Miles de personas se manifestaron ayer en la edición 24 de la Marcha del Orgullo LGBTIQ. Desde 1992 cada movilización tiene su consigna y este año fue “Ley antidiscriminatoria ya”. La ley vigente es de 1988. “Es muy antigua, no incluye a la diversidad ni a muchos grupos vulnerados por la discriminación. Creemos que hay que actualizarla”, dijo María Rachid.
Por Matías Máximo para Infojus Noticias
Rojo: vida. Naranja: salud. Amarillo: el sol. Verde: naturaleza. Azul: serenidad. Violeta: espíritu. Los seis colores de la bandera de la diversidad se repitieron cientos de veces en la marcha del orgullo LGBTIQ número 24, que ayer colmó las calles de centro porteño. Desde el mediodía, la Plaza de Mayo se llenó de miles de personas. A las 16, la marcha se movió hasta el Congreso de la Nación, donde siguió la fiesta de la diversidad hasta entrada la medianoche. Desde 1992 cada marcha tiene su consigna y este año fue “Ley antidiscriminatoria ya”. Si se piden leyes para proteger a la comunidad LGBTIQ no es por un capricho de discriminación positiva: el reclamo de una ley nacional contra la discriminación, que comprenda a la diversidad sexual como uno de los motivos recurrentes de persecuta y odio, tiene sus razones.
“La ley vigente es muy antigua, no incluye a la diversidad, a los adultos mayores, ni a muchos grupos vulnerados por la discriminación. Por eso creemos que hay que actualizarla para prevenir y erradicar a la discriminación y esperamos que antes de fin de año salga”, dijo a Infojus Noticias María Rachid, legisladora porteña y coordinadora de la Mesa Nacional por la Igualdad, con el Congreso de fondo.
Antes de subir al escenario a corear “Amor sí, Macri no”, César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), dijo que “la ley contra la discriminación debería haber sido la primera en aprobarse, aunque ningún momento es tarde para seguir avanzando en derechos”. Marcela Romero, presidenta de Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina, y secretaria general de la Federación Argentina LGBT, estuvo de acuerdo: “No puede ser que simplemente por la apariencia haya una discriminación: a las personas hay que valorarlas por su capacidad, no por su aspecto, y tenemos que seguir construyendo una democracia real”.
En el escenario, la presidenta de la Cooperativa Arte Trans Daniela Ruiz, pidió justicia por el asesinato de la activista trans Diana Sacayán, que apareció muerta en su departamento de Flores la primera semana de octubre. El grito fue “ni una menos”.
Proteger a grupos vulnerados
La actual ley nacional de actos discriminatorios, la 23592, rige desde 1988 y penaliza con prisión de un mes a tres años la propaganda basada en ideas o teorías de superioridad de una raza, religión, origen étnico o color; que justifiquen o promocionen la discriminación racial o religiosa en cualquier forma.
En la ciudad de Buenos Aires, la ley 5261 contra la discriminación está vigente desde junio y busca no busca solo garantizar el principio de igualdad a través de castigos penales, sino también “prevenir con la implementación y el desarrollo de políticas públicas inclusivas y acciones afirmativas. Que promuevan la igualdad de oportunidades y fomenten el respeto a la diversidad y a la dignidad inherente de cada ser humano”. El texto es un faro en el que podría inspirarse la ley nacional.
A diferencia de la ley de 1988, que no mencionaba de manera explícita al colectivo LGBTIQ, la actual suma factores vulnerados: se incorporó la identidad de género y su expresión, la orientación sexual, edad, estado civil, situación familiar, trabajo u ocupación, aspecto físico, discapacidad, condición de salud, características genéticas, situación socioeconómica, condición social, origen social, hábitos sociales o culturales, lugar de residencia o cualquier otra condición o circunstancia personal, familiar o social, temporal o permanente.
“Hicimos la enumeración más exhaustiva posible, aunque no la hicimos taxativa, porque sabemos que siempre pueden aparecer otros grupos vulnerables”, dijo apenas sancionada la norma Rachid, que llevó el proyecto para que se tratara en el recinto ya consensuado con legisladores de otros bloques, como Daniel Lipovetzky. Del escrito participaron, entre otros, la Federación Argentina LGBT, La Fulana, la Mesa Nacional por la Igualdad, ATTTA, el Frente de Migrantes Organizados, la Sociedad de Socorros Mutuos Unión Caboverdeana, la Agrupación de Agricultores Cannábicos Argentinos, el Frente Nacional por la Igualdad del Movimiento Evita y la Coalición Argentina por un Estado Laico.
