto, ONU Mujeres destacó avances logrados en los últimos años, como las recientes aprobaciones de leyes que establecen sistemas nacionales de cuidados en Brasil, Chile, Colombia y Panamá.

Asimismo, el uso en Kenia de los datos de su primera encuesta nacional sobre el uso del tiempo para desarrollar su política nacional de cuidados, la ley de bienestar de los cuidadores en Filipinas, y nuevas estrategias de atención y apoyo en los sistemas de cuidado en las comunidades que adoptan países como España y Canadá.

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