Esta frase ‘¡A la gente no se la mata!’ nos la dijo una vez Silo en una cena informal, cuando se iban comentando las atrocidades de las dictaduras militares de América el Sur y en el caso hipotético de que alguien se encontrara en la calle con un ex-tortuador, ¿Qué hacer? En ese contexto él dijo esa frase categóricamente, dando un golpecito en la mesa… Aquello fue a comienzo de los 90, hoy nos dicen que esa fue una táctica importada de los Servicios de Inteligencia Francesa hacia 1975, que ellos aplicaron contra las revueltas argelinas de independencia.
Bien, esa frase me sacude la mente cada vez que sucede un atentado atroz, o varios, como los de este viernes 26 de junio pasado, en Kuwait, Sur de Francia, Túnez y demás por el denominado ’terror yahadista’. Esto mientras sigue las matanzas en Siria, Libia, y las penurias de las precarias embarcaciones cruzando el mediterráneo con africanos hambrientos o buscando asilo. Y recién se produjo la matanza en la ciudad del sur de EEUU Charleston (18 de junio 015) donde un joven de 21 años decide disparar a mansalva con una pistola que recién le han regalado (¿?). Tampoco hace mucho de la matanza de estudiantes en Iguala México (26 de setiembre) en manos de sicarios y policías del lugar, aún sin respuesta a sus familias.
Evidentemente los que perpetran estas monstruosidades no tienen o no aceptan esa información de que ‘a la gente no se la mata’. Un estudio superficial denota que la conciencia en estos –y otros tantos- casos se encuentra francamente alterada, imágenes alucinatorias en vigilia se le presentan al sujeto como algo de lo más ‘real’ y adecuado a realizar y así procede, ¿Cómo se puede distorsionar tanto la realidad? Porque quién perpetra estos horrores lo hace deliberadamente, en base a creencias, e ideologías, que lo justifiquen planamente, e incluso creen que aportan una solución a algún problema. El drama del sur estadounidense hay quienes lo justifican diciendo que la esclavitud (también atroz) es el arrastre de una etapa para nada superada…
El caso de la violencia en el islam parece estar justificada en una tendencia llamada salafimo (que propone volver a la pureza original de los musulmanes suníes (as-Salaf)) y/o en la del wahabismo (que se considera una variante surgida en el siglo XVIII), pero no queda claro si estas modalidades del Islam fundamenten la violencia brutal. En general se habla de la ‘guerra santa contra el infiel’, la Yihad; no obstante expertos en el Corán nos dicen que aun cuando se menciona la Yihad más de 40 veces, sólo en diez son referidas a la guerra.
Karen Armstrong destaca que la yihad también es la mejora personal, compartir con los pobres. Mahoma en su época instaló la paz a Arabia y formalizó la unificación por medio de la diplomacia. Entonces ¿por qué justifican esta violencia ahora propiciada por el llamado EI? Se ve a las clara que hay individuos y agrupaciones que eligen la violencia despiadada como modus operandi, deliberadamente, porque sí. Y aunque a ellos se les aplicara tampoco les importa muchos, pues suelen inmolarse… Una confusión tremenda de impredecibles consecuencias.
Además, creo es muy llamativo que después de los atentados no encontramos, no aparecen, en los medios declaraciones de clérigos o autoridades musulmanas condenando los mismos; quizás si los Imanes hicieran fuerte su prédica pacifista produzcan resultados, y los demás estaríamos algo más esperanzados. O si en EEUU se hicieran más esfuerzos por la no-violencia ciudadana y cancelar la impresionante venta de armas a la población. Y en México ni qué decir. Y así siguiendo en el resto del mundo.
Volviendo a Silo, que ya en su primera arenga publica de mayo del 69 nos esclareció sobre las formas de violencia, nos dice en la introducción a su Psicología que cuando se tenga un registro personal del tipo del asco, -caso de conciencias asqueada- frente al acto violento, esta podrá cesar; hasta que eso surja, no tendrá fin la violencia enloquecida, pues es claro que el ejecutor entra en una demencia alterada sin límites.
¿Qué ha de suceder para que se entienda y aplique aquello de ‘desmantelar la bomba interna’ y ‘sentir la paz interna y llevarla a los demás’? Y, por ende, no se mata. Habrá que seguir aportando en este sentido. En eso estamos.