Un título sugerente que nos recuerda sin duda a uno de los escritores más famosos del mundo, León Tolstoi. Sin embargo, este título se ha convertido en una realidad vigente y clara, en un peligro ambicioso en la que nos quieren hundir a los europeos para prepararnos a una guerra impulsada por los líderes europeos sumidos en un hipnotismo brutal, que ansían la guerra como única solución del desastre económico globalizado y de los impulsos geopolíticos planificados por los amos del mundo.
La situación es grave y peligrosa si la sociedad no actúa a su debido tiempo para parar este camino bélico que lo único que nos llevará es a la ruina y la destrucción. Es impensable, que unos políticos gobernantes que son los que tienen que salvaguardar la seguridad de sus ciudadanos, proteger sus intereses y velar por la paz y la amistad entre las naciones, escupan de sus bocas proclamas para la guerra, aumentando sus presupuestos para armamento, realizando declaraciones peligrosas e impensables como la del presidente de Francia Emmanuel Macron gritando que se deben enviar tropas a Ucrania a sabiendas que de hacerlo sería una tercera guerra mundial o la ministra de España, en la que con toda serenidad y tranquilidad declara en una entrevista, que “ los ciudadanos españoles no son conscientes de que nos encontramos ante una amenaza total y absoluta de guerra”. Y hacen estas declaraciones sin el más mínimo sentimiento de culpabilidad, con desprecio a la paz y desechando la diplomacia y la búsqueda de una Europa estable y de seguridad a sus ciudadanos. Declaraciones por otra parte que se están extendiendo por otros líderes europeos que alimentan ellos mismos la inseguridad de sus países y fomentan los incentivos y compras a las empresas de armamento.
Sin embargo, a pesar de todo ello, la sociedad se encuentra anclada ante un mutismo peligroso que de no actuar masivamente, los líderes guerreros nos llevaran ante un callejón sin salida. Ellos saben perfectamente cómo manipular las informaciones, como falsear datos para que hagan de sus declaraciones un asunto de estado, como ocultar las verdaderas razones de sus objetivos y cómo mantener a la prensa bajo su control y desviando la atención hacia los problemas sociales que más afecta al bienestar social.
Saben perfectamente, que de entrar Europa en guerra contra Rusia, todos perderían. Enfrentarse a una potencia nuclear es un suicidio colectivo. ¿O es que han olvidado las bombas de Nagasaki e Hiroshima? Entre una fuerza nuclear, el mundo dejaría de ser mundo y se convertiría en ceniza radiactiva. Lo saben y a pesar de ello insisten en que nos tenemos que preparar para la guerra. Rusia no nos ha hecho nada a nosotros y son sólo Ucrania y ellos los que tienen que poner fin a ese conflicto y el resto de los países trabajar para conseguir un alto el fuego.
Europa ya ha movido ficha por su Presidenta de la Comisión que también alienta a prepararnos para la guerra contra Rusia, entregar armas a Ucrania destinadas a matar sin que exista un debate de ética y paz para frenar la confrontación. Rusia es el ogro y ¿Qué ocurre con Palestina donde se está cometiendo un genocidio al amparo y consentimiento de la Unión Europea? Una vergüenza que todo hombre de paz sabe que se está cometiendo. Los 27 estados miembros de la Unión Europea, tanto de izquierdas como de derechas, están de acuerdo en avanzar hacia una economía de guerra y España no se queda atrás. Ya no importa la agenda 2030, ni la crisis climática. Solo les importa prepararse para combatir en la Europa del Este, que por otro lado, ellos, sus familiares ni sus allegados irían al frente.
Una teniente coronel en activo de la Fuerza Aérea griega, en público y ante miles de personas, ha denunciado a la Unión Europea y la OTAN por actuar con intereses que pisotean la condición humana, haciendo una clara referencia al genocidio del pueblo palestino y a otros conflictos anteriores. Aclama que hay que defender y preservar la paz, defender la felicidad de nuestros hijos y la felicidad y prosperidad de los pueblos.
En contraposición a todo este ambiente bélico que los líderes políticos nos quieren transmitir, el Papa Francisco llama a la unidad, a la paz, a una colaboración más estrecha entre el conocimiento indígena y el científico para abordar la pérdida de biodiversidad y las amenazas a la seguridad alimentaria y sanitaria que enfrenta el mundo hoy.
Y acabando con este cúmulo de graves noticias y alguna esperanza escondida en el corazón de la gente de buena voluntad, no puedo terminar este planeamiento con el negocio abusivo ocurrido con las mascarillas en la pandemia que parecen querer olvidar en este país, donde las graves irresponsabilidades se solucionan con el olvido inmediato y pasar página de forma rápida para no encontrar responsables.
En esta pesadilla de guerra y paz, nos encontramos con un informe demoledor en que se calcula que más de 4.000 personas mayores en 2020 y sólo en Madrid, se podrían haber salvado si hubieran sido trasladas a centros hospitalarios en lugar de abandonarlos como si de escoria se tratara, en un crimen que la propia fiscalía ha archivado de manera contundente sin buscar a responsables, olvidando una vez más los hechos graves ocurridos. Este informe está elaborado por la Comisión Ciudadana por la verdad, impulsada por asociaciones de familiares y sociedad civil. Tenemos el deber de no olvidar, pero ellos parece que tienen el deber de ocultar posiblemente hasta dentro de 20 años cuando los posibles delitos hayan prescrito.
Se acerca las elecciones Europeas y debemos exigir y votar, a los partidos que claramente y en público, muestren su intención de acabar con este ambiente belicista de la Unión Europea comprometiéndose a votar en contra del aumento de los presupuestos de armamento, el acabar con los incentivos a las empresas de armamento que la Presidenta de la Comisión Europea dijo que llevaría a cabo de forma inminente y la firmeza de trabajar por la paz, con diplomacia y sin el envío de armas a ningún país en conflicto bélico para seguir sembrando muerte y destrucción.
Si ningún partido se compromete a ello, los votos deberían ser nulos, para mostrar nuestra disconformidad en la guerra y velar por la paz de los pueblos, debiendo salir a las calles con banderas blancas, para mostrar nuestro rechazo y que no estamos de acuerdo con ellos que buscan la guerra, porque nosotros sólo queremos la paz.