En el contexto del desquiciamiento de las y los líderes políticos del “primer mundo”, en que se están demostrando incompetentes para detener las masacres de decenas de miles de civiles en Gaza (así como en otras latitudes del planeta), resulta insuficiente para la gente común y corriente, el acertado NO del gobierno a la participación de Israel y su industria bélica en la FIDAE (Feria Internacional del Aire y del Espacio 2024, ámbito de ventas de tecnología y armamento bélico). Esto es así, porque Chile, un país de Paz y de respeto a los acuerdos internacionales, a su normativa (como el acuerdo de Ginebra) y a sus resoluciones (Consejo de Seguridad de ONU pide el “cese el fuego inmediato” en Gaza; llamado posible porque se abstuvo Estados Unidos en esta votación), no puede mantener vigente esta Feria armamentista en territorio nacional, avalando una dirección política reñida con los valores de la vida, que hoy más que nunca requiere de posturas y acciones
concretas, complejas, pero absolutamente necesarias, frente al avance de la monstruosidad, como es palpable en la situación inhumana que está sufriendo la población civil Palestina.
La cultura bélica
Una contradicción profunda total con el pensamiento democrático, son los valores y actividades que caracterizan a la visión militar del mundo basada en la obediencia ciega e incuestionada del poder y su imposición por medio de las armas y el terror. La historia de la humanidad ha sido testigo de más de 2.500 guerras en las que han perecido millones de seres humanos. Guerras que se llevan a cabo para “redistribuir bienes”, mediante la violencia armada, en beneficio de algunos y desmedro de otros.
El complejo militar industrial, cáncer que corroe los valores humanistas y el espíritu cívico, pretende legitimarse y los estados violan los acuerdos y tratados internacionales y los derechos de las naciones y de los pueblos, masacrando poblaciones civiles, justificándose como “daños colaterales”, con el fin de imponer su voluntad o la de los grupos de intereses.
Los actos, de extrema crueldad, realizados en el marco de los conflictos bélicos, caen en la definición de “barbarie” por su falta de civilidad y en el concepto de terrorismo estatal, dado que países supuestamente más “civilizados” se han servido de la ciencia, la tecnología y el desarrollo económico para atacar sin piedad a los países enemigos e irracionalmente a sus poblaciones civiles, desarrollando una serie de armas de destrucción masiva.
El comercio de armas sigue siendo uno de los negocios de exportación más lucrativos para muchos países, principalmente los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Todo ha entrado en crisis, excepto el comercio de armas, que aumenta constantemente año tras año.
El Complejo Militar Industrial Mundial
Según el Banco Mundial, al 2021 en “El Complejo Militar Industrial” trabajan, aproximadamente, 27.671.000 personas en todo el mundo. El SIPRI (Instituto internacional de investigación para la Paz de Estocolmo), reconocido por su fiabilidad, proporciona datos sobre la industria armamentista, incluyendo cabezas nucleares, gasto militar y comercio de armas. Los nueve estados que producen armas nucleares: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte, siguen modernizando sus arsenales nucleares. Las cifras de ojivas en Israel son estimaciones, ya que este país nunca ha permitido inspecciones internacionales ni tampoco asumido ni negado la posesión de ojivas nucleares. Otras organizaciones estiman que puede tener hasta 400 ojivas nucleares.
En el 2022 cerca de 9.440 ojivas nucleares estaban en reserva militar, con 3.732 desplegadas y unas 2.000 en alerta operativa máxima, principalmente en Rusia y Estados Unidos. Por su parte, EEUU tiene armas nucleares en varios países europeos mientras Israel posee alrededor de 90 armas nucleares, con estimaciones de hasta 400. Rusia y Estados Unidos mantuvieron estables sus arsenales nucleares estratégicos, pero China está expandiendo su arsenal. Sin embargo, la información del SIPRI es aproximada. Las ojivas desplegadas se refieren a las colocadas en misiles o bases operativas, mientras que las almacenadas requieren preparación para su despliegue. Existe un tratado desde 2010 sobre medidas adicionales para la reducción y limitación de las armas nucleares estratégicas, que no limita los inventarios totales de ojivas nucleares no estratégicas (las armas nucleares estratégicas apuntan a objetivos civiles, las armas nucleares tácticas a objetivos militares).
En 2020, las ventas de armas y servicios militares alcanzan los 531 mil millones de dólares, con un aumento del 1.3% respecto al año anterior. El gasto militar mundial superó los 2 billones de dólares anuales, aumentando un 2.6% interanual mientras que el PBI global disminuyó un 4.4%. Estados Unidos encabeza el gasto militar, albergando 41 de las 100 principales empresas armamentísticas. El despliegue militar estadounidense comprende una red de alrededor de 1,000 bases e instalaciones en todo el mundo, con presencia en países como Alemania, Italia, Japón y Corea del Sur, entre otros que abarcan todos los continentes del mundo.
Además, EE.UU. posee flotas navales que cubren la mayoría de los espacios marítimos globales. El complejo militar-industrial, respaldado por avances científico-tecnológicos, incluye, retorcidamente, áreas como la investigación bioquímica, la informática, la ingeniería satelital y la inteligencia artificial, donde EE.UU. lleva por mucho la inhumana delantera.
La violencia y la resolución de conflictos
El uso de la violencia como medio de solución de conflictos es una realidad visible, extendida, arraigada y lamentable, presente en nuestra vida cotidiana, en nuestras relaciones humanas e interpersonales y en todos los espacios posibles e imaginables, justificadas muchas veces como parte intrínseca de una supuesta “naturaleza humana”. Pero siempre, en simultáneo, hemos visto en casi todas las épocas y en muchos puntos geográficos, la aparición de una actitud ética, solidaria y compasiva que es revolucionaria y humanizadora, u “otra naturaleza humana”.
La creación de una conciencia mundial noviolenta, será el paso necesario hacia un mundo libre de violencia, no sólo en sus expresiones físicas, como son las guerras, sino también, libre de violencia económica, racial, religiosa, sexual, psicológica y moral.
El cese de las guerras y los conflictos armados en todo el mundo, y la eliminación completa de las armas nucleares; el desarme proporcional y progresivo de las armas convencionales; la retirada de las tropas invasoras de los territorios ocupados; la renuncia de los gobiernos al uso de la guerra como medio para resolver conflictos mediante reformas constitucionales que prohíben explícitamente el uso de la guerra; y una redefinición del papel de las Fuerzas Armadas actuales, es una necesidad para salir de la monstruosa crisis humanitaria actual, y abrirnos a un avance civilizatorio que supere esta prehistoria humana.
Por un Chile Noviolento
Definitivamente en la situación actual, la ciudadanía chilena clama por un poco de cordura y de empatía con el dolor y el sufrimiento humano, provocado por las insensibles ambiciones capitalistas.
Es necesario llevar adelante toda acción política y diplomática y de justicia internacional, que permita los alto al fuego; esa es hoy la prioridad, tanto para el ejecutivo y también para todos los ámbitos de poder en nuestro país; además, del necesario diálogo, la cooperación y la coordinación de acciones noviolentas de alto impacto, entre todas aquellas personas y organizaciones civiles interesadas en un mundo mejor para todos los seres humanos. Y definitivamente, desactivar la FIDAE de una buena vez y para siempre.
Redacción colaborativa de Ricardo Lisboa Henríquez; M. Angélica Alvear Montecinos; Sandra Arriola Oporto; Guillermo Garcés Parada y César Anguita Sanhueza. Comisión de Opinión Pública