Este sábado fue el aniversario 50 de la detención y desaparición el 20 de julio de 1974 de los destacados ciclistas chilenos Sergio Tormen y Luis Guajardo.

Los detuvieron en el taller de bicicletas de Pedro Tormen, padre de Sergio, a donde acudió Luis con un bolso. Afuera lo esperaba un vehículo de la DINA, la policía secreta de Pinochet. Sabía que lo estaban buscando. Hacía menos de un año las fuerzas armadas y la derecha habían derrocado al gobierno democrático de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende. Primero se llevaron a Luis, y después volvieron por Sergio (25 años), Peter (14 años) y Andrés Moraga (42 años, entrenador del seleccionado nacional de ciclismo y dueño de la propiedad donde estaba ubicado el taller), ambos liberados al mediodía del lunes 22 de julio en Av. Matta con San Diego. A pesar de los incesantes esfuerzos de búsqueda de Luis y Sergio, sus restos nunca fueron encontrados.

En nuestra familia su ausencia siempre estuvo presente. Eran 8 hermanos viviendo en una pequeña casita de 2 pisos en la población Isabel Riquelme, justo detrás del Estadio Nacional. Al ser yo (1972) y mi hermana Gabriela (1973) los primeros nietos, éramos por esos años los regalones de ese humilde hogar. Poco a poco fueron naciendo sobrinos y nietos, con esto de telón de fondo, casi un tabú. Con recuerdos sin palabras, solo imágenes imprecisas, sentí que a mediados de 1974 se instaló un velo de sufrimiento y miedo. Sería largo describir cuánto nos afectó, sobre todo a mi abuela Lucía, que falleció tras 14 años de Alzhéimer progresivo sin haber dado con su paradero.

50 años después, su memoria sigue viva. Tanto en nuestra familia como en multitud de vecinos, compañeros de ciclismo, muchos de ellos sin siquiera haberlo conocido en vida, su figura está muy presente.

El año pasado se le asignó su nombre al Velódromo del Estadio Nacional, a petición de la familia, y este año el gobierno asignó más de 3300 millones de pesos para su reacondicionamiento.

Su hermana Mandy escribió en 2011 «Sergio Tormen, mi hermano desaparecido». Marcelo Guajardo escribió el libro infantil «La bicicleta mágica de Sergio Krümm» en 2013, e Ítalo Hernández publicó en 2023 el libro «Mi hermano Sergio», relato en primera persona de su hermano Peter, en una presentación con cerca de 200 personas, la alcaldesa incluida. Tocó Altos y Bajos, un grupo folclórico de vecinos que presentó una canción original en homenaje a su vecino e ídolo. También hubo en la pista del Velódromo una demostración de un grupo de ciclistas aficionados y vecinos aledaños al barrio.

El sábado, familia y amigos pusieron una placa recordatoria durante una ceremonia en el Memorial de los Desaparecidos del Cementerio General y ayer domingo 21 el colectivo CicloLumpen llevó a cabo una cicletada entre Londres 38 (ex sitio de torturas), pasando por la calle San Dionisio, donde los detuvieron, y llegando a la plazuela Sergio Tormen (ex Los Alerces), donde se organizó la ceremonia de renovación de un monolito recordatorio. Fuimos la mayoría del ahora extenso clan Tormen, que hoy está repartido también por regiones y por el mundo, además de gran cantidad de vecinos y varios amigos humanistas de Mundo Sin Guerras).

Sobre todo emocionaba ver gente de todas las generaciones: viejos, no tan viejos y muchos, muchísimos jóvenes, una prueba innegable de que su semilla sigue creciendo.

Ceremonia en el Memorial de los Desaparecidos
Ceremonia en el Memorial de los Desaparecidos
Ceremonia en el Memorial de los Desaparecidos
Londres 38, punto de partida de la cicletada
Monolito en homenaje a Sergio Tormen, organizado por el colectivo CicloLumpen
Marucha y su hija Ornella regalando agua y naranjas a los ciclistas
Llegada de la cicletada
Cecilia Tormen, hermana de Sergio
Llegando...
Amigos de CicloLumpen presentando la placa
Peter Tormen hablando
Parte de los hermanxs Tormen en el Velódromo
Mi hermana Gabriela y su hijo
Voluntarios de Mundo Sin Guerras
Italo Hernández con su libro "Mi hermano Sergio"