El movimiento universitario emergió a la superficie con solidez organizativa, claridad política y con apoyo de una amplia mayoría de la base estudiantil. De esta manera, se ganó la adhesión popular y su movilización se extendió a nivel nacional. El paro estudiantil y vigilia en el Rectorado, con la consigna de #UnaNoTeCalles, iniciaron el día lunes 21 de setiembre (bienvenida primavera) y siguen hasta el momento de redacción de este artículo el 03 de octubre de 2015.
Por José Carlos Lezcano para ALAI AMLATINA
A estas alturas el desarrollo de las acciones del estudiantado organizado, junto con otros estamentos de la comunidad universitaria y diversos sectores sociales que lo apoyan, ha descabezado a una gran parte de la cúpula corrupta de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), vinculada a la vieja superestructura de poder, empezando por el ahora ex rector y convicto, Froilán Peralta y el ahora ex vice rector Andrés Amarilla. Además las acciones han forzado a renunciar a: Isacio Vallejos, ex decano de Ingeniería, Antonio Ramón Rodríguez, ex decano de Economía, Vicente Renna, ex vice decano de Economía, Aníbal Peris, ex decano de Medicina junto con todo su Consejo de Facultad y algunos docentes, Juan Gualberto Caballero, ex decano de Veterinaria, Mario Insaurralde, ex vice decano de Veterinaria, todos de la sede central de la UNA. También fueron arrasados por la fuerza de la movilización, Pablo Martínez, ex rector de la Universidad Nacional de Caaguazú (UNCA) y Hugo Recalde, ex vicerrector de la UNCA.
Las asambleas estudiantiles, que en algunos casos ya se han convertido en asambleas de todos los estamentos de la comunidad universitaria, incluyendo a docentes y trabajadores, continúan los reclamos de renuncias de las autoridades en sus unidades académicas. En Filosofía UNA se definió el paro hasta la renuncia de la decana, María Angélica González; la asamblea de la Facultad de Derecho exige la renuncia del decano y actual presidente de la Corte Suprema de Justicia, Antonio Fretes, y la movilización sigue firme.
“Hacemos un llamado a continuar y profundizar las medidas de paro indefinido y vigilia permanente en la Universidad Nacional de Asunción, que ya no sólo es aquí en el rectorado, sino que se está extendiendo a más facultades, a más institutos y a más filiales de la universidad Nacional. Esto demuestra que estamos en un momento de profundizar nuestro plan de reformar la universidad, y que justamente con la autonomía que hemos tenido todo este tiempo, hacemos un llamado a seguir con las medidas para poder sanear realmente nuestra universidad”, estas fueron las palabras del dirigente estudiantil Arturo Cano, al medio de comunicación popular, La Cigarra, ante los inútiles y desesperados intentos de la cúpula universitaria para desmovilizar la protesta.
Crisis de representatividad
El paro estudiantil no sólo está teniendo consecuencias sobre las autoridades corruptas de la UNA, sino que también está atacando un problema que se viene arrastrando hace décadas, el cual tiene que ver con la descomposición de la dirigencia estudiantil, que en los últimos tiempos ha ocupado los cargos de representación reproduciendo el esquema de corrupción y prebendarismo, poniéndose al servicio de los partidos políticos de las clases dominantes y dando la espalda a las bases estudiantiles en sus reclamos más fundamentales.
En la Facultad de Derecho la asamblea obligó a la renuncia del presidente de Centro de Estudiantes y de los representantes estudiantiles, al igual que en Medicina, en Ingeniería los estudiantes exigen lo mismo, en Economía igual, y así suman y siguen los recambios en la dirigencia estudiantil.
El proceso
Muchos hablan de la apatía en que estaba sumido el estudiantado, y observan esta gran movilización como un fenómeno extraordinario. De hecho lo es, en el sentido de que constituye un acontecimiento histórico de gran envergadura, que aún no se ha desarrollado completamente y del que aún tendremos que sacar muchas lecciones. Sin embargo no es un fenómeno inexplicable o fortuito, y para comprender esto, es necesario observar el proceso que de acumulación política y de luchas que viene dibujando el movimiento universitario en los últimos años.
