Hay infinidad de comentarios en los medios acerca de cómo deberían votar los griegos para evitar el apocalipsis. Algunos dicen que deberían continuar aceptando las condiciones exigidas por el FMI, el Banco Central Europeo y la Unión Europea. Otros dicen que deberían rechazar esas condiciones y volver atrás y negociar con un mandato más fuerte.
¿Cómo podemos darle sentido a todo esto? ¿Qué consejo tendrían que aceptar los griegos, y por qué? Echemos una mirada a las distintas posturas:
¿Aceptar la austeridad?
Al votar sí, Grecia vota por aceptar el paquete de medidas que se viene negociando desde enero, pero que el gobierno de Atenas finalmente no ha podido aceptar, reconociendo que escapa al mandato que el electorado le concedió.
Si Grecia vota sí, es casi seguro que el país tendrá que involucrarse nuevamente en otra elección. Es inconcebible que el gobierno de la coalición dirigida por Syriza pudiera quedarse en el poder sin ganar otra elección. De modo que es probable que los griegos se inclinen por un gobierno de centro-izquierda o de derecha que haría lo que dicen las instituciones.
En este caso, los impuestos subirían, se cortarían las pensiones, todo se privatizaría y el modo de vida sería la austeridad durante una generación. Se erradicarían los derechos humanos y en especial los derechos de los trabajadores, hasta que todos, salvo una pequeña clase alta y clase media-alta, vivan en la pobreza. Los jóvenes griegos emprenderán los pasos ya recorridos por los refugiados sirios, iraquíes y afganos, cargando al hombro lo que puedan llevar y enfilando hacia el oeste en búsqueda de empleo. Por lo menos, los refugiados griegos no serán detenidos en la frontera por traer documentos irregulares –o quizás sí, porque serán millones…
Después de unos pocos años, desembarcará la inversión extranjera y el ingreso del turismo, se construirán “call centers” y fábricas con personal altamente calificado, pero también el país será conducido a un nivel social de país en vías de desarrollo, como Bangladesh e India, donde la absoluta pobreza convive con la extrema riqueza.
¿Rechazar la austeridad?
Al votar no, Grecia rechaza las medidas y Alexis Tsipras puede enfrentar fortalecido a sus socios europeos, porque cuenta con el apoyo del pueblo griego. Puede insistir en que las medidas son inaceptables y decirles cuál es su posición final de negociación, y ellos pueden aceptarla o rechazarla.
Dada esa situación, son las instituciones las que deben decidir qué se debe hacer. Pueden modificar su posición de negociación y acordar con las propuestas menos austeras que formuló Grecia o pueden insistir en que Grecia pague su deuda en virtud de los acuerdos pactados con los gobiernos anteriores. En este último escenario, Grecia no tiene el dinero, tiene que declararse en quiebra y emitir una nueva moneda para permitir el mercado interno de bienes y servicios.
¿Qué consecuencias trae el abandono del euro?
La nueva moneda perderá valor rápidamente, pero el comercio interior puede continuar. Todo aquel que tenga ahorros en el banco tendrá su dinero en la nueva moneda, lo que significará efectivamente una pérdida en comparación con el valor anterior en euros. Cualquier persona que compare el valor de sus activos con el valor en otras monedas percibirá que habrá perdido una cantidad importante de riqueza. Pero si una casa vale 40.000 euros un día y 40.000 dracmas al día siguiente, no importa, porque su valor en relación con otras casas en el país sigue siendo el mismo.
Las empresas que le deban dinero a otras empresas en el exterior se encontrarán de pronto con que no pueden pagar sus facturas porque la devaluación del dracma frente a otras monedas del mundo significará que esas facturas ahora son varias veces más altas de lo que eran originalmente.
Cualquiera en Grecia que haya ahorrado para pasar unas vacaciones en el exterior, de pronto no será capaz de pagarlas. Todo lo que se compre en el exterior resultará fenomenalmente caro, así que Grecia tendrá que construir fábricas para la manufactura de todo lo que necesite.
La deuda que el gobierno griego tiene con los bancos extranjeros significará pérdidas enormes.
Paralelo con Argentina
Es fácil para las instituciones y los comentaristas decir que Grecia está frente al apocalipsis, pero esta afirmación no toma en cuenta que Grecia ¡ya está en el apocalipsis!
