«Muy buenos días a todos. Bienvenidos a este segundo Panel del III Simposio
Internacional del Centro Mundial de Estudios Humanistas que hemos
llamado “Políticas gubernamentales. Un nuevo humanismo para la Nueva
civilización”.
Es habitual en este tipo de encuentros conversar acerca del mundo al que
aspiramos, de las necesidades y expectativas de nuestros pueblos, de lo que
habría que hacer, de lo que no se ha hecho.
Sin embargo hoy hemos querido hacer algo diferente, porque las condiciones
son diferentes. Hoy nos hemos reunido para escuchar experiencias concretas
que YA se han implementado o que se están implementando en diferentes
países de nuestra Latinoamérica.
Poder conversar sobre políticas gubernamentales con dirección humanista
para una nueva civilización es ya de por sí tremendamente esperanzador
porque quiere decir que algo está cambiando profundamente en nuestra
región. Lo nuevo en nuestra región es que finalmente hay un conjunto de
gobiernos progresistas o revolucionarios que están implementando políticas
de transformaciones profundas y humanizadoras en el campo político, social,
cultural, valórico, étnico; en definitiva transformaciones en la calidad de vida
de nuestros pueblos.
Y si bien son ya varios los países que están en este camino alentador, no
basta con la acción separada de cada uno. Eso está muy bien pero no es
suficiente. Los humanistas venimos hablando hace ya largo tiempo de la
necesidad de avanzar en forma decidida hacia una integración regional
sólida y efectiva. Y cuando hemos hablado de integración regional por
cierto no nos referimos únicamente a la cuestión económica, como se lo
entendió por muchos años. La integración debe ser “integral”. Integración
humana, permitiendo y PROMOVIENDO el libre tránsito de las personas
y no solo de capitales y mercancías. Integración medioambiental porque ya
no basta con que un país defienda la amazonía si el de al lado la vende o
destruye. Integración en derechos laborales porque si un país defiende a sus
trabajadores con legislación laboral justa pero el vecino permite prácticas
laborales de explotación, los capitales correrán para allá aprovechando esas
prebendas. Integración en derechos humanos para que quienes los violan sean
perseguidos y no encuentren refugio en ningún país de la región. Defensa
común de los recursos naturales porque si uno los cuida y el de al lado los
regala, estamos todos condenados. Integración sobre todo en la lucha contra
toda forma de violencia sexual, generacional, cultural, étnica, religiosa.
Es gracias a la creciente cooperación y coordinación que hemos podido
defender la democracia y la libertad. Latinoamérica con UNASUR ha logrado
fortalecer su institución regional, defenderse de los intentos golpistas en
Bolivia y Ecuador, e incluso el último golpe dado en Paraguay le costó
caro a los poderes globales, al fortalecer el MERCOSUR con el ingreso de
Venezuela. Y destacamos el gran avance que significa la creación de la Celac
con la participación por primera vez de todos los países latinoamericanos
y del Caribe, sin la intromisión de quienes han actuado como verdaderos
fiscalizadores y censores en la OEA. El inicio de conversaciones de paz entre
el gobierno colombiano y las Farc es otra excelente noticia en esta misma
dirección. En este momento los problemas de la región los resuelven los
propios países, recuperando así un elemento de importancia para la soberanía.
Sin duda hay vientos que soplan a favor. Sin embargo no podemos
engañarnos. Hoy la concentración del poder económico y militar sigue
siendo una fuente de sufrimiento cotidiano y de amenaza futura para nuestros
pueblos. Los gobiernos deben hacer su parte para hacer retroceder esas
profundas inequidades y amenazas. Sin embargo, en definitiva, de acuerdo a
nuestra perspectiva esto NO lo pueden resolver los gobiernos solos.
Necesitamos un proyecto que dé cohesión a las personas y los pueblos y
este es: Humanizar la sociedad. América Latina tiene la particularidad de
una identidad común que converge en la diversidad, un hecho insólito en
comparación con las otras regiones en el mundo. Necesitamos unirnos para
lograr profundizar la democracia y convertirla en democracias reales, directas.
Una integración regional que sea manifestación de una profundización
democrática y no un alejamiento más entre gobernantes y gobernados.
Es decir regular desde la base social la intermediación corrupta de los
parlamentos. Fortalecer la industrialización regional apuntando a la soberanía
alimentaria y energética como se ha propuesto desde la Nueva Arquitectura
Financiera Regional impulsada con fuerza por Ecuador. Necesitamos levantar
el derecho a la salud y la educación como prioridades indiscutibles en toda la
región. Es hora de abrir las fronteras a todo ciudadano haciendo desaparecer
en nuestros países el concepto de inmigrantes. Y habrá que establecer un
nuevo trato entre el capital y el trabajo, de modo que los riesgos Y LOS
BENEFICIOS de la empresa sean compartidos entre ambos factores de
producción. Pero necesitamos sobre todo detener al voraz capital especulativo
financiero. No nos equivoquemos: Ese y no otro es el gran enemigo de
nuestros pueblos.
Necesitamos ampliar el excepcional tratado de Tlatelolco, que nos otorga la
calidad de zona libre de armamento nuclear, poniendo como PRIORIDAD la
reducción proporcional y progresiva de los gastos militares en los países de la
región.
Me atrevo a proponer acá que ese debiera ser el gran proyecto que nos
una a todos los humanistas de la región: Trabajar en una gran campaña
Latinoamericana por la reducción del gasto militar para poder reorientar
esos enormes recursos malgastados en llevar la calidad de vida de nuestros
pueblos al nivel que se merecenc Tanto los gobiernos humanistas como las
organizaciones académicas, políticas y sociales humanistas podríamos iniciar
a partir de este Simposio las conversaciones necesarias para un Movimiento
Latinoamericano por el Desarme.
Pero tenemos que ir más allá: La violencia y la discriminación está enraizada
también en nosotros mismos y necesitamos un cambio interno. No hay
proyecto latinoamericano si no hay un cambio interno de cada uno de
nosotros. Ese cambio interno es posible buscando la reconciliación con
nosotros mismos y con aquellos con los que nos mantenemos en conflicto.
Pudiera suceder que pronto Estados Unidos esté envuelto en la crisis más
grande de su historia, peor que durante su guerra civil. Entonces, en un acto
generoso y con visión de futuro también habrá que considerar la posibilidad
de construir Latinoamérica incluyendo a ese gran pueblo, que por lo demás es
cada vez mas latino.
Nuestro proyecto es construir una sociedad humanizada para avanzar hacia la
nación humana universal.
Pero hay quienes ya están avanzando en esa dirección. Nos hemos reunido
para escuchar esas experiencias. Pedimos a nuestros panelistas invitados que
en 20 minutos nos cuenten aquellas acciones que YA se han llevado adelante
o se están implementando en dirección a la humanización de la sociedad, de
cara a la construcción de una nueva civilización».