Más de mil efectivos policiales y militares ingresaron durante la madrugada del martes en las comunidades Manguinhos, Jacarezinho, Mandela 1 y 3 y Varginha. El operativo duró media hora y no se registraron muertos. Ocuparon cinco favelas del norte de Río de Janeiro, la zona más pobre de la ciudad.
Las fuerzas de seguridad brasileñas continuarán con las intervenciones militares en las favelas de Río de Janeiro con el objetivo de acabar con las bandas de narcotraficantes y paramilitares que proliferan en esos barrios marginales, confirmó una fuente oficial.
Efectivos de las policías Civil, Militar, Federal y Rodoviária Federal, junto a fusileros navales, ingresaron durante la madrugada en las comunidades Manguinhos, Jacarezinho, Mandela 1 y 3 y Varginha. La operación en la que se utilizaron 24 vehículos blindados y seis helicópteros de varias de esas fuerzas se llevó a cabo para buscar armas y drogas. También tuvo el objeto de preparar la instalación de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), el vigesimonoveno de esa clase de destacamentos desplegados por las autoridades en favelas en las que actúan organizaciones criminales.
El pico en los niveles de violencia de los operativos se vivió el sábado último, cuando efectivos del Batallón de Operaciones Especiales (Bope) de la policía militarizada de Río mataron a cinco sospechosos de narcotráfico.
“Es un paso más para la paz, para la reducción del número de homicidios, de robo de autos, a residencias; el efecto práctico de esto se mide en una vida más tranquila para los ciudadanos”, celebró el gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral. El megaoperativo policial comenzó poco antes de las 5 con el paso de 13 blindados de la Marina que se abrieron camino por las calles de cuatro favelas de Manguinhos, donde se concentró la fuerza militar. La toma de las favelas llevó unos 20 minutos, según la Secretaría de Seguridad Pública del estado.
El secretario de Seguridad del estado de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, destacó que «toda operación castrense requiere de tiempo y esfuerzo, y aún quedan algunos asuntos por resolver para emprender una acción que ofrezca resultados permanentes», citó Prensa Latina.
“Lo que seguirá será un proceso meticuloso de búsqueda de drogas, de armas y la detención de criminales”, explicó el coronel Federico Caldas, responsable de relaciones públicas de la Policía Militar de Rio. En la también muy violenta favela de Jacarezinho, un gigantesco centro de consumo de crack, la Policía Civil intensificó su presencia, pero no hubo ocupación. “La Policía Militar necesita de más tiempo para ocupar esta área. Lo que vamos a hacer es tener una presencia constante allí”, precisó Fernando Veloso, subjefe de la Policía Civil, a la televisión Globo News. Cabral adelantó que una UPP será instalada en Jacarezinho en 2013.
El gobernador de Río de Janeiro dijo que tras la ocupación militar de esas zonas comenzará un proceso de pacificación, que incluye obras de infraestructuras y servicios sociales.
“Lo más importante es devolver un territorio a 70.000 personas sin disparar un arma de fuego y sin derramar una gota de sangre. Es una victoria importante para la sociedad, para la población, para el servicio público”, celebró el secretario de Seguridad de Río, José Mariano Beltrame. En un primer balance, las autoridades informaron del arresto de tres personas requeridas por la Justicia y de la incautación de 60 kilos de cocaína, un fusil, municiones y cargadores. Algunos vecinos se asomaron a sus ventanas para ver a los policías subir por las calles de la favela por primera vez en décadas».
Según fuentes castrenses, 28 comunidades fueron pacificadas hasta el momento y estas zonas se ubican próximas a las áreas donde transcurrirán los partidos del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
“Creo que es muy bueno que llegue la paz a Jacarezinho”, dijo Paulo Cesar, de 35 años, mientras se encaminaba a la misa del domingo. “Todos los días son tranquilos aquí, sólo hay violencia cuando hay operativos policiales».