La Costa Rica del siglo XXI enfrenta una encrucijada. La violencia ha permeado diversos aspectos de la vida: violencia económica que excluye a los más vulnerables, violencia física que se manifiesta en un aumento de la criminalidad, violencia étnica, violencia institucional y social que discrimina y margina a sectores históricamente relegados. Sumado a esto, la violencia sexual, religiosa, patrimonial, y la narco-violencia son heridas profundas en el tejido social costarricense. Este panorama, acompañado de la caída de la solidaridad, la pérdida de empleos, la ingobernabilidad, y una creciente crisis educativa y psicosocial, invita a cuestionar: ¿Por qué ser humanistas en esta época?

El enfoque humanista universalista

El humanismo universalista 1 se basa en el principio de que el ser humano, con su dignidad, conciencia y capacidad de transformarse a sí mismo y a la realidad, es el valor central. En un contexto de crisis como el que vivimos, este enfoque cobra más relevancia que nunca. Los humanistas universalistas no solo abogan por el reconocimiento de la humanidad común, sino también por la superación de toda forma de violencia estructural que impida el pleno desarrollo del ser humano.

Ser Humanista en la Costa Rica actual, significa desafiar el ambiente de múltiples formas de violencia que imperan en nuestra sociedad. La Violencia económica ha abierto enormes diferencias entre los ricos y la gente cada vez más empobrecida, tenemos un Estado que fracasó en la política pública de redistribución de la riqueza y la justicia social.

La violencia de la nueva cultura del Narco y la delincuencia, son formas de la violencia física y social, que ya no atiende los derechos a la vida de nadie, así como la violencia psicosocial que se manifiesta en enfermedades mentales, aumento del suicidio y el pánico individual; todo consecuencia de un sistema que se desentiende de la protección de los derechos de las personas.

El desafío de la ingobernabilidad y la crisis de los servicios del Estado

La época nos reta a través de un conjunto de crisis, de ingobernabilidad cuando percibimos la creciente crítica hacia los servicios del Estado y sus instituciones, transformada en desconfianza de las personas dada la baja calidad o inoperancia en la prestación de servicios básicos como Salud y Educación.

Esto también nos habla en Costa Rica, de la crisis del sistema de salud, que la clase política y sindical se niega a reconocer como tal, los usuarios de la Seguridad Social sabemos lo difícil que es acceder a citas con especialistas médicos o tratamientos de emergencia, sin tener que hacer largas filas presenciales o esperas en años para el siguiente examen médico. Y también de la crisis educativa, dónde sabemos que no se producen soluciones o transformaciones del Ministerio de Educación y el Sistema Educativo, a pesar de contar con docentes altamente capacitados son sendas maestrías y doctorados o enormes sindicatos educativos con capacidades y competencias indiscutibles, que se conforman con solicitud de aumentos salariales o defensas de intereses inofensivos y siempre negando la calidad del sistema a la población educanda.

Todos esto conduce a la desesperanza y a la cruda sensación de abandono y cierre del futuro de para las nuevas y futuras generaciones. Todo representa serios desafíos para una clase política y partidaria, que cierra sus ojos, que finge y que pretende gobernar dando a la espalda a las personas que los eligen o que quieren su voto, el ser humano o poblador destinatario de sus servicios. De forma que lo que fue una vez base fundamental del desarrollo social integral, hoy es proceso que profundiza la desigualdad, la inequidad y el daño estructural para toda la población.

Urge entonces recuperar la esperanza. Ser Humanista en estos tiempos se debe traducir en procesos de reconstrucción de lo público, del servicio de las instituciones, todo a través de una verdadera Solidaridad Social y de verdadera acción ciudadana. No vamos a ser ingenuos, la única dirección posible es reconstituir los valores sociales del costarricense, pensando en desarrollo igualitario y de justicia social, partiendo de la vida personal a la comunitaria, pero en Democracia Real.

Cultura de la fuga y pérdida del sentido comunitario

Muchas personas deciden recurrir a la fuga social y justificar su escasa participación social, utilizando el aislarse de la comunidad, el consumo de sustancias y otras píldoras del olvido. Entonces ante la falta de esperanzas y oportunidades, así como la incapacidad para verlas, el individualismo a ultranza y la alienación se convierten en bandera común. Nos queda entonces un profundo vacío del sentido, qué deberemos llenar con la reconstrucción de un enfoque Humanista en la comunidad.

