Un repaso a los principios de los modelos cooperativos como base para construir un nuevo tejido social.
Por Mercedes Espín para lamarea.com
¿Por qué escoger este tema para este día? Mi formación es de jurista especializada en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. ¿Por qué no elegir un tema más candente como el de la reforma laboral o el de la flexiguridad, o tantos otros? Porque buscaba un tema propositivo, constructivo, y bajo mi punto de vista, la opción cooperativa -en todas sus dimensiones- reúne esas características. Eso sí, bajo un presupuesto bien claro, quien adopta la posición cooperativa es quien hace el movimiento cooperativo. Por el contrario, el movimiento cooperativo, por sí solo, no convierte a las personas en sujetos cooperativos.
Partimos, por tanto, de un postulado claro: en el cooperativismo la persona es la protagonista –como sujeto activo y como objeto prioritario de su proyecto-.
El objetivo de mi intervención era transmitir con claridad algunas premisas básicas de cualquier iniciativa cooperativa, si bien mis líneas de investigación me llevan a aplicar esas premisas a las fórmulas societarias cooperativas. Dentro de estas premisas, me centré en la exposición de cuáles son los principios y valores cooperativos declarados por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI). Estos principios y valores, aplicados a cualquier fórmula societaria la convierten en un medio eficaz de trabajo y generación de empleo. Ahora bien, las cooperativas de trabajo asociado, han sido legalmente reguladas bajo las coordenadas de estos principios y valores cooperativos.
¿Cuáles son los valores cooperativos? Aquellos en los que se inspiran quienes forman parte del movimiento cooperativo. Algunos de ellos encuentran su origen en las primeras cooperativas de consumo del siglo XIX. Estas cooperativas nacieron en plena revolución industrial en Inglaterra, con el fin de compensar los abusos de quienes, además de explotar el trabajo de empleaban, les vendían los productos de primera necesidad de mala calidad y a precios-salario. Estos valores son la honestidad, la transparencia, la equidad y la solidaridad. Con el tiempo, a estos valores se han sumado otros fundamentales como la autoayuda, la autorresponsabilidad, la democracia y la igualdad.
¿Cuáles son los principios cooperativos? Son aquellos que permiten poner en práctica estos valores cooperativos, que, lejos de ser meras aspiraciones éticas, se convierten en principios que guían una forma de estar en sociedad y contribuir a su conformación.
Estos principios son:
1 º. Adhesión voluntaria y abierta
Las cooperativas se conforman como organizaciones de constitución y adhesión voluntaria. Están abiertas a todas las personas. Ahora bien, están abiertas no sólo a quienes quieran o deseen usar sus servicios, sino a aquellos que asuman, de forma simultánea, las responsabilidades que implica ser socios de estas organizaciones (valor de la autorresponsabilidad). Desde el momento en que se asume ese compromiso, no cabe causa de exclusión alguna, y por supuesto, no cabe exclusión que dé lugar a algún tipo de discriminación (valor de igualdad).
En este momento, quienes participaban en el acto plantearon cuestiones de gran interés, sobre todo desde un punto de vista práctico. Resultaron enriquecedoras tanto las preguntas como algunas respuestas aportadas por personas que participan en proyectos cooperativos y que se acercaron a la charla con interés. En este sentido, el aula en la calle se convirtió en un espacio claramente cooperativo, en el que todos aportábamos nuestra experiencia a todos.
2 º. Gestión democrática por parte de los socios
La gestión de las organizaciones cooperativas corresponde a sus socios. Esta gestión se basa en el valor de la igualdad y de la democracia. Estos valores se traducen en la regla “un socio-un voto”, de tal forma que la aportación personal o económica a la entidad no hace más fuerte al socio. Todos los socios tienen la misma capacidad de decisión.
En este sentido, es la asamblea de socios el órgano de gobierno de la entidad, y es aquel al que quedan sometidos el resto de medios organizativos de la actividad de la misma (ej. el Consejo Rector). El valor de la autorresponsabilidad funciona en este contexto en dos sentidos: primero, cada socio o socia asume el deber de participar activamente en la gestión de la cooperativa. De otra parte, las mujeres y hombres elegidos para la gestión más directa de la rutina de la sociedad, responden ante el órgano democrático por excelencia: la asamblea de socios.
3 º. Participación económica de los socios
La sociedad cooperativa nace con la vocación de que quien forme parte de ella lo haga, en algún momento, en condición de socio. Por ese motivo, se habilitan vías para que quienes trabajen por cuenta de la sociedad cooperativa y quieran comprometerse con ella, puedan entrar a conformar su base societaria (aportación inicial con cargo a un porcentaje del salario; aportaciones iniciales muy bajas acompañadas de nuevas aportaciones reducidas en determinados plazos, etc.). Esta participación económica en el capital social por parte de los socios viene legitimada por el principio democrático y de puertas abiertas.
