Europa es cada vez menos democrática. Las decisiones importantes se toman siempre entre unos pocos.
Basta de “delegaciones de poder”. Que las poblaciones puedan decidir directamente.
Los medios de comunicación confunden interesadamente Europa con sus gobiernos.
El domingo 5 de julio, el pueblo griego votará en un referéndum sobre la propuesta ofrecida al gobierno griego por las “instituciones europeas”. Cuando el primer ministro griego Tsipras convocó este referéndum cometió un pecado mortal según los poderes establecidos: pretender dejar en manos del pueblo una decisión tan importante.
Europa presume de democrática pero lo cierto es que, salvo excepciones, todas las decisiones importantes se toman en pequeños círculos. En algunos casos, los miembros de estos círculos han sido elegidos en elecciones libres -aunque sea muy discutible la forma que adoptan las respectivas leyes electorales- mientras que en otros casos ni siquiera eso. La democracia “representativa” estaba bien hace 200 años, pero hoy día, con los avances digitales, es absurdo que los parlamentos sigan funcionando del mismo modo, y mientras tanto la población alejada de la toma de decisiones.
Si en lugar de esclavizarnos al trabajo, o a la falta de este, viviéramos en sociedades auténticamente ocupadas en mejorar la vida de las personas, todos podríamos estar muy bien informados sobre los asuntos públicos, y participar con frecuencia en las decisiones. Sin embargo, esto es lo último que le interesa al poder, y los gobiernos europeos están formados mayoritariamente por personas que responden a los intereses de ese poder.
Para reforzar este estado de cosas, los medios de comunicación masiva, casi siempre privados, están dirigidos por personas afines a esos mismos círculos de poder, y obviamente están orientados a mantener el actual status quo. Prueba de ello es la intencionada confusión que se genera estos días al identificar a los gobiernos y las “instituciones” europeas con Europa. Europa no es la Comisión Europea, sino las personas que viven, sufren y aman en este continente. Pero no son estas personas las que se oponen al pueblo griego, son sus “representantes” quienes se plantan, sin consultar a sus respectivos “representados”, no sea cosa que alguno se lleve una sorpresa.