Ecuador y México amanecieron sorprendidos e indignados este sábado 6 de abril con la noticia insólita de un nuevo escándalo internacional. El presidente de Ecuador Daniel Noboa, joven heredero de la mayor fortuna del país, ordenó el asalto policial a la Embajada de México, en Quito la capital del país.
En el marco de un gobierno ultra neoliberal y crecientemente autoritario, sustentado en el estado de militarización vigente, un comando especial de la Policía de Ecuador entró a la fuerza a la Embajada la noche del viernes 5 de abril, agrediendo y vejando a varios diplomáticos y llevándose detenido al ex vicepresidente de Ecuador Jorge Glas, quien se encontraba refugiado y tramitando asilo diplomático. “Asalto y violación a la embajada de México” tituló en primera plana el periódico La Jornada de México.
Mientras la Presidencia de Ecuador hacía público, cerca de la media noche, un “comunicado oficial” aduciendo la defensa de la soberanía nacional y juzgando el asilo ofrecido como violatorio al estado de Derecho, invocando un asunto de política interna. El Gobierno de México, mientras tanto, resolvió suspender las relaciones diplomáticas con Ecuador, ya que “se trata de una violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México”.
Diversos gobiernos, líderes regionales y organizaciones latinoamericanos han emitido sus declaraciones de rechazo ante esta violación autoritaria y han dado su apoyo casi unánime a México, informó El País de España, bajo su titular “América Latina condena asalto policial a la embajada mexicana en Ecuador”. El gobierno brasileño condenó en los términos más firmes esta acción que “constituye clara violación a la Convención Americana sobre Asilo Diplomático y a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas”.
El ex vice Canciller de Ecuador, Fernando Yépez, ha declarado que “no hay precedente de este acto de barbarie contrario a la convivencia civilizada, que tendrá consecuencias muy graves para el Ecuador, para la región, para la propia ejecución del derecho internacional”. El Ex Presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, declaró a su vez que “no es un simple error, es una imbecilidad propia de un gobernante mediocre, enfermo de poder, empeñado en perfilarse como un duro, buscando réditos electorales” (@AlbertoAcostaE).
Esta medida, que ha sido fuertemente condenada a nivel internacional, no solo rompe la tradición de relaciones diplomáticas y económicas cordiales y fluidas que han mantenido Ecuador y México, sino que pone en riesgo la convivencia pacífica entre pueblos hermanos y alimenta un clima de discordia y tensión entre países latinoamericanos, promovido en este último tiempo por gobiernos de extrema derecha.