Como antecedentes inmediatos de las luchas denominadas #UnaNoTeCalles, debemos colocar los siguientes hitos, sin ánimo de ser exhaustivos en el recuento:
2014: Plenaria de estudiantes de la UNA “No más seccionales en las Facultades” para denunciar los casos de sumarios a estudiantes y docentes críticos y marcha contra la elección de Froilán como rector de la UNA. También las movilizaciones de Asamblea Universitaria Permanente contra el aumento del precio del pasaje del transporte público.
2012: Toma del rectorado de la UNA como medida de lucha contra la aprobación inminente de la Ley de Educación Superior (LES), llevada adelante por el Frente Estudiantil por la Educación (FEE). Además de marchas contra la LES y manifestaciones frente al Parlamento realizadas ese año.
2011: Movilizaciones de la Articulación Social por la Educación, en contra de la Ley de Educación Superior (LES). También la lucha y resistencia por la reivindicación histórica de desanexión del instituto de Trabajo Social, en este caso de la Facultad de Filosofía, donde se registraron injerencias de corte autoritario por parte de la decana de la citada facultad y grupos afines a su gestión (la misma decana a la que hoy se exige renuncia).
2008: Toma de la Sede Central de la Universidad Católica de Asunción y ocupación del Aula Magna, en contra del nombramiento de un protagonista e ideólogo durante la dictadura de Stroessner, José Antonio Moreno Ruffinelli, como rector de la casa de estudios, y contra la imposición de Estatutos de corte autoritario.
2006: Toma de la Sede Central de la Universidad Católica de Asunción, contra la imposición de Estatutos de corte autoritario.
2005: Toma del rectorado por estudiantes de varias facultades, en contra una modificación del estatuto la cual habilitaba a las autoridades a una reelección indefinida. Esta modificación se realizó en forma inconsulta por parte del Consejo Superior Universitario (el mismo que hoy está siendo desenmascarado en su corrupción).
Este escueto recuento de las luchas universitarias de los últimos diez años, busca mostrar que en realidad lo que hoy conocemos como #UnaNoTeCalles forma parte del desarrollo del Movimiento Universitario de la última década, y muy probablemente constituye una síntesis de lo que será la renovación de dicho sector organizado y sus formas tradicionales. Y no está de más decir que todo este proceso reciente forma parte orgánica del desarrollo histórico de anteriores luchas estudiantiles y de todo el pueblo, aunque esto último lo abordaremos en un próximo artículo.
Insistimos en esto, #UnaNoTeCalles no constituye un hecho del azar, sino que es producto de una actividad permanente, sistemática, de aprendizajes a partir de los errores y aciertos; una actividad con las dificultades propias de todo esfuerzo por organizarse y buscar ejercer derechos negados por el sistema imperante, pero en movimiento continuo. Y téngase en cuenta que aquí hemos mencionado sólo los acontecimientos de carácter amplio que marcaron estos diez años, que de alguna manera constituyeron momentos de síntesis, pues ha habido procesos más restringidos de construcción y de luchas más puntuales, todas ellas contra el sistema educativo y su forma de gobierno. Todas ellas apuntando en última instancia a un cambio estructural.
En el análisis de los y las protagonistas: “Estamos haciendo la construcción de un poder estudiantil real, no podemos delegar eso en otras instancias. Estamos hartas de que tomen decisiones por nosotras. Nuestro trabajo consiste en dar herramientas para la organización, y para lograr que el movimiento estudiantil no sea más un instrumento de algo externo, buscamos una construcción gremial genuina”, afirma la dirigente estudiantil Ana Portillo, de la Universidad Católica, que apoya la movilización de la UNA.
Por su parte, Arturo Cano complementa: “Si no existiese una base, que haya llevado a cabo un proceso, y se haya determinado realizar esta acción, esto no sería posible. Además, si hicimos esto, lo hicimos porque nos sentimos seguros que existe una dirigencia de hombres y mujeres capaces de conducir democráticamente y con solidez tanto lo que se está llevando a cabo en el marco de esta medida y como el proceso más amplio de cambio en la Universidad. Eso es organización, más allá de que sea visible o no, en realidad está contenida en un proceso, estábamos preparados para este escenario, porque conocemos el sistema corrupto que hay en la institución, hace años lo venimos denunciando. Este es un trabajo sostenible, estamos convencidos de eso”.
