Por: Isabelle Montané
Estoy totalmente de acuerdo con que cada cultura tiene el derecho a escoger su forma de vida, ¡no podría ser de otra manera!
Por tanto, ¿podemos ignorar nuestra responsabilidad como franceses, al igual que lo hace el resto del mundo occidental, en los acontecimientos actuales? ¿Es justificable que la muerte y el luto nos impidan darnos cuenta que nosotros estamos involucrados en la revuelta de la miseria humana?
¿Podemos olvidar que nuestro estilo de vida, cargado de un consumismo extremo de alimentos, ropa, tecnología, recreación a expensas de un consumo de energía extremadamente costosa, etc., lleva al 80% de la población mundial a la miseria?
¿Qué podría salir de este 80% de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza, sin electricidad y sin escuelas? Nada menos que ira, rebeldía (sea cual sea la forma que adopte).
Nuestro estilo de vida está matando a los seres humanos.
Nuestra manera de consumir y de entretenernos destruye las reservas del planeta y empobrece a las poblaciones.
Somos el tercer distribuidor mundial de armas, y gracias a esto tenemos garantizado un cierto nivel de vida.
¿Por qué no nos cuestionamos nuestro estilo de vida? No hablo de nuestros valores humanos, sino de la creencia de que “tenemos derecho a todo.”
¿Tenemos todo el derecho a pedir un crédito para un coche nuevo, cuando sabemos que la especulación genera pobreza?
¿Tenemos todo el derecho a cambiar de teléfono cada año, cuando vemos la enorme contaminación que se crea gracias a estos?
¿Tenemos todo el derecho a estar pendientes de recibir una nueva joya en Navidad, cuando sabemos el número de personas que murieron al tratar de obtener esa piedra preciosa?
¿Tengo todo el derecho a luchar por un estilo de vida que yo sé que es posible gracias a la miseria de los demás (el 80% de la población mundial)?
¿Tengo todo el derecho a ignorar que la pobreza material de estas poblaciones genera la miseria humana y la pobreza espiritual, la cual les lleva a ser bombarderos suicidas religiosos?
¿Tengo el derecho a ignorar las consecuencias de mi estilo de vida ya que éstas son lejanas e indirectas, y sobre todo porque nadie me dice nada al respecto?
Lo que realmente hago es estar triste por lo que le sucede a estas personas y a sus familias, estar preocupada porque mi seguridad se ve amenazada y decir que estoy en desacuerdo con el método utilizado por aquellos que se rebelan.
Pero, ¿tengo todo el derecho a no trazar los vínculos entre la miseria humana expresada por esta gente (como el fanatismo religioso) y mi queridísimo occidente, con sus valores y su estilo de vida, y decir que los dos, conjuntamente, someten al mundo?
¿Puedo decir que tengo el derecho de tener todos los hábitos que yo quiera, aun sabiendo que eso arruina a las poblaciones de los países porque ni siquiera sé el nombre de estos?
¿Qué creemos defender cuando decimos “nuestro derecho a disfrutar la vida es violado”? Cuando “disfrutar de la vida” significa tener el derecho de utilizar los recursos del planeta a nuestro convenir (sin restricciones ni consideración por los pobres o por el planeta), ¿qué queremos decir realmente?
¿Tengo el derecho de no trazar el vínculo entre estos atentados y la pobreza en el mundo solo por no querer cuestionar mi estilo de vida?
¿Tengo el derecho a endilgarles a los líderes del mundo la responsabilidad de mis propios deseos de ocio y consumo personal, para no tener que ponerles freno en mi vida cotidiana?
¿Es suficiente tener la honestidad intelectual para no juzgar como fanático islamista al musulmán en mi barrio?
¿Tengo derecho a no trazar un vínculo entra estas cosas y simplemente pedir más amor para todos?
¿Tengo derecho a considerarme inocente ante la muerte de estos jóvenes y seguir reclamando mi derecho a disfrutar de mi estilo de vida?
… mientras la miseria de las poblaciones continúa fabricando kamikazes?
Traducido al español por: Melanie Iturralde