Es por esto que el Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista se proponen como alternativa a la fuga, dónde se deberán construir la reconexión o la reunión. Conectar con uno mismo, con los demás y con propósitos que vayan más allá de uno mismo.

La acción humanista es aquella que devuelve al ser humano su capacidad de crear significado, de aportar a la comunidad y de trascender su realidad inmediata.

Recuperar la esperanza y el sentido histórico de Costa Rica

La historia de Costa Rica ha estado marcada por momentos de profunda solidaridad y avances en la justicia social. Desde la abolición del ejército en 19482, la Proclama de Neutralidad activa y no armada 19833 hasta la creación de un sistema de bienestar social que ha sido ejemplo para el mundo, el país ha demostrado que es posible construir una sociedad basada en la paz, la educación y la equidad.

En un momento en el que estos logros están en riesgo, ser humanista significa recuperar el sentido histórico de Costa Rica. El humanismo propone no solo resistir la caída en el cinismo y la apatía, sino crear nuevas formas de organización social que respondan a los retos actuales. La construcción de una sociedad más equitativa, pacífica y solidaria es un proyecto que requiere de energía personal, de una mirada al pasado, reflexión del presente y como una visión al futuro.

Costa Rica en el mundo: un ejemplo de humanidad

En los decenios de 1960 hasta 1990 Costa Rica se había convertido en un referente histórico y social, en términos de desarrollo sostenible, crecimiento económico igualitario, protección de los derechos humanos y país promotor de la paz. Esta dirección se rompió con el influjo de la corriente neoliberal global aplicada por diversos gobiernos de diferente signo político. El legado está roto.

Una dirección humanista 4 de la historia, invita a Costa Rica a ocupar un nuevo lugar histórico como una nación de aporte mundial, con capacidad de liderazgo y con responsabilidad global en la lucha por la justicia social, la adaptación al cambio y las crisis climáticas, la protección social de su población y el avance en la protección de los Derechos Humanos.

Ser humanista en esta época es también reconocer que los desafíos de Costa Rica están entrelazados con los del resto del planeta. Las crisis ecológicas, sociales y económicas que enfrenta el país son reflejo de dinámicas globales que demandan una solidaridad internacional.

Conclusión: Por qué somos humanistas

Somos humanistas porque creemos en la dignidad intrínseca de cada ser humano. En un momento histórico marcado por la violencia en todas sus formas, por la desintegración de la solidaridad y por una crisis de sentido, el humanismo universalista ofrece una respuesta integral. Ser humanista hoy significa apostar por la reconstrucción del tejido social, por la recuperación del Estado como garante de los derechos fundamentales y por la creación de una nueva esperanza para guiar a nuestra pequeña nación hacia una sociedad justa y Humanista.

Costa Rica debe avanzar desde todos los niveles y estratos sociales a convertirse en un buen modelo para la humanidad, para esto será necesario reestructurar los valores que la convirtieron en nación desde hace ya más de 200 años y a lo largo de la historia.

Ser Humanista en estos tiempos, es en realidad un acto de fe y esperanza en el Ser Humano. Así como en la capacidad de los seres humanos costarricenses para transformar su realidad personal y transformar las realidades sociales, hacia una Nación Humana Universal, promoviendo su construcción en conjunto con las demás naciones de la Tierra.

 

 

1 El Humanismo Universalista se caracteriza por destacar la actitud humanista. Dicha actitud no es una filosofía sino una perspectiva, una sensibilidad y un modo de vivir la relación con los otros seres humanos. El humanismo universalista sostiene que, en todas las culturas, en su mejor momento de creatividad, la actitud humanista impregna el ambiente social. Así, se repudia la discriminación, las guerras y, en general, la violencia. Humanismo-Universalista-y-Silo-ES, Observatorio de la NoViolencia, Argentina, 2024
2 José Figueres Ferrer. Junta Fundadora II República de Costa Rica, 1 de diciembre 1948. Abolición del Ejército de Costa Rica.
3 Proclama Presidencial sobre la Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada de Costa Rica. 21 noviembre 1983, Gobierno Luis Alberto Monge A., luego Ley de Neutralidad» publicado en la Gaceta No. 38 de 24 de febrero de 1986.
4 Humanista. “Humanista es todo aquel que lucha contra la discriminación y la violencia, proponiendo salidas para que se manifiesta la libertad de elección del ser humano”. Silo, 1996, Habla Silo. Compilación de opiniones, comentarios y conferencias, 1969-1995. Argentina.