Más de veinte mil personas se tomaron las calles madrileñas en medio de la crisis inmobiliaria que vive el país, donde jóvenes y personas con bajos ingresos han sido los más vulnerables ante el descontrol de los precios de la vivienda y alquiler.
Los expertos indican que los precios de la vivienda se han disparado en un 50 por ciento en diez años en la capital española, convirtiendo el tener una casa en un sueño inalcanzable para muchos jóvenes.
Un manifestante señaló: «No podemos. No podemos. No podemos. Necesitamos que baje esto».
En algunas partes de España, el alquiler también se ha disparado en un 100 por ciento en los últimos 15 años, lo que pone a los residentes bajo una presión considerable para ganarse la vida.
Otra manifestante dijo: «Pago más del 30 por ciento de mi sueldo por una habitación en una casa. Y estoy harta, no llegamos al fin del mes. Y es una pasada lo que pagamos por intentar vivir en una casa un poco digna con una pequeña».
Los manifestantes también exigieron que se ofrezcan más viviendas de interés social, y algunos sugirieron que el país debe seguir el modelo de Viena, que ha incrementado el número de viviendas sociales a precio controlado durante décadas, con el objetivo de regular el mercado inmobiliario.
Un tercer manifestante dijo: «Hay lugares donde las cosas funcionan, como en Viena, así que nos gustaría seguir el modelo vienés, donde hay muchas viviendas sociales asequibles para alquilar».
La Constitución española establece que todos tienen derecho a un lugar digno para vivir, pero los expertos indicaron que el país necesita construir más de medio millón de casas para satisfacer la demanda, a la par, hay 5,5 millones de hogares que están en riesgo de exclusión residencial.
España busca encontrar un equilibrio entre el fomento del turismo, un motor clave de su economía, y la atención a las preocupaciones de los ciudadanos por los altos precios de los alquileres, a medida que los propietarios optan por ofrecer sus propiedades para alquiler turísticos que les resulta más lucrativo.