Este martes (16) tuvo lugar el tradicional encendido de la llama olímpica frente al templo de la diosa Hera, en el mítico sitio de Olimpia, lugar donde se celebraban los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia.
Esta ceremonia, que se realiza en honor al fuego sagrado que los antiguos griegos mantenían ardiendo durante los Juegos Olímpicos de la antigüedad, marca el inicio del relevo de la antorcha para los Juegos que este año tendrán lugar en París, del 26 de julio al 11 de agosto
En la ocasión, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, expresó que los Juegos “son un símbolo de paz y de la unidad internacional en estos tiempos difíciles que están llenos de guerras y conflictos».
El movimiento olímpico se basa en los ideales de Pierre de Coubertin, quien revivió los Juegos Olímpicos modernos. El pedagogo e historiador francés fundó el Comité Olímpico Internacional en 1894 y su aspiración fue que los Juegos Olímpicos pudieran promover la paz, el entendimiento internacional y el juego limpio. Los primeros Juegos Olímpicos modernos tuvieron lugar en Atenas en 1896 y desde entonces, se han celebrado cada cuatro años, con algunas interrupciones debido a las guerras mundiales.
Los Juegos Olímpicos representan en la actualidad la oportunidad para que atletas de todo el mundo compitan entre sí de manera pacífica, sin importar su origen étnico, su pertenencia religiosa o política.
Por su parte, la llama olímpica y la antorcha simbolizan la conexión entre los antiguos y los modernos Juegos Olímpicos, así como la transmisión de los valores olímpicos de generación en generación.
En el actual contexto internacional, cargado de tensiones bélicas e intereses alejados de estas premisas, el mensaje de esta competencia deportiva adquiere ribetes cruciales.
Ojalá que todas las naciones del mundo y en especial las actuales dirigencias, dejen entrar en sus corazones los fulgores y significados que emanan de la llama olímpica.