Por N. Chandra Mohan
El primer ministro de India, Narendra Modi, se reunió con empresarios de este país para discutir la crisis económica mundial y cómo se pueden aprovechar las oportunidades resultantes.
El gobierno de la Alianza Nacional Democrática cree que la crisis es, de hecho, una oportunidad, ya que los cimientos de la economía siguen siendo fuertes.
India también es considerada la economía de mejor desempeño a nivel mundial. Sin embargo, en lugar de aportar sugerencias, los industriales expusieron sus preocupaciones por los impuestos altos y la protección de la industria nacional del acero frente al dumping.
Una consecuencia de esta reunión fue que India impuso una tasa a las importaciones de acero procedentes de China, entre otros países.
El gobierno, por su parte, no tiene otra idea más que vanagloriarse de que India haya superado el crecimiento económico chino.
Con nueva metodología para el cálculo del producto interno bruto, la economía avanza a paso de tigre asiático más que al de un elefante cansino. El crecimiento en el año en curso es de siete por ciento, un ritmo un poco superior al de la economía china.
En lugar de comprometerse con el dragón chino y generar una interdependencia que sea una situación mutuamente beneficiosa para “Chindia”, el hecho de estar liderando la competencia por el crecimiento se convirtió en el tema del momento y causó una sensación de triunfalismo.
India tiene la oportunidad de “quitarle la batuta del crecimiento mundial” a China, declaró el ministro de Estado de Hacienda. “El mundo necesita otros motores para impulsar el proceso de crecimiento”, añadió el ministro de Finanzas, Arun Jaitley.
Lo que ambos pasan por alto convenientemente es que la desaceleración de China tiene mayores consecuencias globales que un repunte estadístico en el ritmo de expansión de India. Las perspectivas de la economía mundial se deteriorarían drásticamente si la desaceleración china toma impulso.
Un país que representó 40 por ciento del crecimiento global en 2014 y que no puede expandirse tan rápidamente como en décadas anteriores, podría desatar, por sí solo, una recesión mundial.
La economía de India tampoco puede seguir creciendo al ritmo actual de forma indefinida. Un estallido de aceleración suele ser seguido por una desaceleración igualmente aguda.
India experimentó 17 años de expansión acelerada entre 1993 y 2010. El ejemplo de China es singular, ya que se ha expandido a un ritmo ultra rápido durante más de tres décadas.
La gran pregunta no es si se producirá la desaceleración, sino cuándo. Tras haber gozado de una robusta expansión, la ley del promedio acabará por imponerse.
Existe, pues, la fuerte probabilidad de que el crecimiento indio también se frene bruscamente como el de China, según los economistas estadounidenses Lant Pritchett y Lawrence Summers.
Por tales razones existen ventajas mutuas si India se acerca a China. El sector empresarial indio debe tener una visión a largo plazo de esa relación.
El ex primer ministro Manmohan Singh creía firmemente que este proceso de acercamiento entre los dos países representa un “bien público internacional” en momentos en que el fantasma de la recesión acecha a la economía global.
“Que los dos grandes vecinos trabajen juntos es una necesidad histórica. Habrá áreas de competencia, y habrá áreas de cooperación. Hay suficiente espacio en el mundo para que ambos países continúen creciendo y atiendan las aspiraciones de desarrollo de sus pueblos”, sostuvo Singh en 2008.
Los problemas de China pueden ser una enorme ventaja para el programa de fomento a la industria “Hacer en India”, ya que la primera tiene grandes recursos para invertir, mientras que la última tiene la necesidad.
El gran problema es que el sector empresarial indio es muy indeciso acerca de las inversiones chinas. Al dragón chino se le acabó la mano de obra excedente y los salarios están subiendo rápidamente.
Algunos de sus industrias de mano de obra intensiva, como los textiles, comenzaron a trasladarse a economías de salarios bajos, como Vietnam y Bangladesh. Esta es una gran oportunidad que India puede aprovechar.
De la reunión de Modi con los empresarios solo se sugirió que China extienda durante seis meses su crédito a las empresas, mientras que en India las empresas luchan incluso para conseguir crédito a 15 días.
Los empresarios indios mantienen una mentalidad defensiva hacia China. Aunque esta es el mayor socio comercial del país – el intercambio bilateral creció a 70.600 millones de dólares – existe inquietud porque el superávit comercial chino se disparó a 37.800 millones de dólares en 2014.
La preocupación de la industria es que el crecimiento de las exportaciones chinas afecte al sector manufacturero indio y que no pueda competir, ya que el mecanismo de precios de China está sostenido con enormes subsidios.
El yuan también está devaluado, lo cual repercute en todos los países emergentes, incluida India. Esto se expresa en una invasión de productos chinos, lo que genera enormes superávits para China, año tras año.
La posición de India parece más afín a un país del Tercer Mundo que exporta materias primas, como mineral de hierro y algodón, e importa productos manufacturados. Aunque la minería, los textiles y las prendas de vestir constituyen una gran parte de las exportaciones indias, China exporta una variedad de productos eléctricos y otros tipos de maquinaria.
India debe diversificar sus exportaciones, ya que los productos intermedios, los repuestos y los componentes para las cadenas de oferta regionales y mundiales son cada vez más importantes en las importaciones de China.
A pesar de los problemas que enfrentan en India, las inversiones chinas han subido desde enero de 2015, cuando los flujos de capital se incrementaron a 159 millones de dólares. Se elevaron a 275 millones de dólares en febrero y 203 millones en mayo.
El Grupo Wanda Dalian realizará grandes inversiones en propiedades comerciales y municipios industriales. Dos parques industriales chinos se construirán en Maharashtra y Gujarat. Esta oleada de interés se suscitó después de que India puso en marcha su programa insignia para fomentar la industria nacional en 2014.
Atraer más inversiones de ese tipo para ayudar al sector industrial de India es la mejor manera de aprovechar la actual crisis mundial, independientemente de su extensión, profundidad y severidad.
China (también Corea del Sur y Japón) puede ayudar a modernizar nuestros ferrocarriles, plantas de energía y carreteras. El camino equivocado es ponerse a la defensiva mediante la protección de la industria india ante los productos chinos con tasas protectoras.
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Traducido por Álvaro Queiruga