Ya asumió Claudia Sheinbaum la presidencia de México. Esto fue en el Palacio de San Lázaro, sede del poder legislativo.

Primero llegó Andrés Manuel, que se demoró muchísimo porque en todo el camino desde su modesta casa en el sur de la ciudad, la gente detenía el auto para saludarlo, darle la mano y sobre todo para sacarse una foto con él.

Al llegar a la sede del palacio legislativo, se bajó del coche vestido de azul marino como se acostumbra, corbata roja, y con la banda presidencial terciada, acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Muller (hija de madre chilena).
Ella vestía una falda negra amplia hasta un poquito más abajo de la rodilla y una chaqueta verde. Los zapatos negros sólo de medio tacón porque la cosa era complicada, ya que la gente los apretaba y no los dejaba avanzar. Beatriz
es una mujer muy guapa, que iba muy bien peinada como siempre, con el cabello castaño sujeto en un moño en la nuca. Yo pensaba que a cada momento le iban a destruir el moño porque los apretaban sin cesar. Pero no, en
cambio la banda presidencial que llevaba Andrés Manuel quedó bastante arrugada.

Finalmente entraron a San Lázaro, pero allí Beatriz se quedó atrás y AMLO intentó llegar a la tribuna, pero se debe haber demorado cerca de media hora porque los abrazos, las manos que intentaban tocarlo y las fotos no lo dejaban avanzar.

Logró subir a la tribuna y allí ya se encontraba Ifigenia Martínez, una diputada de 94 años, que por esta vez y a pedido de Claudia, asumió la Presidencia de la Cámara para hacer entrega de la banda presidencial a la nueva Presidenta.
La maestra Ifigenia es una mujer pionera de la izquierda mexicana, economista, diplomática, catedrática que ha sido profesora de todos los economistas y políticos de izquierda en este país. En esta oportunidad ella vestía un traje sastre rojo.
Claudia venía en viaje desde su casa en Tlalpan, pero avanzando con mucha dificultad en un auto blanco acompañado por varios motociclistas.

La cita era a las 11 de la mañana, pero ella llegó como a las 11.20, también porque el pueblo se había agolpado alrededor de su casa y de ahí en adelante, para qué les digo.

Cuando se bajó se vio que venía con un vestido entero blanco, también de falda acampanada bajo la rodilla y zapatos blancos. Peinada con el cabello liso tirante sobre la frente y esta vez un moño en la nuca, aunque generalmente se
deja una coleta colgando. La acompañaba un señor alto de traje oscuro que llegó hasta la entrada del palacio legislativo y después no se le volvió a ver.
Era su marido, el doctor Jesús María Tarriba, un reconocido matemático, doctor en ciencias, con una tesis que recibió el galardón máximo de Ciencias Exactas. Además el doctor Tarriba es analista de riesgos del Banco de México.
Con dificultad logró Claudia subir a la tribuna porque los periodistas y los propios diputados se le abalanzaban.

Y allí el primer abrazo fue con Andrés Manuel López Obrador entre sonrisas y lagrimas. También abrazó a la maestra Ifigenia Martínez que se veía muy cansada y la ayudaron a sentarse.

Unos jóvenes militares se pusieron a tocar el himno nacional y como corresponde, todos en la sala se pusieron de pie.

Luego vino lo principal: el intercambio de la banda presidencial. Andrés Manuel se sacó la banda y se la entregó a la maestra Ifigenia que apenas se sostenía de pie y se la pasó a Claudia. Y ésta, con ayuda de una joven soldada que estaba ahí detrás, se la calzó perfectamente, aunque todavía se veía arrugadita debido al azaroso viaje de AMLO que tuvo que atravesar toda la Ciudad de México con la banda puesta. Y a nadie se le había ocurrido que habría que destinar un tiempito para que la plancharan.

Ya ven ustedes que fue una ceremonia nada de original. Salvo que en otros países a los Presidentes salientes no los abrazan sino que los apedrean.

Luego Claudia se dirigió al podio y pronunció uno de los mejores discursos que se han dicho en este recinto, después de Benito Juárez. No lo voy a poner aquí porque fue muy largo y seguramente lo van a publicar en todas partes.

AMLO la miraba encantado, seguramente pensando “Es mi discípula, ella va a continuar mi obra”.

Expresó emocionada: “Hoy, después de 200 años de la República y de 300 años de la Colonia, porque previo a ello no tenemos registros claros, es decir, después de al menos 503 años, por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación. Y digo llegamos, porque no llego sola, llegamos todas”.

“Agradezco ( ) a las y los representantes de 105 naciones que nos acompañaron en el inicio del segundo piso de la Transformación” expresó la Presidenta Sheinbaum en referencia a quienes llegaron a su toma de posesión, entre ellos presidentes que han sido aliados y amigos del actual Gobierno, como los de Cuba, Colombia y Brasil.

La mandataria expuso en su cuenta X, donde colocó fotos con dignatarias y dignatarios que llegaron a saludarla, que “nuestra política exterior seguirá los principios constitucionales de la libre autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de las controversias, la cooperación internacional para el desarrollo y la fraternidad con todos los pueblos del mundo”.

En la ceremonia de asunción de la jefa de Estado estuvieron el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel,  el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, el primer ministro de Belice, John Briceño, el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, el presidente de Ghana, Nana Addo Dankwa Akufo-Addo, el primer ministro de la República Árabe Saharaui Democrática, Bucharaya Hamudi, el presidente de Paraguay, Santiago Peña, y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, entre otras y otros representantes de más de cien naciones.

Como ha sido su postura desde hace décadas, siendo activista universitaria, científica, alcaldesa de Tlalpan y Jefa del Gobierno del Distrito Federal, fundadora del partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), Claudia Sheinbaum criticó este día al modelo neoliberal y planteó que se le enfrentó y se está derrotando porque “cambió el modelo de desarrollo del país”. Acentuó que “del fracasado modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios” se pasó a un régimen “que surgió de la fecunda historia de México, del amor al pueblo y de la honestidad, lo llamamos el humanismo mexicano”.

La mandataria enfatizó que “por eso hablamos de una transformación profunda. Y, aceptémoslo, a todas y a todos, a todas y a todos les ha ido mejor. Con este pensamiento y su puesta en marcha se cayeron muchos mitos y engaños del pasado”, haciendo referencia a lo que fue el sexenio de López Obrador con el sello de la Cuarta Transformación que Sheinbaum proseguirá.

Ella apuntó a que “durante el periodo neoliberal, ése, el que le costó tanto al pueblo de México, que marcó nuestra historia por 36 largos años, se decía que el Estado debía diluirse o subordinarse a las fuerzas del mercado, que si la economía se regaba desde arriba iba a llegar a los de abajo, que si aumentaba el salario mínimo iba a haber inflación y no iba a haber inversión extranjera, que si el Estado participaba en la economía iba a haber crisis económica y devaluación, que la corrupción era inherente al gobierno, que la libertad no solo existe en el mercado, que la libertad solo existía en el mercado, que la educación, la salud, la vivienda y el salario justo eran mercancías y no derechos. Todo resultó falso”.

Y volvió sobre un planteamiento que viene hace años: “Por ello, para bien de México, de todas y todos, vamos a continuar con el humanismo mexicano, con la cuarta transformación”.

Luego AMLO se retiró de la tribuna y del palacio legislativo acompañado de su esposa y protegido en su camino por una comisión que lo acompañó hasta su auto. Ahora podrá tomarse un merecido descanso el mejor Presidente que ha tenido México.