- El autor analiza el modelo de televisión autonómico, al que define como “de partido.
- Denuncia que se construyó sobre 800 despidos, “para seguidamente contratar una redacción paralela de su confianza”.
Por Miguel Álvarez-Peralta para lamarea.com
Todos hemos sido testigos del desastre al que el Partido Popular ha conducido a la televisión pública de Madrid. Su modelo de televisión “de partido” se construyó sobre 800 despidos, para seguidamente contratar una redacción paralela de su confianza, sin consejo de informativos, ni protocolos de transparencia, Derecho de Acceso, defensor del espectador, etc. Se ha utilizado la institución como agencia de colocación del partido y como centrifugadora de fondos hacia productoras amigas. Así, la televisión de los madrileños ha degenerado en unos niveles de manipulación y falta de pluralidad que han hundido la audiencia hasta convertirla en la autonómica menos vista. Otro tanto ha ocurrido con Ondamadrid.
Con esta gestión, Madrid ha perdido una de sus principales herramientas para la regeneración política, una radiotelevisión plural que cumpla con las funciones de servicio público: contenidos educativos e integradores, referente en innovación y calidad, con rigor en la información y pluralidad en el debate. Se desaprovecha el potencial de RTVEM para vertebrar nuestra comunidad convirtiéndose en motor de un tejido productivo audiovisual capaz de generar empleo y dinamizar la economía regional. El Partido Popular es consciente de ello: sencillamente tenía prevista la pérdida de audiencia como paso previo a la privatización, venta o cierre, igual que ha ocurrido con otros servicios públicos. No sólo lo ha explicitado en varias ocasiones, es que hemos visto aplicar la receta en Valencia, Murcia, Castilla-La Mancha, Aragón o Baleares, y ahora también en RTVE.
La campaña de la “despolitización” y su agenda oculta
Tan evidente ha sido el uso partidista, que Cifuentes promete ahora en su investidura la “despolitización” de Telemadrid, anunciando un acuerdo con Ciudadanos. Una buena noticia, sin duda, aunque como les recordó el diputado José Manuel López, “la televisión no se politizó sola” y ahora no bastan promesas, hacen falta autocríticas y hojas de ruta concretas. Se echa en falta que ese acuerdo con Ciudadanos incluya la creación de un Consejo de Informativos, la readmisión de los trabajadores “purgados” cuyos despidos han sido declarados ilegítimos por la justicia, un reglamento claro de transparencia, participación y Derecho de Acceso, un presupuesto estable, y otros aspectos del “Pacto por una Nueva Telemadrid” que firmaron en la Asociación de la Prensa todas las fuerzas políticas salvo, precisamente, Partido Popular y Ciudadanos.
Y es que hay quien teme, no sin motivos, que una cosa sea lo prometido cara a la galería y otra distinta la letra pequeña de ese pacto. El hecho es que ahora mismo el resultado de las elecciones obligaría por fin a formar un Consejo de Administración plural en Telemadrid, que acabaría con la dirección monocolor y permitiría un sistema de equilibrios y contrapesos que ponga final al control político. PP y PSOE podrían nombrar tres consejeros cada uno, mientras que a Podemos corresponderían dos y uno a Ciudadanos.
Pero tras conocer los resultados electorales, Ciudadanos, que al igual que el PP se ha manifestado en favor de cerrar las televisiones públicas, pacta una reforma legal urgente que podría usarse para evadir esa pluralidad, cambiando la forma en el que se elige el Consejo. Plantean la aprobación de un equipo “en bloque” por mayoría parlamentaria, o sea continuar con políticas de rodillo que permitan a la derecha mantener el control y dejar fuera a la tercera fuerza política, quizá incluso a la segunda -en función del tipo de mayoría que para segundas vueltas pacten en esa ley-. Si PP y Ciudadanos cambian ahora las reglas, las opciones de pluralidad en el organismo de control serán todavía peores que en el pasado.
Todos tendrán que retratarse
Por eso se habla de “encrucijada histórica” para Telemadrid. Nuevamente los de Albert Rivera se ven obligados a elegir pose, y parece que optarán por hacer de muleta del partido en el gobierno cuya hoja de ruta para los medios públicos, ya lo hemos visto, pasa por perpetuar la falta de pluralidad, el control político y posiblemente el cierre so pretexto de la crisis. Con ello, la formación naranja agravará su desacreditación como herramienta de regeneración política. Si de verdad tiene interés en la despolitización, Aguado debería ir más allá de los gestos y concretar protocolos estrictos de eficiencia y trasparencia en la gestión, de adhesión al Código Deontológico Europeo, promoviendo la existencia de un Consejo de Informativos y de una autoridad audiovisual independiente como existe en todos los países de Europa. Eso pondría a nuestra televisión a la altura de los estándares europeos. De otro modo, su actual discurso de “despolitización” podría esconder -el tiempo lo dirá- una politización encubierta aún más dura.
Pero también el equipo de Gabilondo será determinante estos días para abrir paso a una radiotelevisión verdaderamente plural. En primer lugar, para hacer creíble su voluntad de cambio, el PSOE debería denunciar este nuevo golpe de mano de la derecha y pronunciarse a favor de que se respete la nueva composición parlamentaria plural en todas las instituciones representativas, también en Telemadrid. Apostar pública y decididamente por una televisión abierta a la sociedad y blindada contra todo tipo de sectarismo político. Si optase por otra salida, tan habitual en la vieja política, se conformaría quizá con garantizarse algunas sillas en el nuevo consejo nombrado “en bloque”, pasando de puntillas por esta cuestión y avalando discretamente la exclusión de esa pujante formación morada que seduce a un creciente número de sus votantes en cada nueva cita electoral. Gabilondo gusta de acudir a Kant cuando afirma que “la mejor política es la honradez”, y ahora tiene una excelente ocasión para demostrarlo.
Por último, el grupo parlamentario de Podemos tiene también en este lance una opción para demostrar ese compromiso con el cambio que trae por bandera, llevando su propuesta de apertura y participación hasta el final. Son tiempos de innovación y regeneración, y la opinión pública debe ser un jugador clave en este escenario. Es fundamental promover un amplio consenso incluyente, participado y transparente, que dé voz a esa amplia diversidad de agentes involucrados y usuarios del audiovisual madrileño en la construcción de la nueva Telemadrid, para poner de verdad, y desde el primer minuto, las instituciones al servicio de la sociedad.
Miguel Álvarez-Peralta (@miguelenlared) es consejero por el Derecho a la Información, y miembro del Consejo de Coordinación de Podemos en la Comunidad de Madrid