La irrupción del conflicto ucraniano reveló el preocupante servilismo de los países occidentales que se tradujo en la pérdida de poder decisorio de las instituciones europeas y su total subordinación a los dictados geopolíticos de EE.UU., quedando Francia como una potencia irrelevante en la nueva cartografía geopolítica de la Guerra Fría 2.0.
Sin embargo, el pensamiento de Macron sería rígido e incorregible pues no tiene en cuenta las razones contrarias y sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción, por lo que todo indica que Macron estaría decidido a liderar Europa comprometiéndose personalmente en el apoyo sin fisuras al pueblo ucraniano y forzar la entrada de la OTAN en conflicto abierto con la Rusia de Putin.
Así, al estar EEUU inmerso en la campaña electoral para las Presidenciales de Noviembre, Francia, Polonia y Reino Unido serían el tridente elegido por los globalistas para implosionar el frente ucraniano el próximo verano y provocar la posterior entrada de la OTAN en un conflicto abierto con la Rusia de un Putin reelegido hasta el 2030.
¿Entrada de la OTAN en la guerra de Ucrania?
El conflicto ucraniano habría significado el retorno a la Guerra Fría entre Rusia y EEUU y el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo «Las fuentes del comportamiento soviético», publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita «el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza».
Así, el presidente polaco, Andrzej Duda, afirmó que su país está «dispuesto a aceptar armas nucleares» de países aliados en su territorio, lo que ha recibido la respuesta dura y contundente de Moscú al advertir que «el emplazamiento de este tipo de armamento en Polonia convertirá a este país en un objetivo prioritario en la planificación militar rusa».
Asimismo, en un comunicado del Ministerio ruso de Exteriores, Rusia ha advertido que la «llegada de los cazas F-16 a Ucrania los veremos como portadores de armas nucleares y consideraremos ese paso de EEUU y la OTAN como una deliberada provocación», al tiempo que acusa a Occidente de apoyar abiertamente las acciones de sabotaje de Ucrania en territorio ruso y de suministrar a Kiev misiles de largo alcance británicos y franceses así como los nuevos ATACMS estadounidenses, que pueden alcanzar territorio ruso.
Dentro de la dinámica de acción- reacción propio del nuevo escenario de Guerra Fría 2.0, Putin ordenó a sus Fuerzas Armadas de su país realizar maniobras con armas nucleares tácticas en la frontera sur con Ucrania.Asimismo, Putin advirtió que «el uso de armamento occidental por parte de Ucrania contra territorio ruso podría acarrear problemas muy graves» y como respuesta, » Moscú podría proporcionar armas de largo alcance a terceros para atacar objetivos occidentales».
Haciendo caso omiso a dichas advertencias, en una entrevista televisada con los canales France 2 y TF1, Macron anunció que Francia «cederá a Ucrania cazas Mirage 2000-5, y formará pilotos y a una brigada de 4.500 soldados ucranianos a los que equipará, entrenará y prestará armas». Asimismo, reiteró que «se debería permitir a Ucrania emplear armas proporcionadas por sus aliados occidentales para atacar objetivos militares rusos y neutralizar los puntos desde los cuales el país está siendo atacado».
La prioridad actual de París,según ha avanzado su ministro de Defensa, Sebastian Lecornu, sería suministrar a Zelenski bombas de alta tecnología AASM guiadas con precisión y piezas de artillería avanzadas así como la producción de 40 unidades del poderoso misil de crucero SCALP de Francia.
Macron y el sable nuclear
Macron, erigido en «adalid de la defensa de los valores occidentales frente a la barbarie rusa», sería el único dirigente europeo dispuesto a utilizar el «sable nuclear» frente a las amenazas de Putin de «utilizar la fuerza nuclear en el supuesto de estar en peligro la integridad de Rusia». Aunque la responsabilidad de las fuerzas armadas esté compartida por el Presidente y el Primer Ministro según Constitución Francesa de 1958, un decreto de 1962 sólo atribuye al Presidente la capacidad de autorizar el uso de armamento nuclear.
Recordemos que la “Force de Frappe” nació en 1960 como consecuencia de la proclamación de la V República Francesa por el General De Gaulle. y fue concebida como uno de los elementos clave de la independencia económica, diplomática y militar del país frente a las dos grandes potencias enfrentadas mundialmente (EEUU y la URSS).
Con Sarkozy se redujo el arsenal atómico francés hasta las 290 cabezas nucleares actuales y basa parte de su poder en la utilización de submarinos nucleares balísticos (SLBM), siendo el misil M51 el de mayor rango con un alcance de 9 km y asimismo, incluye bombarderos terrestres y marítimos con misiles de crucero nucleares de medio alcance y alta velocidad Air-Sol Moyenne Portée (ASMP). En este contexto, el ministro francés de Defensa, Sébastien Lecornu, confirmó que » se había lanzado con éxito un primer disparo de ensayo de un nuevo misil nuclear supersónico aire-tierra, de corto y medio alcance» conocido como ASMPA-R desde un avión Rafale de las Fuerzas Aérea Estratégicas (FAE) sobre territorio francés y tiene un alcance de 500 kilómetros y puede transportar cargas nucleares de 300 kilotones.
¿Hacia una guerra nuclear de baja intensidad?
Dado que tanto Macron como Putin están aquejados del llamado síndrome de Pontius, que consiste en «una distorsión en la percepción del peligro que tendría su origen en el exceso de adrenalina de la persona afectada», ninguno de los dos se dejará amilanar por el contrario, por lo que el conflicto podría culminar en una guerra nuclear de baja intensidad mediante el uso de armas nucleares tácticas.
Las armas nucleares «no estratégicas», también conocidas como «armas nucleares tácticas», según la Nuclear Threat Initiative (NTI) y de las cuales Rusia poseería cerca de 1.800 ojivas y la OTAN tendría desplegadas en Europa 250 ojivas, serian las ojivas diseñadas para usarse en un campo de batalla limitado, por ejemplo, para destruir una columna de tanques o un grupo de batalla de portaaviones si se usan en el mar, por lo que también son conocidas como de «bajo rendimiento».
Sin embargo, según Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados), una simulación de la Universidad de Princeton de un conflicto entre Estados Unidos y Rusia que comienza con el uso de un arma nuclear táctica predice «una escalada rápida que dejaría más de 90 millones de muertos y heridos», con lo que el inicio de un conflicto nuclear de baja intensidad podría degenerar en una conflagración nuclear a gran escala de resultados nefastos para la Humanidad.