Otra de las novedades de la ley es la reparación del daño colectivo, lo que vale cuando el tribunal considere que exista afectación social a un grupo, ya sea en un partido de fútbol o en un acto público. El espíritu de esta norma no busca penar sino educar en la tolerancia y el respeto. Por eso las sanciones son campañas públicas de sensibilización y concientización, programas internos de capacitación, información sobre los derechos humanos y el derecho a la igualdad.
En el escenario de Plaza Congreso, a las 20, se entregaron reconocimientos al movimiento Ni una menos, al periodista Franco Torchia, a la artista Lizzy Tagliani, al ministro de Salud Daniel Gollán y a los programas “Cheque en blanco” y “Diverso”. “Me siento honrado y con orgullo por darle visibilidad a la temática LGBT en una radio de rock, con todo lo que eso supone, con mucha idea homofóbica en el mundo rockero”, dijo Chelo Figueroa, de “Cheque en blanco”.
Inclusión de las instituciones
Las leyes son un gran avance porque legitiman derechos, pero el colectivo LGBTIQ no vive en una burbuja legislativa. Para que las normas funcionen se necesita pelear culturalmente e instalar la diferencia, como también lograr que las instituciones encargadas de hacer valer las leyes no las violen. Con ese objetivo en mayo por primera vez se hizo un curso entre el Ministerio Público Fiscal y la CHA.
El mes pasado, organizada por la Defensoría LGBT y el Consejo Nacional de las Mujeres, empezó una capacitación para generar perspectivas de género y orientación sexual en funcionarios y asesores. También 100 por ciento Diversidad y Derechos promovió una especialización sobre los alcances del nuevo Código Civil y Comercial y los derechos LGBT.Uno de los stands en Plaza de Mayo era del Ministerio de Salud y fomentaba la donación de sangre, que desde este año no tiene a la orientación sexual como motivo excluyente para donar.
En los últimos meses la Defensoría de la Nación y la de la Ciudad firmaron convenios para trabajar de manera especializada en las cuestiones LGBT. Y el Observatorio de Género en la Justicia de Buenos Aires hace informes periódicos. En el ámbito del Servicio Penitenciario, Daniela Castro, primera directora trans de una de las delegaciones de la Secretaria de Derechos Humanos bonaerense, recorrió penales de la provincia y llegó a capacitar a más de 600 agentes en el respeto hacia las personas trans y sus necesidades particulares. Desde Desarrollo Social de la Nación se fomentaron cooperativas inclusivas, porque expulsar del mercado laboral también es discriminación.
Algo para analizar e inspirarse es el protocolo de la Suprema Corte de Justicia de México, que desde 2014 se aplica para investigar el odio hacia la diversidad sexual. El método pone como primera instancia identificar si existen situaciones de poder por cuestiones de género u orientación que den cuenta de un desequilibrio entre las partes, después desechar estereotipos al momento de las pruebas y evitar en el proceso el lenguaje basado prejuicios y excluyente.
La semana pasada el ministro de Justicia de la Nación, Julio Alak, se reunió con la FALGBT hace una semana y firmaron un convenio de cooperación. La meta, entre otras cosas, es «lograr el desarrollo conjunto de acciones que permitan mejoras en el acceso a la Justicia de las personas LGBT y cooperar en el diseño, promoción e implementación de políticas públicas que garanticen y en su caso permitan mejorar el acceso de la población LGBT a una ciudadanía plena». También es una meta hacer investigaciones e informes sobre la situación del colectivo.
Con derecho al orgullo
Unos chicos se pintaron los colores de la diversidad en la barba y otros se vistieron de ángeles para festejar su orgullo. Mario, de 22 años, llegó de Berazategui por primera vez a la marcha con una coronita angelical: “Leí los reclamos y me pareció bueno apoyarlos para que cada año se sienta nuestra presencia”, dijo. Una mujer trans envuelta en purpurina dorada bailaba con la bandera argentina y los osos de Buenos Aires desfilaban entre las organizaciones kirchneristas, peronistas y de izquierda. La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, fue una más entre las carrozas. Carlos “Charly” Pisoni, subsecretario de Promoción de Derechos Humanos, dijo que le daba orgullo tanto “la nulidad de las leyes de impunidad como la vigencia de las leyes de diversidad sexual”.
La marcha 2015 tuvo varias subconsignas: “Acceso real a la salud integral, trabajo y vivienda para las personas trans”, “Ni una menos. Basta de violencia machista y patriarcal”, “Ley por el derecho al aborto. Producción pública de Misoprostol”, “Separación de la iglesia del Estado”, “No al racismo, la xenofobia y el sexismo”, “Por un ámbito deportivo sin discriminación ni violencia”, “Legalización del autocultivo y consumo de marihuana” y “No a la violencia institucional”.
Una nena que estaba en los brazos de sus dos mamás, vestida de abejita, tenía una sonrisa que le llenaba la cara: el orgullo en Argentina es otro derecho que hay que sostener.