Por Hugo Guzmán*

La actuación de AMLO y Claudia Sheinbaum y otros actores sustentada en la convicción y la coherencia, sin oscilaciones ni ambigüedades, en torno a los contenidos programáticos de un proyecto de transformación. Es parte de lo que López Obrador definió como confrontar “a los conservadores”, un concepto que anidó en el sentido común de las mexicanas y los mexicanos; “los conservadores” como definición de quienes frenan los cambios y las reformas.

1.-En México, las fuerzas progresistas, transformadoras y de izquierda acaban de ganar la elección presidencial, la mayoría sólida en el Congreso, ganaron la jefatura de Gobierno de la capital y gubernaturas. Un triunfo democrático robusto, inapelable.

2.-Claudia Sheinbaum, fue electa con la mayor votación jamás obtenida en México por un postulante a la presidencia. Ella había afirmado que construirá “el segundo piso” del proyecto de la Cuarta Transformación (4T). El primero lo dejó el actual jefe de Estado, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). No es menor. En el marco de las tesis de la 4T se desarrollan en México importantes transformaciones sociales, económicas, institucionales, de infraestructura y culturales, que le dan basamento al apoyo político, social y electoral a los partidos que impulsan la 4T, y sustento a un activo y gravitante movimiento social.

3.-Analistas y hechos explican factores latentes en esos logros. La actuación de AMLO y Claudia Sheinbaum y otros actores sustentada en la convicción y la coherencia, sin oscilaciones ni ambigüedades, en torno a los contenidos programáticos de la 4T. Haber definido con mucha nitidez la hoja de ruta y con un sello identificable por la gente: la 4T. Reforzar un punto de resistencia política e institucional ante las presiones y embates de los conservadores, la derecha y la ultraderecha. Promover la separación real de la política del poder económico. Priorizar por políticas públicas sociales sin dependencia del Congreso. Mantener una actitud férrea ante grupos trasnacionales y presiones internas y externas en defensa de los recursos naturales y empresas estatales estratégicas. Generar canales propios de información hacia la ciudadanía y apoyar, sobre todo con insumos informativos, a medios de prensa alternativos de corte social, público/estatal y político. Convocar a la participación y movilización de la sociedad civil y movimientos sociales. No hubo complejos ni intenciones de presentar cartas de buena conducta ante los conservadores en el desarrollo del ideario del Gobierno de AMLO y de las fuerzas progresistas y de izquierda. Un elemento nada despreciable fue la labor hacia y con las Fuerzas Armadas, asignándoles un papel vital en el desarrollo del país, sobre todo en infraestructura. También la dedicación en la promoción y defensa de los derechos humanos.

4.-Una analista mexicana dijo este domingo que “a Claudia no le gustan los reflectores, es más bien de gestión concreta y con una actitud de mucha sencillez”. En efecto, la próxima Presidenta de México, una destacada científica y académica, es reconocida como una mujer sencilla, afable, honesta y no dada a las exposiciones mediáticas y con tendencia a evitar “apariciones mediáticas” inútiles. Tiene una estética que la traza con un estilo prudente, muy mexicana, no estridente, cercana al comportamiento de las mujeres sencillas y que lleva el carácter de la dignidad, sin buscar ropajes “de moda” o de querer dar cuenta a la estética elitista y adinerada. Es descrita como una mujer inteligente, de excelente gestión, sensible, apasionada de las tareas en base a la técnica, la evidencia, la ciencia, la metodología y la concreción. Fue una dinámica y alegre activista universitaria, participando de diversidad de luchas estudiantiles, entre ellas, las reformas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Una mujer que viene de la izquierda y del ideario transformación, a lo cual nunca ha renunciado. Todo eso marcó atributos que la convirtieron en una lideresa del pueblo mexicano. Su honestidad, probidad, lejanía con actitudes escaladoras y coherencia política ha sido mencionado en estos días.

5.-Todo lo anterior, y mucho más, es parte de la construcción e instalación de un proyecto transformador en México. Es parte de factores que, como lo demuestran los sucesos de estas 24 horas, permiten afirmar que sí es posible dejar atrás a la derecha y la ultraderecha y generar espacios y propuestas para que esos sectores no avancen, más bien retrocedan y pierdan. Es parte de lo que siempre López Obrador definió como confrontar “a los conservadores”, un concepto que anidó en el sentido común de las mexicanas y los mexicanos; “los conservadores” como definición de quienes frenan los cambios y las reformas, como contrapunto del progresismo, la democracia y la transformación. Nunca desde la 4T se renunció al reconocimiento de un ideario y a que esto se trata de batallas de ideas y de lucha ideológica. En esa perspectiva se tomaron decisiones y acciones para fortalecer plataformas comunicacionales (RRSS entre ellas) y medios propios en distintos formatos, reforzar los medios públicos y apoyar en concreto a la prensa alternativa sin prejuicios. Quizá un factor de cara a los sectores conservadores, es que en México las fuerzas de la transformación no se quedaron en el diagnóstico, en la queja, en la actitud defensiva y reactiva. Finalmente quedó en evidencia que con gestión, coherencia, participación y movilización, política comunicacional propia, no subordinación a poderes financieros y fácticos, convicción, cercanía con el pueblo, oportuna y eficaz labor gubernamental, se pueden construir basas para desechar y dejar atrás a las fuerzas conservadoras, de la derecha y la ultraderecha, en lo cual es vital contar con un claro programa, una definida hoja de ruta, una coherencia ideológica y una construcción inteligente y audaz de correlaciones de fuerzas en función de un proyecto.

 

*Periodista, Director de El Siglo

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