Por otra parte, la aportación inicial y las eventuales aportaciones sucesivas están destinadas, obligatoriamente, a nutrir determinados fondos cooperativos no repartibles entre los socios. Entre estos fondos se encuentra el fondo de formación y un fondo de reserva que garantiza un colchón económico en caso de crisis de la empresa. A estos fondos se pueden sumar fondos de reserva voluntarios, repartibles o no, por acuerdo expreso de los socios. El objetivo, como se puede comprobar, es garantizar la viabilidad de la empresa y dar prioridad al sostenimiento del empleo, en el caso de las cooperativas de trabajo asociado.
4 º. Autonomía e independencia
Las cooperativas son organizaciones autónomas de autoayuda, gestionadas por sus socios.?Se protege el valor democrático y de autogobierno, poniendo límites a los convenios o acuerdos con otras organizaciones, incluso públicas. Esos límites se extienden a la participación en el capital de la cooperativa, de forma tal que ninguna entidad, pública o privada, pueda desequilibrar el principio de “un socio-un voto”, ni condicionar la estrategia que desea seguir la mayoría de los socios de la cooperativa.
5 º. Educación, formación e información
Como expresión de los valores de autoayuda y autorresponsabilidad, las cooperativas garantizan la existencia de un fondo de formación que se nutre de las aportaciones de los socios y de contribuciones anuales, previas a cualquier distribución de beneficios entre aquellos. Se trata de un fondo no repartible, como ya he indicado. De nuevo, esta característica expresa cómo se da prioridad a la persona por encima del capital.
La formación se concibe al menos en un triple sentido: en primer lugar, formación para ejercer con autorresponsabilidad el trabajo encomendado (ej. nombramiento de un socio sin formación específica como presidente de la cooperativa o como gerente de la cooperativa); en segundo término, formación para la promoción en el empleo (adquisición de conocimientos básicos, especialización, etc.); en tercer lugar, formación en principios y valores cooperativos, así como en el funcionamiento de la maquinaria cooperativa, como paso previo para quienes deseen adquirir la condición de socio con el conocimiento de sus derechos y obligaciones.
Pero también la formación está muy relacionada con el principio que se ha numerado en 7º lugar –el interés por la comunidad-, ya que parte de este fondo puede destinarse a formar a miembros de la comunidad, del entorno social en el que se asienta la cooperativa, para difundir conocimientos, específicamente cooperativos o no.
6 º. Cooperación entre cooperativas
Es la expresión del valor de la autoayuda y del principio de independencia. Las cooperativas se constituyen en un mecanismo altamente adaptado al trabajo en red, al asociacionismo entre cooperativas (cooperativas de crédito, con cooperativas de trabajo asociado, cooperativas de iniciativa social, cooperativas de formación, etc.)
Bajo mi punto de vista, este principio constituye una aportación fundamental, pues fortalece a las pequeñas cooperativas (que, por otra parte, son las que mejor se adaptan por sus dimensiones a los principios y valores cooperativos) que se apoyan en otras. Asimismo, fortalece el tejido empresarial y social en que arraigan las pequeñas cooperativas que funcionan en red.
7 º. Interés por la comunidad
Las cooperativas trabajan para conseguir el desarrollo sostenible de sus comunidades en los ámbitos económico, social, cultural y ecológico, mediante políticas aprobadas por sus socios.
Lo normal es que la cooperativa nazca en torno a un interés –profesional o social- muy concreto de sus socios. Son intereses propiamente locales, que, gracias al compromiso del cooperativismo con el entorno en el que se emplaza, fortalece el tejido social y empresarial de la zona.
El final….
Tras esta breve exposición, que se desarrolló de forma abierta a preguntas, respuestas y puesta en común de ideas, se inició un último turno de preguntas muy interesante. Algunos de los asistentes tenían interés en iniciar un proyecto empresarial cooperativo y plantearon cuestiones muy concretas, intercambiamos correos electrónicos, y estos días estamos en contacto, poniendo en común información.
Así pues, el día 9 de marzo continúa su andadura.
A propósito, a lo largo de la exposición tuve un apuntador de 90 centímetros de altura, mi hijo, que no perdió detalle de la exposición. Cerrado mi turno, nos fuimos todos juntos, y seguimos con alegría la jornada de Aulas en la Calle en la Plaza del Reina Sofía, en la Calle Atocha, en la Plaza de Santa Ana, en la Plaza Mayor….y más allá.
Maravillas Espín es profesora contratada doctora en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad Autónoma de Madrid