Por Alejo Claria
Para comenzar es necesario reflexionar como dentro del campo de la medicina y la salud en general poco se ha dado lugar a valorar la diversidad. La diversidad de género, cultural, en relación a la orientación sexual y en todos sus bemoles.
Siempre un cuerpo normatizador y formalizador de estructuras sanas marcan lo diverso como adverso para lograr esa supuesta “mente sana”.
Entendida la salud como un proceso de salud enfermedad y cuidados siempre las cuestiones de diversidad se pusieron del lado de la enfermedad al extremo de considerar ciertas elecciones y deseos como meras enfermedades.
Es contemporánea la ocurrencia de familias, padres y determinadas religiones el relacionar directamente la diversidad sexual con la enfermedad y la imaginaria cura en instituciones de salud.
Aunque nos suene aberrante esto sigue pasando y hasta en las memorias del propio escritor salen recuerdos desde las no malintencionadas y hasta cariñosas preguntas: Te gustan los chicos? Querés que vayamos al doctor?.
Ese ejemplo en el mejor de los casos, porque en la mayoría de los casos el direccionamiento no viene como un acompañamiento imaginado por alguna madre o padre sino como un castigo desde una medicina que se ve como dominadora de cuerpos y mentes funcional a una sociedad que castiga y no acompaña.
Programas de algunas facultades de medicina quizá no ingenuamente todavía no han borrado a la homosexualidad dentro del capítulo de las perversiones sexuales, aún el quitamiento de la lista de estas desde ya hace mucho tiempo de todo tipo de manuales de psiquiatría y organizaciones mundiales e internacionales de salud.
Pero la comunidad habla y camina los pueblos de Latinoamérica con derechos ganados pero sostenidos continuamente, ante embates homofóbicos, misóginos y discriminadores.
Es así que esas banderas que se multiplican para visibilizar y no para dividir han sido reforzadozas por leyes y políticas públicas incluídas políticas de Salud.
En Argentina por ejemplo aparece un cuerpo normativo de estos que nos dan color dentro de los que no solo se encuentran leyes como la identidad y la de matrimonio igualitario, sino que leyes de Salud como la Ley Nacional de salud mental pone énfasis en que no se diagnostique estigmatizando, ni considerando aspectos sexuales que suman a ese proceso de salud pero ahora en la primera parte “en la salud”.
Así podemos decir que ya junio no es solo el mes del orgullo sino que es un orgullo poder seguir dándole vida a estas políticas que por ejemplo en la Provincia de Santa Fe pensamos desde Salud como enriquecedoras, habilitantes, reparadoras y como si esto fuera poco alegres y festivas.
Es entonces que un conjunto de actores sociales y hasta el la susbsecretaría de salud mental de la provincia referida ya pone come eje de salud, visibiliza e intercambia con ministerios que toman como eje de estas políticas a la diversidad por la que seguimos orgullosos, celebramos y gritamos asi como libertad (de la verdadera), diversidad y Salud, Salud para todos y todas.