La situación de desigualdad y de violencia que se ejerce contra las mujeres no se modificará únicamente con medidas de carácter penal. No bastan las leyes para generar nuevas conductas en las sociedades y los individuos; es necesario crear conciencia para que genuinamente resulte repulsivo ejercer cualquier forma de violencia contra las mujeres.
También son necesarias las medidas de carácter educativo, formando desde la infancia a las niñas y niños en igualdad de condiciones, en la casa, en la escuela, en las instituciones, en la calle y en los medios de comunicación.
Es necesario que quienes ya tienen conciencia se conviertan en modelos y referencias, mediante conductas ejemplares, mostrando respeto y cuidado hacia todas las personas, no incurriendo en el abuso de poder y de fuerza, porque los niños imitan lo que ven y si ven que son tratados del mejor modo, harán con los demás otro tanto mientras que si son tratados con violencia, serán violentos.
Cuando surgen conflictos en las relaciones entre las personas, vale la pena aprender a resolverlos a través del diálogo y la comunicación directa.
Así mismo, es necesario reivindicar los Derechos de las mujeres, hacerlos manifiestos ante la conciencia de los países del mundo, a los jefes de Estado, a los jefes de los Organismos Internacionales, a las personalidades formadoras de opinión y a los medios de comunicación y sobretodo incorporarlos a la práctica social cotidiana, de modo que actúen y permitan avanzar velozmente hacia una sociedad diversa pero igual en oportunidades, una sociedad donde todo ser humano cuente realmente.