En 2008, la Asamblea Constituyente de Ecuador aprobó la nueva carta constitucional, vigente hasta hoy, que declaró al Ecuador como “un territorio de paz”, negando radicalmente “el establecimiento de bases militares extranjeras” o de “instalaciones extranjeras con propósitos militares”, e impidiendo “ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras” (art.5 Constitución 2008).

Tras una década y media del cierre de la base militar norteamericana instalada en el puerto de Manta, el Presidente Daniel Noboa ha presentado hace pocos días una solicitud de enmienda constitucional para eliminar esta prohibición y permitir nuevamente la instalación de bases militares extranjeras, bajo el justificativo de la inseguridad que vive el país, apelando nuevamente a combatir la violencia no resuelta con la ayuda de militares extranjeros.

“La Base norteamericana instalada en Ecuador durante una década no contribuyó a resolver el flagelo del narcotráfico”; es más, durante su existencia la tasa de criminalidad se disparó y los envíos de droga se triplicaron”, señala Alberto Acosta, ex Presidente de la Asamblea Constituyente. Agrega que con las numerosas bases militares norteamericanas en Colombia y Perú, “no se ha logrado parar el narcotráfico, más aún en ambos territorios la producción de cocaína sigue en alza y se alimenta la narco economía” (En Directo, 21-09-2024).

Esta controvertida intervención del Presidente, en la coyuntura pre electoral, coincide con la mayor crisis energética que afronta el país, sobre la que su gobierno ha mostrado incapacidad de respuesta, dado el abandono y la desinversión del sector energético por parte de los últimos tres gobiernos neoliberales. “La propuesta de Noboa sobre bases militares extranjeras es electoral en medio de los apagones”, destaca la experta en seguridad Carla Álvarez; en el mismo sentido, el experto Julián Macías ha declarado a Radio Pichincha que “con el tema de las bases militares extranjeras, Noboa quiere desviar la atención a la crisis energética”.

Pero, más allá de las circunstancias políticas internas se esconde una cuestión geo estratégica de suma importancia dentro de la confrontación mundial entre las grandes potencias. A los Estados Unidos de Norteamérica le interesa instalar esta base militar en las Islas Galápagos, con la pretensión de “instalar un enorme arsenal militar para frenar la expansión de China por el Pacífico”, afirma Acosta.

Frente a estas pretensiones del presidente Noboa, que nuevamente intenta manipular el estado de temor e inseguridad de la población ecuatoriana, el artículo 416 de la actual Constitución es muy claro en los principios que deben guiar sus relaciones internacionales: (Ecuador) “promueve la paz y el desarme universal, condena el desarrollo y uso de armas de destrucción masiva y la imposición de bases o instalaciones con propósitos militares de unos Estados en el territorio de otros”. Igualmente, “condena la ingerencia de los Estados en los asuntos internos de otros Estados, y cualquier forma de intervención, sea incursión armada, agresión, ocupación o bloqueo económico o militar”.