Por Margarita Rocha
A diez años de su inauguración, Museo Urbano creció no sólo en la cantidad de muestras de arte contemporáneo y de acciones realizadas sino también en la ampliación de su reflexión sobre cómo pensarse y posicionarse en el contexto artístico actual. Conscientes de que las autorreferencias, muchas veces, terminan en halagos, preferimos definir qué cuestiones siguen siendo rectoras de nuestro hacer. Con el tiempo, reafirmamos que Museo Urbano sigue siendo la voluntad de creación de una praxis poética de la circulación artística.
Discutiendo no tanto la legitimidad y validez de las instituciones como tales, sino los regímenes de visibilidad que imponen, MU revela el juego desparejo que existe entre lo que entra y lo que queda fuera; entre lo que se ve y lo que no; entre lo que se dice y lo qué se silencia. En este sentido, se construye como una nueva forma de ser museo que promueve la apertura a nuevas voces, nuevas estéticas y nuevas miradas pero, sobre todo, una nueva forma de sociabilización del hacer artístico. Es así que su acción está mucho más ocupada en la generación y experimentación sobre modos de encuentro entre artistas, público y obras, que en la publicación de una figura determinada.
Mar Solís en el Hospital Rivadavia
En el mundo actual, las evidencias dominan la realidad pero las conciencias siguen ordenándose por las creencias. Es en este vaivén confuso de evidencias y creencias que la política se desenvuelve muy tramposamente porque aquellos que tienen la palabra nos proyectan realidades que se contradicen con sus creencias o intereses. Algo muy similar ocurre en la plástica. Nos movemos en un mapa artístico dominado por un poder económico que nos dice ser “democratizador” y “público” porque incorpora y difunde un arte más “integrador” pero, sin embargo, las evidencias nos muestras que cada vez nos cerramos más en un pequeño circuito abandonado a las reglas de la moda, poco diferenciable ya del diseño y la gastronomía.
Hoy el arte se desarrolla en un campo de conflicto complejo porque no sólo se disputa su autonomía respecto del poder económico, político y religioso, también se pone en juego su capacidad de distinguirse de un orden que tiende a una estetización general de la vida. Pensar los vínculos entre los modos de producción, las formas de visibilidad y las relaciones entre artistas, curadores y públicos es una inquietud que trasciende al sistema del arte. Significa reflexionar sobre las nuevas formas de comunicación, institucionalidad, comunidad y subjetividad que se modelan en el escenario social y tecnológico en el que vivimos. Es desde esta perspectiva que nos animamos a pensar y transformar la circulación como un terreno de acción poética.
Leila Tschopp en el Hospital Argerich
¿Qué es Museo Urbano?
Museo Urbano (MU) es una institución que propone una forma alternativa de ser museo. Su característica principal es no tener edifico ni espacios geográficos determinados, sino la ciudad en general como “cuerpo urbano” a transitar. MU reflexiona sobre los museos no desde lo teórico-conceptual, sino desde lo performático: mediante la creación de un museo diferente que no tiene muros ni edificaciones porque su lugar es la ciudad; un museo que amplía su contenido porque suma el diálogo con los artistas y la mirada del espectador.
MU nace de una inquietud: la inserción y democratización del arte en la vida urbana. Con este fin, su trabajo está dirigido a la creación de nuevas formas de exhibición y circulación de arte contemporáneo que faciliten a la comunidad el acceso al circuito artístico y pongan en relación el arte y la ciudad. Se trata de transformar un estado del arte actualmente focalizado en puntos de alta concentración para intentar diseminarlo por toda la ciudad, logrando un crecimiento continuo.
MU cree que expandir y ampliar los espacios de exhibición y recepción en la ciudad es una estrategia fundamental para la integración y el restablecimiento de la función social del arte como materia que puede “alimentar” culturalmente a toda la sociedad.
Lucas Marín en el Hospital Tornú