por Ricardo Targino, Mídia NINJA, en Jornalistas Livres
Miles de mujeres ocuparon el centro de Río de Janeiro contra Eduardo Cunha* y todos los retrocesos que él representa. Frente al escenario de crisis institucional y política en que está sumergido el país, viene prosperando el atraso en este que es el peor Congreso jamás elegido en nuestra historia.
Las mujeres tomaron la calle para decir que no aceptaremos ni un paso atrás. Ellas son madres de familia, estudiantes, artistas, trabajadoras, putas, vagabundas y lindas. Miles de brasileras que no fingen ser santas y se atreven a desafiar el conservadorismo que sobrevuela la vida institucional del país, para afirmar el derecho a decidir sobre el propio cuerpo. Mujeres que decretan la guerra diaria al machismo. Mujeres que saben que el cambio comienza en nosotros, en nuestras casas. Mujeres que no se callaron e insisten en el camino de más conquistas.
Más que nunca la humanidad busca salidas creativas a la crisis civilizatoria que amenaza la vida en el planeta en este comienzo de siglo. Más que nunca Brasil puede colaborar con el mundo. Somos la mezcla de todas las humanidades que hay y podemos desarrollar aquí las tecnologías sociales de la civilización futura. Para eso, más que nunca, cuanto más democracia, mejor.
La creatividad femenina coloreó las calles en defensa de la vida de las mujeres, contra la violencia de género, el racismo, el machismo y la homofobia. La píldora se queda, Cunha se va. Ese fue el mensaje que se oyó en Río. Frente a la ruina del patriarcado, del desmoronamiento de este ordenamiento económico, del colapso ambiental que amenaza la propia vida, en la urgencia de una verdadera reforma política que sea capaz de ampliar la participación ciudadana y agregar calidad a la democracia, las mujeres se disponen a ayudar al Brasil a reencontrar el rumbo. ¡El siglo XXI es de ellas!
* Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de diputados de Brasil, conservador, evangélico, es coautor del Proyecto de Ley 5069 que criminaliza el uso de sustancias abortivas y además prevé que, antes de ser atendida en una unidad de salud, una víctima de violación no sólo tendrá que realizar la correspondiente denuncia policial sino también someterse a un exhaustivo examen corporal.