Después de tantos análisis, como chilena proveniente del exilio que soy, sólo puedo hablar con el corazón.

El triunfo de Claudia Sheinbaum y antes el de Andrés Manuel López Obrador nos ha estremecido en lo hondo, porque nos hace evocar el de Salvador Allende en Chile. Aquello fue pura emoción, pura euforia, todos los sueños cumplidos después de años y años de luchas y fracasos.

Pero lo de allá terminó en tragedia cuyas sombras todavía oscurecen a Chile, debido a tanto crimen sin castigo.

Por el contrario, aquí podremos vivir un nuevo triunfo de don Benito Juárez, en paz, con fraternidad, indulgencia y respeto. Será la victoria de la luz y de las esperanzas hechas realidad para los más
pobres y para todos los hombres y mujeres buenos y generosos.

Una conquista que será ejemplo y guía para América Latina, nuestra Patria Grande.