El disparador y las causas
La corrupción de la UNA viene siendo denunciada hace bastante tiempo por la dirigencia estudiantil del Frente Estudiantil por la Educación (FEE), y hace más tiempo aún que es una realidad palpable por todo el estudiantado.
En este contexto, un periódico de circulación nacional inició una serie de publicaciones sacando a luz hechos de corrupción y nepotismo perpetrados por el entonces rector, Froilán Peralta. Parientes nombrados sin criterio de méritos y aptitudes, salarios astronómicos, cátedras pagadas que no se desarrollaban, sumarios inquisitorios a estudiantes y docentes.
Las investigaciones periodísticas fueron la gota que colmó el vaso y sirvieron de motivo para un estudiantado que venía padeciendo las consecuencias de un esquema educativo viciado, y que sobre todo, traía consigo varias experiencias de lucha y organización, habiéndose fortalecido y crecido en cantidad.
Pero además de existir esta base organizada del sector estudiantil, otra de las causas que explican lo que está sucediendo en la UNA, tiene que ver con una puja de poderes fácticos, en especial con una interna del actual partido gobernante, la Asociación Nacional Republicana (ANR), que en la lectura de muchos y muchas estudiantes, explica la serie de publicaciones de uno de los principales medios de comunicación escritos de circulación nacional, para destapar la corrupción del rector. Esta interna también explicaría, la pérdida de apoyo político del rector destituido y de su séquito de cómplices.
Un tercer elemento – además de la organización del estudiantado y la interna de la ANR- que generó las condiciones para esta movilización de #UnaNoTeCalles, fue el hartazgo generalizado de los y las estudiantes respecto a la precariedad del sistema, mientras las autoridades gozaban del uso discrecional de fondos destinados a la educación, así como una natural rebeldía hacia sus hasta entonces (supuestos) representantes y seudolíderes estudiantiles, los que en vez de representar los intereses genuinos de sus compañeros y compañeras, formaban (y forman) parte orgánica del sistema putrefacto de la universidad.
Y en este contexto, también se deben colocar dos elementos de fondo, que explican la adhesión popular a estas manifestaciones de #UnaNoTeCalles. En el Paraguay se vive una situación económica agobiante de crisis económica, profundización de la pobreza y un gobierno orientado a beneficiar al gran capital extranjero y a un reducido número de terratenientes y comerciantes acaudalados del país, mientras el 99% debe sufrir las miserias cotidianas.
Y por otro lado, un gran impulso a las manifestaciones de #UnaNoTeCalles, lo han dado los estudiantes de la Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados, quienes el pasado 18 de setiembre, bajo el lema de #ElSilencioNoEsNuestroIdioma, conquistaron las calles con una marcha de más de 10 mil personas, con apoyo de gremios docentes, de organizaciones y colectivos del movimiento universitario, padres y madres de familia.
El movimiento está planificando la profundización de las acciones y la resistencia en cada facultad a través del ejercicio democrático del poder estudiantil, haciendo seguimiento a las intervenciones fiscales para investigar los casos de corrupción y presionando hasta la renunciar a los Decanos, funcionarios y docentes corruptos y represores que siguen solapados en la estructura.
De esta manera, el Movimiento Universitario, como parte de la lucha de las grandes mayorías del Paraguay por sacudirse de encima los restos de la dictadura Stronista y del sistema de opresión que lo ha atrasado por décadas, ha irrumpido en los inicios de este siglo XXI, con aire renovado, con legitimidad y con perspectivas de seguir avanzando. ¡Adelante! ¡A seguir cosechando victorias, a unir fuerzas, que el cambio está cada vez más cerca, el pueblo paraguayo está con los y las estudiantes!
(*) En la próxima entrega buscaremos hacer una aproximación a otros aspectos del movimiento #UnaNoTeCalles, a partir del análisis de sus protagonistas, e indagar sobre las perspectivas inmediatas de estas luchas.