Los Ecos de la Conquista: La lucha permanente de los pueblos indígenas

El 12 de octubre se celebra el día de la hispanidad, además del día nacional de España. Es una fecha en la que por parte de algunos Jefes de Gobiernos de hispanoamérica, como la actual presidenta de México o su antecesor, solicitan que España pida perdón por lo que hace más de 500 años conquistadores españoles y de otras naciones como de Portugal e Inglaterra, se adentraron en unos territorios ya ocupados por numerosos pueblos nativos y cometieron errores y genocidios que podrían haberse evitado, mientras que en nombre de la iglesia y de Dios, se intentaba convertir a unos seres que ya tenían sus propias culturas y dioses.

Es cierto que es un capítulo de la historia, en la que se cometieron barbaridades, como en todas las guerras que la humanidad ha emprendido en nombre de sus reyes o de sus religiones. Una de las causas posiblemente fue el que muchos de los que pertenecían a las tropas españolas, eran presos condenados por robos y asesinatos y que les dieron la libertad si se unían a la conquista del nuevo mundo.

Pero también es verdad, que muchos de los que llegaron a las nuevas tierras, formaron familias, se mezclaron las culturas, enriquecieron mutuamente sus estilos de vida y protegieron a pueblos que eran esclavos de los Aztecas, un imperio que se basaba en sacrificios humanos a costa de su sometimiento.

Claro que existió un enfrentamiento que con el tiempo, las diferentes culturas pudieron subsistir y mirar hacia adelante ante un nuevo paradigma. Sin embargo, una vez que se fueron formando países, pasaron los años y formaron gobiernos hasta el día de hoy, los pueblos indígenas han sido masacrados brutalmente, expulsados de sus tierras, violando sus derechos humanos, asesinado a sus líderes, sometiéndolos a la más absoluta pobreza. Hoy en día en México, Argentina, Ecuador, Perú, Chile y tantos otros, no se respetan los derechos de los pueblos originarios y no son los conquistadores españoles, sino ellos mismos, los políticos actuales, los que lo llevan haciendo desde que en el primer cuarto del siglo XIX se independizaron. Son ellos, los que hoy deben pedir perdón a los pueblos indígenas por su mala gestión y genocidio. Son ellos los que actualmente mantienen a los pueblos originarios marginados y permiten que las multinacionales y los intereses del país, pisoteen sus tierras quitándoles su libertad y su dignidad.

Aún no he escuchado a ningún jefe de gobierno de Hispanoamérica, pedir perdón por lo que hoy, en el siglo XXI les está haciendo a los pueblos indígenas. Qué fácil es justificar sus acciones de hoy cerrando los ojos y echando la culpa a España de unos hechos de hace  500 años. Hoy, muchos de los que atacan a España y que pueden que sean descendientes de los conquistadores, justifican y permiten el acoso de los pueblos originarios. El dictador de Argentina, Perón, ordenó el exterminio del pueblo Peligás en la Provincia de Formosa donde los soldados con metralletas pesadas, asesinaron a niños, mujeres, hombres en un exterminio brutal. Los pocos que pudieron escapar siguen viviendo en Formosa, donde el Gobernador racista viola sus derechos, al igual que ocurre con el pueblo Wichi o Qom. ¿Por qué no se les pide perdón a ellos y se les sigue violando sus derechos? En México los pueblos indígenas son despreciados y se han asesinado a líderes. ¿Por qué no les piden perdón a ellos por lo que hoy se está haciendo?

De esta forma podríamos hablar de muchos otros países de Hispanoamérica, donde la resistencia de los pueblos indígenas continúa a pesar de que Naciones Unidas ha declarado sus derechos y pedido a las naciones su respeto.

En este contexto, resulta indignante que los mismos gobiernos que condenan la colonización europea no reconozcan ni asuman responsabilidad por los crímenes cometidos contra los pueblos indígenas en tiempos recientes. El genocidio del pueblo Peligás y otros episodios de violencia sistemática contra comunidades indígenas no pueden ser ignorados o minimizados bajo la sombra de discursos políticos que buscan señalar a otros mientras perpetúan las mismas injusticias.

Es esencial reconocer que la colonización española tuvo un impacto significativo en Hispanoamérica y sus pueblos originarios, ya lo hemos mencionado al principio, tanto en sentido negativo como positivo. Sin embargo, es igualmente importante que los gobiernos y las personas políticas de hoy se responsabilicen por las injusticias actuales que ellos mismos perpetúan. Utilizar el pasado como excusa para no actuar sobre los problemas contemporáneos es una distracción peligrosa. Lo que sucedió hace más de 500 años no debería ser el único enfoque; las acciones de hoy son igualmente críticas. Si los gobiernos están verdaderamente comprometidos con los derechos de los pueblos indígenas, deben actuar de manera coherente, respetando y protegiendo a esas comunidades en el presente.

La conquista española dejó una huella profunda en América Latina. La destrucción de civilizaciones, la imposición de una cultura, religión y estructura económica ajena a los pueblos originarios, junto con la explotación de sus tierras y recursos, son hechos históricos que deben ser reconocidos, especialmente para entender la situación actual de las poblaciones indígenas. Pero también hay que reconocer los hechos positivos.

Sin embargo, culpar exclusivamente a la conquista de hace más de 500 años sin abordar los problemas contemporáneos puede ser una forma de desviar la atención de los gobiernos actuales sobre las injusticias que ellos mismos perpetúan.

Muchas comunidades indígenas hoy siguen siendo marginalizadas, explotadas y privadas de sus derechos fundamentales. Los mismos gobiernos que critican el pasado colonial permiten, y en ocasiones fomentan, la explotación de territorios indígenas para proyectos extractivistas como la minería, la tala de bosques y la expansión de la agricultura intensiva, sin respetar los derechos territoriales ni el bienestar de esas comunidades. Estos actos no son solo una continuación de la colonización, sino una versión modernizada de la misma.

Es por todo ello, que hoy lo importante y más urgente, es respetar los derechos de los pueblos indígenas, protegerlos, reconocerlos como ciudadanos de pleno derecho.

España debe implicarse en la defensa de los pueblos indígenas de habla hispana ya que  son nuestros hermanos y compañeros en la historia y no los podemos dejar abandonados al albedrío de la violación de sus derechos. El día de la hispanidad debería ser un reconocimiento a las voces ancestrales de los pueblos originarios, a sus derechos adquiridos, a la protección de sus tierras y al reconocimiento mundial por haber sido capaces de perpetuar su cultura en una lucha permanente a lo largo de toda su historia.