En el marco del Simposio Internacional Estrategias después de Río, realizado durante los días 10 y 11 de octubre pasados, activistas, abogados internacionalistas, representantes de algunos gobiernos del continente latinoamericano, pusieron en el centro del debate una de las propuestas más innovadoras que surgieron el marco de la Cumbre de los Pueblos y la Cumbre Oficial llevadas adelante en Río de Janeiro-Brasil, en el mes de junio de 2012.
El constitucionalista colombiano Juan Montaña afirmó que se trata de un tribunal para juzgar al capitalismo y sus agentes, las empresas transnacionales. Desde esta perspectiva, el tribunal tendría como competencia juzgar éticamente y a nombre de los pueblos del mundo, a los agentes del mercado que movidos por su afán de lucro y cobijados pro el concepto de desarrollo, cometen crímenes contra la naturaleza.
Desde la perspectiva de Montaña, la relevancia simbólica de una iniciativa de esta envergadura debe ser complementada de manera clara por el alcance jurídico que debería tener: los juicios que se hagan a las transnacionales y a los agentes del neodesarrollismo deben tener consecuencias jurídicas y no solo éticas, afirmó Montaña. Adicionalmente, el respeto y protección a los Derechos de la Naturaleza tendrán que ser exigibles no solamente a los Estados sino también a particulares. Una perspectiva como esta supone, de manera ineludible, fortalecer los mecanismos regionales de integración política, pues son estos espacios los que podrían contar con las herramientas teóricas, técnicas, jurídicas y , sobre todo, con la voluntad política para llevar adelante esta iniciativa.
El abogado argentino Enrique Viale, a favor de esta iniciativa, agregó que en América Latina estamos “asistiendo a la aceptación de la depredación de la naturaleza y que “en el altar de las ventajas comparativas” se están sacrificando pueblos y comunidades enteras. La megaminería y el extractivismo no son compatibles con los Derechos de la Naturaleza y, en nuestro continente, al tiempo que se desarrollan conceptualmente los derechos ambientales y de la naturaleza, se negocian los recursos naturales generando una enorme distancia entre el relato y la realidad.
Por su parte, Cristovan Buarque, senador de la República de Brasil y Presidnete de la Comisión Preparatoria de la Cumbre de Río, considera complemante justificable la iniciativa de este Tribunal Internacional. “Todo crimen es contra el futuro” afirmó el senador Buarque y enfatizó la urgencia de la creación y puesta en marcha del Tribunal, sostenido en el movimiento social planetario.
“Los políticos no somos capaces de trabajar problemas planetarios a largo plazo. El movimiento social sí puede hacerlo”, afirmó Buarque.