Aprovechando los presuntos agujeros de seguridad en la Defensa Israelí provocados por el cisma entre los reservistas y Netanyahu, el brazo armado del grupo islamista Hamas, lanzó la mayor ofensiva militar desde el 2007 con la infiltración de decenas de sus miembros en localidades israelíes y el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas , incluyendo Tel Aviv y Jerusalén, con el resultado de 1200 víctimas israelíes y 120 rehenes.
El diario israelí Haaretz, en una editorial del 8 de octubre acusó directamente a Netanyahu de «ser el responsable de esta guerra entre Israel y Gaza» y asimismo, la opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar las informaciones egipcias. Así, según fuentes egipcias, 10 días antes avisaron presuntamente a Netanyahu de que Hamas preparaba una gran ofensiva contra Israel, extremo que fue negado por Netanyahu en un tuit en el que acusaba de negligencia a los servicios de Inteligencia, consiguiendo de paso enemistarse con los poderosos servicios del Mosad israelí.
La sociedad israelí entró en shock al constatar la ineficacia de la Cúpula de Hierro que se vio colapsada por el lanzamiento al unísono de cientos de misiles y por la crudeza de las imágenes de la muerte de cientos de participantes en el festival de «Tribe of Nova» que se celebraba cerca del kibutz Reim y difundidas por el Gobierno de Netanyahu para provocar en la sociedad israelí la petición unánime de castigo
Netanyahu, sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán, aprovechó la ocasión para declarar el Estado de Guerra (defensa de la seguridad de Israel) y desencadenar una demoledora ofensiva en la Franja de Gaza que le otorgara un incremento de la popularidad perdida por su fallida reforma legal y le permitiera obviar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza.
¿Qué se esconde tras la invasión de Gaza por Israel?
Para ello, el Tzahal implementó la llamada Doctrina Dahiya, llamada así por el suburbio chíita de Beirut que fue arrasado por la aviación israelí como castigo por la derrota de Israel ante Hizbula. La Doctrina Dahiya es una doctrina militar formulada por el general israelí Gadi Eizenkot y seria «una guerra asimétrica en las zonas urbanas mediante el uso de la fuerza desproporcionada en represalia contra las zonas civiles utilizadas como base para los ataques como elemento disuasorio».
Tras el castigo asimétrico infligido por Israel, toda la infraestructura básica, escuelas, mezquitas, hospitales y el 90% de los edificios de Gaza habrían sido arrasados por los bombardeos sistemáticos de la aviación con el resultado de más de 32.000 víctimas civiles palestinas y varios miles más enterrados entre los escombros.El verdadero objetivo de la campaña militar de Gaza sería provocar una segunda nakba en la que 1,5 millones de palestinos se verán obligados a abandonar una Gaza convertida en un amasijo de escombros y restos humanos que imposibilitará el retorno de la población gazatí desplazada y confinada en el campo de concentración al aire libre ubicado en Rafah, situación descrita por el alto Comisionado para los DDHH de la ONU, Volker Türk como «apocalíptica», al tiempo que advierte «del creciente riesgo de genocidio».
Dicho confinamiento forzoso de la población gazatí sería una medida de presión para que Egipto abra su frontera y los palestinos queden asentados en la Península del Sinaí, tras lo cual Israel procederá a la Declaración unilateral de la soberanía sobre Gaza y sus zonas marítimas. Así, Israel asumiría el control de las ruta marítimas y la exploración de las reservas de gas gazatíes que quedarían integrados en las instalaciones en alta mar de Israel y procedería a la construcción del Canal Ben Gurion. Este proyecto, que lleva el nombre del padre fundador del régimen de Israel, David Ben Gurion, fue concebido a finales de la década de 1960 con miras a crear una ruta alternativa al canal de Suez, la principal ruta marítima que conecta Europa y Asia y que de esta forma quedaría bajo control judio- estadounidense.
Posteriormente, en la segunda fase de la limpieza étnica emprendida por Israel, asistiremos a la expulsión de la población árabe de Jerusalén Este y a la imparable extensión de asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania, quedando Ramala como islote palestino en un océano de colonias israelíes donde languidecerá un Abbas devenido en mero siervo de Israel.
Lamentablemente, la sociedad israelí en su inmensa mayoría sería cómplice silenciosa y colaboradora necesaria en la implementación del sentimiento xenófobo contra la población árabe-israelí ( el 70% de los judíos israelíes se opondrían ya a la igualdad de derechos de sus compatriotas árabes). Asimismo, tras el ataque de Hamas el 7 de octubre, una inmensa mayoría de la sociedad sería partidaria de incrementar los asentamientos de colonos en Cisjordania así como copartícipe el genocidio cometido en Gaza, lo que anticipa el finiquito de la sui generéis democracia israelí y la instauración de un régimen teocrático-militar en la próxima década que conllevará que amplios sectores de la juventud laica y urbana israelí deban optar por engrosar la lista de colonos teledirigidos por los haredim o emigrar a Occidente para escapar de la distopía teocrático-militar.