Con las reflexiones de la periodista Susana Kunkar y el diputado humanista Tomás Hirsch, tuvo lugar ayer en la sede de la Junta de Vecinos #8 de la Comuna de La Reina, en Santiago de Chile, la presentación del libro de Hernán Coloma «Secretos de última línea», editado por GrilloM Ediciones.

Publicamos acá las palabras de Tomás Hirsch, precedidas por las de Susana y cerrando las exposiciones con las del autor, Hernán Coloma, antes de que se diera el intercambio y encuentro fraternal en los espacios acogedores de la Junta de Vecinos:

«Hay secretos que no pueden, ni deben quedar como secretos. No pueden quedar en el espacio de lo desconocido. Deben ver la Luz, deben ser historia conocida.
La historia de los últimos 50 años de nuestro país debe ser conocida, debe ser develada. Pero debe ser conocida en su real dimensión, en su verdadero acontecer. No basta con “la historia oficial”, la historia contada por los eternos vencedores, por los guardianes de la verdad.

Y eso es lo que nos entrega Hernán Coloma en su libro: La historia de los que hicieron la historia. La historia de quienes la mayoría de las veces quedaron en el silencio de los relatos, en el anonimato de las batallas.

Los secretos de última línea son en realidad lo opuesto: son las grandes verdades nunca contadas.

Leer este libro es ir recorriendo paso a paso la historia de los que lucharon por la justicia, por la libertad, por los derechos. Es la historia de la Dignidad y de los dignos. De los que dieron la vida por un Chile mas justo. Es la historia del dolor, pero también de la convicción, la esperanza y la perseverancia.

El que quiera encontrar acá la historia de las aparentes proezas de los prohombres del poder, aquellos de la primera página de diarios y noticiarios, ha equivocado el camino y se llevará una gran frustración. Acá está la vida de quienes no aparecieron en las portadas de revistas ni fueron agasajados en las cumbres del poder. Acá están quienes lo dieron todo. Están sus angustias, su llanto desesperado, su alegría infinita, su temor, su soledad, su compañerismo sin límites, su solidaridad profunda, su osadía, su irreverencia.

Y Hernán es uno de ellos. Es uno de esos hombres y mujeres que estuvo donde había que estar. Y por eso nos puede relatar con toda propiedad lo que normalmente no se relata. Y lo puede hacer con la convicción de saber que nos está develando los secretos pero que son las verdaderas verdades.

Por eso es que este libro, que al comienzo me asustó con sus casi 400 páginas, luego es devorado en jornadas sin interrupción, en las que se van desplegando los relatos de Hernán pero que no son de ninguna manera solo su vida, sino que muy por el contrario, van apareciendo ante nuestros ojos las vidas de Gonzalo, el permanente presente/ausente de este libro, se nos viene al corazón la vida y acciones de Leopoldina, Marta, Moncho, Pedro, El Chueco, algunos tan misteriosos como RC y GV, José Quintanilla “el chico”, Tito, Claudia, Arnoldo, Ema y Maucho, Catalina y Paulina, el Increíble Bulé de Santiago de Cuba, la vieja Marguerida, Abilio, Marta y Joao, don Fernando Castillo Velasco y por supuesto Carolina. Y tantos, tantos más.

Es verdad que también aparecen en sus páginas los Lagos, Frei, Aylwin y otros nombres de fama y portadas, pero yo me quedo con estos otros, con los anónimos, con los que hicieron la verdadera historia y ahora tienen también un nombre.

Gracias Hernán por sacarlos de la última línea y ponerlos con toda su dignidad frente a nuestros ojos.»

Todas las fotos son de Hernán Gacitúa