Cuando uno camina por las calles de Atenas ve que hay miles de personas viviendo allí. Cuando uno sale del supermercado hay gente hambrienta que ruega por un paquete de galletas. Se estima que se han suicidado 11.000 personas desde 2008 a hasta el día de hoy. Otros se están muriendo por falta de acceso a la atención médica, incluso los que llegan a atenderse con un doctor después no tienen dinero para comprar sus medicamentos o hacerse los análisis necesarios para controlarse. Los niños van a la escuela hambrientos porque no hay dinero en casa para desayunar. ¡Estamos hablando de un país desarrollado, no es África subsahariana!
En este contexto es interesante analizar lo que pasó en Argentina en 2001, porque sucedió una situación similar. La moneda argentina se había equiparado efectivamente 1:1 al dólar estadounidense. La situación devino insostenible, los bancos sacaron todos los dólares del país, el peso perdió su valor de un día para otro. La gente que tenía dinero en el banco destinado a tratamientos médicos vitales a efectuarse en el extranjero, tristemente murieron. El país era un caos, especialmente para aquellos que tenían dinero en el banco. De la mañana a la noche la gente que tenía su dinero en dólares manifestaba en la puerta de los bancos golpeando cacerolas para hacer ruido como forma de protesta. Nunca recuperaron su dinero.
Sin embargo, hubo una revolución: una revolución económica, no-violenta. El gobierno rechazó pagar la deuda a sus acreedores, se declaró en quiebra y en cambio usó el dinero para invertir en la economía. La relación peso dólar se fue de 1:1 a 4:1, hubo un auge de las exportaciones y el turismo. En 2005, Argentina hizo un último pago al FMI para repactar su deuda –gracias al apoyo de Venezuela, rica en petróleo–, se implementó un programa de nacionalización y el país experimentó uno de los mayores crecimientos económicos del mundo. No obstante, actualmente, la inflación es alta y hay control de divisas, de manera que no todo es perfecto en el país.
Entonces, ¿qué haría yo?
Primero veamos qué es lo que está en juego. Si la gente vota por la austeridad, ganan los bancos. Si la gente rechaza la austeridad, los bancos pierden.
¿Qué significa que los bancos pierdan? Significa que no van a conseguir que le devuelvan el dinero de los préstamos al gobierno griego. Tendrán que amortizarlos completamente o concretar algún tipo de acuerdo aceptando mucho menos de lo que quieren. Tal vez algunos bancos se declaren también en quiebra y los gobiernos extranjeros tendrán que proteger a los individuos y pequeñas y medianas empresas, y asegurar sus depósitos, pero el lado comercial de esas actividades bancarias, el sector que hace dinero con la especulación, se habrá terminado. Esto no es malo, ya que es por la especulación que estamos en este embrollo. La economía griega podría implementar una nueva moneda, y la economía experimentaría una mejora inmediata.
¿Qué significa que ganen los bancos? Significa que el pueblo griego tendrá que, efectivamente, pagarle dinero a los bancos por el resto de su vida laboral, y una mínima parte de ese dinero se destinará a pagar los préstamos, la mayor parte será para pagar los intereses y muy poco irá para la reconstrucción de la economía.
Cuando las personas están en austeridad, cuando no tienen dinero y cuando no hay apoyo del Estado, o de la familia que vive bajo las mismas circunstancias, la gente termina viviendo en la calle en condiciones terribles y muere prematuramente. Es tan simple como eso.
De modo que, al pensar cómo votar, yo sería muy cuidadoso con lo que escuche en los medios. Para algunos, un voto contra la austeridad es un voto a favor de abandonar a la Unión Europea. No crea en los medios que dicen eso, es como decir que un voto en contra de la austeridad es un voto a favor de abandonar la OTAN. No tiene relación.
Si yo tuviera que votar el domingo, votaría por los seres humanos y no por los bancos. Espero que el pueblo griego llegue a esta misma conclusión y vote por los seres humanos, no solo por ellos, sino por toda persona ordinaria, trabajadora de Europa, porque si los bancos matan a Grecia, seguramente luego irán por otro país, y por otro, y otro.