El 24 de octubre se llevó a cabo en todo el mundo el Día de la Acción Climática. En América Latina, 52 organizaciones sociales se han unido a la campaña, cuyo objetivo es presionar a los gobiernos a que firmen un nuevo tratado climático internacional que sea exigente, justo y vinculante, basado en los datos científicos más actuales y que sean políticas lo suficientemente fuertes como para volver a las 350 ppm.
Millones de personas en 180 países participaron en la “campaña 350” con más de cinco mil eventos para hacer un llamado a la acción en la lucha contra el cambio climático. Hubo desde manifestaciones en grandes ciudades hasta acciones en todo el mundo: alpinistas escalando los picos más altos con pancartas, manifestaciones subacuáticas en países isleños amenazados por la subida del nivel del mar, iglesias, mezquitas y sinagogas participando en acciones simbólicas, deportistas de élite organizando salidas en bicicleta y cientos de comunidades que organizaron eventos para concientizar sobre la necesidad de una acción urgente.
El movimiento 350 es la primera campaña popular a escala internacional cuyo objetivo es presionar a los gobiernos a que firmen un nuevo tratado climático internacional acorde con los últimos hallazgos científicos en la temática. Entre los 10 países más contaminantes del mundo se encuentran, curiosamente, los principales productores de armas nucleares: Estados Unidos, China, Rusia, India y Reino Unido. Tal vez por eso hayan adherido figuras públicas y líderes internacionales como el Dalai Lama (líder religioso y político del Tíbet) y Desmond Tutu (Premio Nobel de la Paz), entre 400 organizaciones de la sociedad civil, ecologistas, religiosas y que trabajan por la salud y el desarrollo sustentable en todo el mundo.
Organizaciones no gubernamentales como la Red del Tercer Mundo y Greenpeace señalan el rol de las compañías multinacionales en el daño causado al medio ambiente, destacando que sus actividades generan más de la mitad de los gases de efecto invernadero emitidos por los sectores industriales con el mayor impacto sobre el calentamiento de la Tierra. Ellas dominan el comercio –y, con frecuencia, también la extracción– de recursos naturales, afectando de esta forma bosques, suelos, recursos hídricos y marinos.
Por ejemplo, las multinacionales dominan la minería, y controlan alrededor de una quinta parte de las tierras de cultivos para exportación en todo el mundo. De modo similar, dominan la industria y el transporte mundial y nacional, y sus actividades resultan en contaminación, peligros industriales y del trabajo, desechos tóxicos y productos peligrosos. Son grandes transmisores de sistemas de producción ecológicamente poco racionales y materiales peligrosos al Sur, incluso plaguicidas peligrosos, industrias contaminantes y desechos peligrosos.
Se denomina 350 por el número de partes por millón (ppm) de dióxido de carbono (CO2) que puede absorber la atmósfera sin alterar gravemente el clima. Sin embargo, algunos países desarrollados, particularmente los europeos, consideran el límite máximo en 450 ppm, lo que, a decir del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), desencadenaría efectos irreversibles en el clima poniendo en riesgo la vida en la Tierra. El problema es que las negociaciones para llegar a acuerdos sobre la reducción de emisiones se encuentran estancadas.
Actualmente, la cantidad de CO2 en la atmósfera es de 387 ppm, nivel que, según el IPCC, ha provocado que los glaciares andinos hayan perdido 30% de sus coberturas desde 1970, los bosques amazónicos orientales se estén convirtiendo gradualmente en sabanas, la pérdida de biodiversidad sea casi una realidad con la extinción de muchas especies en zonas tropicales, y cambios en los regímenes de precipitaciones con impactos potenciales en la disponibilidad de agua. Busca construir un movimiento que una al mundo alrededor de las soluciones necesarias para la crisis climática; soluciones que demandan justicia, responsabilidades comunes pero diferenciadas entre los países.
En diciembre próximo se llevará a cabo en Copenhague, Dinamarca, la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático, en el que participarán los países firmantes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (del que se retiró EEUU), que pretende reemplazar el Protocolo de Kyoto sobre reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima, válido en todo el mundo, que se aplique a partir del 2012.
El objetivo del Protocolo de Kyoto —aprobado en 1997, pero que entró en vigencia recién en noviembre del 2004 luego que Rusia lo firmara— era reducir en 5% (tomando como referencia los niveles de 1990) al 2012 las emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual no ha ocurrido debido a la reticencia de países como EEUU y China, los mayores contaminantes del mundo.
Fuente: Noticias Aliadas (www.noticiasaliadas.org)